“La calumnia de Apeles” es una pintura alegórica, es decir, que intenta representar ideas, sentimientos o emociones a partir de figuras simbólicas, lo cual era una característica común de la época.
El cuadro fue realizado en 1495 por el artista Sandro Botticelli, uno de los mayores referentes del Renacimiento italiano. Nacido y criado en Florencia, durante la creación de “La calumnia de Apeles”, la ciudad pasaba por un torbellino político ya que la familia Médicis estaba en plena caída.
Los Médicis fueron una familia italiana que construyó un emporio de poder sin siquiera pertenecer originalmente a la nobleza. Durante su apogeo, le dieron mucha importancia y valor al arte y a la arquitectura, aportando a la conversión de Florencia en una meca de oro en lo que a estas dos disciplinas se refiere.
Si bien una interpretación de la pintura de Botticelli dice que fue basada en un mito griego, otras teorías aducen que el significado está estrechamente vinculado con la caída de los Médicis.
El mito: la escena mitológica que se supone Botticelli quiso representar fue narrada por el poeta Luciano. En la misma, Antifilos, un pintor, tenía tanta envidia de su colega Apeles que conspiró en su contra acusándolo de pretender provocar una revuelta contra el rey gobernante de aquél entonces. Apeles fue encarcelado, pero poco después se descubrió la mentira, y no solo fue liberado, sino que Ptomoleo IV, el monarca, le cedió al calumniador como su esclavo.
Algunas teorías afirman que Botticelli estaba denunciando una injuria hacia él mismo: se lo culpaba de mantener relaciones homosexuales con sus discípulos, lo cual nunca se comprobó ni tuvo consecuencias reales en su vida.
Lo que sí se sabe es que en el cuadro hay 10 personajes. Un análisis sobre ellos determina que significan lo siguiente:
El personaje del rey tiene orejas de burro. Puede que sean el resultado de un castigo divino, a manos del dios Dionisio, o puede que en realidad estén en la cabeza del gobernante porque escucha los consejos de las dos mujeres que le susurran al oído.
Estas mujeres son personificaciones de La Ignorancia y de La Sospecha.
El hombre con túnica de monje representa al Odio. A su izquierda, hay una doncella hermosa a quien le peinan y adornan el cabello; es La Calumnia y las peluqueras, La Envidia y La Hipocresía.
En el centro de la escena está La Inocencia, un hombre semidesnudo, suplicante y prisionero.
La anciana que observa recelosa es El Arrepentimiento.
Por último, aislado y etéreo, un hombre apunta hacia el cielo con su dedo: es La Verdad.