En muchas regiones del mundo, la brujería es parte de la vida cotidiana, y, los continentes más relevantes en brujería son América y África. Aunque es prohibida y vista como un tabú, es innegable que todavía existe un sentimiento pagano que se muestra a través de la brujería.
Las prácticas de brujería, no implican, en la mayoría de los casos, que no se crea en un dios católico, cristiano o incluso musulmán. De hecho, en muchas ocasiones, la religión y la brujería se unen de extrañas formas para representar un todo que cubre la fe y la esperanza de aquella persona devota a ambas prácticas. Se trata de un sincretismo simbólico en el que se unen religión y brujería. Las personas que la practican, no ven sus actos como sinónimos de herejía o blasfemia; sin embargo, la brujería es vista como un tema tabú por los extraños ritos que acompañan el acto.
Existen aquellos que la practican para hacer el bien y que realizan brujería blanca, así como quienes buscan hacer daño con sus actos a través de la brujería negra. Muchos de los creyentes consideran que su mala fortuna o algún suceso que los está llevando al fracaso se debe a un trabajo realizado por alguien más; es decir, fue enviado por alguien que les desea el mal. Para revertir este daño hay quienes acuden a alguna práctica, en los que se pueden incluir pociones herbales, rituales de baile y oración.
En América Latina la brujería también sufrió una mezcla de tradiciones y costumbres. Los indígenas contaban con brujos y chamanes que brindaban fuerza a los espíritus a través de sacrificios y hacían llover gracias a danzas que duraban días. Después, con la conquista española, llegaron esclavos negros que también tenían costumbres arraigadas en las que utilizaban bailes, pociones y danzas para cambiar el rumbo futuro, muy similar a lo que hacían los indígenas pero con otros fines y diferentes rituales. Es muy complicado saber el número exacto de las personas que practican la brujería en cada país, puesto que a menudo es una práctica secreta.
En México, por ejemplo, la brujería se practica de diferentes maneras en la mayoría de los estados. Es sencillo ver carteles que anuncian los poderes mágicos de alguna adivinadora o bruja que le permitan al cliente lograr sus objetivos. Sin embargo, el punto de encuentro de esta clase de rituales tabú es Catemaco, Veracruz. En este pueblo se encuentran distintos grupos de brujos que dicen cumplir los encargos de aquellos que acuden al pueblo.
Trabajan con espíritus buenos como el “Niño Dios” o ángeles y espíritus malos como el Diablo o la Santa Muerte. Su trabajo ayuda, dicen, a superar situaciones difíciles como problemas de solvencia económica, desamor, evitar las envidias y malas vibras o simplemente para vengarse o hacer daño a otra persona. En ocasiones, en Catemaco se invoca al Diablo como parte de los rituales a través de misas negras, las que involucran sacrificios de animales.
Haití es uno de los países con más rituales tabú; es conocido como el país del vudú, los zombies y la magia. Sus compañeros de isla, los dominicanos, se refieren a Haití con racismo como “país de negros primitivos, supersticiosos y salvajes”. Los haitianos tienen como religión primaria al vudú y bailan al ritmo frenético de los tambores con danzas convulsivas y cantos que nos remiten a África. También realizan sacrificios de animales.
Se cree que la religión vudú comenzó en 1724 como culto a la serpiente que adoraba a varios espíritus pertinentes a las experiencias de la vida diaria. Sus prácticas se mezclaron con varios santos y rituales católicos romanos. Su impacto llegó hasta Estados Unidos, sobre todo en la ciudad de Lousiana.
En Guatemala, por ejemplo, se practica el Molem, que se refiere a la búsqueda de ayuda para superar un fracaso amoroso, laboral o económico. Según esta práctica, los síntomas para saber si el enfermo padece molem pueden ser diarrea, vómito, fiebre, insomnio, pérdida de peso, obesidad y nauseas, lo que prácticamente podría atribuirse a cualquier enfermedad. Para superarlo, el enfermo debe buscar el consejo de los ancianos que utilizan unos frijoles rojos para diagnosticar al paciente y analizar el origen del fracaso. Más tarde deben colocarse ofrendas en lugares específicos.
En Bolivia, aquel que fue afectado por la brujería es conocido como mal puesto, layqasqa, brujeasqa, llankasqa, ruasqa, embrujado, macumbado. Según esta creencia, la brujería provoca “enfermedades puestas” por el maleficio de un brujo o por una persona mala y envidiosa. Su fuente puede ser mítica indígena, occidental cristiana y sincrética.
Para los brasileños, la “enfermedad puesta” fue provocada por el macumbero gracias a una macumba o hechizo. Se trata de una mezcla del candomblé y los rituales bantúes, en algunos casos, su práctica llega hasta regiones de Venezuela y Argentina.
Por otro lado, en Cuba hay quienes practican la santería. Ésta es una religión que une elementos africanos, animistas, fetichistas y cristianos. Las prácticas de sacrificios animales son comunes en esta religión.
No parece que en América se disminuyan las prácticas que permiten el sincretismo religioso, sino todo lo contrario, cada vez es más frecuente encontrar nuevas religiones y modos de practicar la adoración a un Dios a través de distintos países. Pero, esta mezcla cultural es una de las riquezas más admirables y extravagantes de nuestro continente.