Desde que naciste te he acompañado. Tu no me veías pero estuve en todos los momentos. Escuché cuando te dijeron que debías ser recatada, que tenías que comportarte y moverte con delicadeza, que tus labios debían pronunciar palabras dulces y que debías mostrar una sonrisa a pesar de que tu mundo se desmoronara. Escuché que todo era mejor si no reclamabas y que todos serían más felices si tú estabas de acuerdo con lo que ocurría. Que serías más feliz si no intentabas cambiar el mundo. Y sobre todo si yo no intervenía en tu vida, porque era mejor si me dejabas dormida.
Te leyeron cuentos que te enseñaron a comportarte. Te pusieron vestidos y te peinaron con trenzas. Jugaste con muñecas y te educaron desde pequeña para ser madre. Viste películas sobre el amor verdadero y luego, tú soñaste con convertirte en princesa. Te enseñaron a sentarte como niña y a cruzar las piernas.
Creciste y cambiaste las muñecas por el maquillaje. Presenciaste cambios drásticos en el cuerpo y te sentiste atraída por los niños que antes odiabas. Usaste faldas más cortas y experimentaste con los zapatos de tacón. Pintaste los labios de rosa y te miraste en el espejo. El brillo en los ojos cambiaba un poco, pero aún no querías verme.
Tuviste el primer acercamiento al amor. Te sentiste atraída por alguien que no te veía. Te rompieron el corazón. Saliste con alguien al que le gustabas, pero no te gustaba. Le rompiste el corazón. Conociste al amor que creías de tu vida. Soñaste con el día de tu boda y el vestido blanco, aunque tu color favorito había sido el rosa. Te rompieron de nuevo el corazón. Creíste que tu vida no podía seguir y sentiste que el mundo se desmoronaba. Te miraste en el espejo y dudaste de tu belleza, de lo que eras y de lo que querías lograr. Querías gritar, querías llorar y querías vivir tu sexualidad, pero te habían dicho que era mejor no hacerlo.
Entonces, te miraste en el espejo. Recordaste los sueños que habías ignorado, lo que en verdad querías lograr. Que tenías ganas de viajar, de conocer gente, de estudiar, de trabajar y que tal vez el matrimonio podía esperar. Que eras fuerte aunque los músculos del cuerpo no lo reflejaran. Que eras bella aunque no te parecías a las mujeres de las portadas de revista y que era tiempo de liberarte. De escuchar la voz femenina y de dejarme salir. Viste de nuevo tu reflejo en el espejo y entonces lo notaste. Ahí estaba yo. Una voz femenina que pinta con rosa y le da fuerza a tu vida. Sonreíste, orgullosa de ser mujer.
Las fotografías de Prue Stent están lideradas por una voz femenina que celebra la feminidad del siglo actual. Son imágenes que transforman lo bello en algo más para mostrar un tipo de belleza distinto al que se observa todos los días o al que la gente está acostumbrada. La serie Pink utiliza el color rosa para representar la voz femenina que grita dentro de un cuerpo que permanece tapado la mayor parte del tiempo; el rosa dota al cuerpo de voz.
Estas fotografías redefinen la feminidad y le dan un nuevo significado. Lo que para algunos podría verse como grotesco, Prue Stent lo transforma en bello pero además le da la libertad necesaria a la mujer para expresarse, y, el rosa, es el color que da ese significado.
Los elementos de este color se convierten en la unión entre el cuerpo femenino y lo que las mujeres quieren decir o comunicar. El rosa es un color que se ha visto con ternura y que se relaciona a la feminidad de la mujer recatada. Pero ahora se convierte en algo más fuerte y provocador. Mujeres complejas y fuertes que son pintadas de rosa.