Las declaraciones del teniente Joel Gálvez y del soldado Eduardo Mota a la Procuraduría General de la República indican que la inteligencia militar sabía sobre la tragedia, comunica ‘El País’.
«Los comercios cerraron y los vecinos se refugiaron en sus casas. Durante la caza, dos estudiantes murieron a balazos, otro fue desollado y tres personas ajenas a los hechos fueron tiroteadas, al ser confundidas con normalistas. Todo, sin que los militares intentaran impedirlo», pone de relieve la publicación.
La información llegó del denominado C-4 (Centro de Control, Comando, Comunicación y Cómputo), un sistema de coordinación de seguridad que también incluye a la Policía estatal y federal de México. Desde ahí, un sargento mantenía al tanto al oficial de inteligencia, quien a su vez informó a su superior, el coronel José Rodríguez Pérez, y al cuartel central de la 35 zona militar, al mando del general Alejandro Saavedra Hernández.
Como recuerda el teniente Joel Gálvez, recibió al menos nueve llamadas. En la primera, el oficial ordenó al soldado encargado de comunicaciones y encriptación, Eduardo Mota, acudir a uno de los focos de tensión, el lugar donde la Policía municipal rodeaba un autobús lleno de normalistas e intentaba someterlos mediante gases lacrimógenos y advertencias. El agente de inteligencia tomó fotos y, tras ser conminado por su teniente a no acercarse, regresó a su batallón, según el diario.