Angelina Jolie: Su romance con Brad Pitt dio de qué hablar en todos los entornos mediáticos tanto de Hollywood como del resto del mundo, por lo tanto, su vestido de novia no podía ser menos y pasar desapercibido. Cuando las estrellas de la industria cinematográfica dieron el sí (luego de toda una polémica a raíz de la ruptura entre el sex symbol masculino y el ícono de la TV norteamericana, Jennifer Aniston) Angelina lo hizo llevando un impactante Vesace.
Kate Moss: La boda de la súper modelo fue esperada por todos los fashionistas y seguida minuto a minuto por Internet. Los fanáticos de la moda no podían esperar a saber quién sería el elegido para diseñar el vestido de casamiento. Finalmente se reveló que la tarea estaría a cargo de John Galliano de la casa Dior quien no decepcionó con el resultado final: un vestido romántico y vintage fiel al look de Kate Moss y al perfil de la ceremonia.
Gwen Stefani: Si sos una punk-chick, no podés dejar tu estilo a las puertas de la Iglesia. O al menos eso es lo que pensó Gwen Stefani al celebrar su unión con Gavin Rossdale en 2002. La ex cantante de No Doubt llevó un diseño (al igual que Moss) de John Galliano en blanco y rosa que dejó aturdidos a la prensa y a los invitados. Hoy, el vestido se encuentra en una exposición en el Museo Victoria and Albert en Londres.
Lady Di: Tal vez porque era el casamiento de una princesa, o por el cariño popular del que gozaba la novia, la boda de Lady Diana y el príncipe de Carlos de Gales es considerada la más vista del S.XX. El vestido que lució Lady Di el 29 de julio de 1981 fue replicado en miles de otras celebraciones maritales. Con un diseño maximalista, digno de un casamiento real, el vestido pasó a la historia y actualmente es protagonista, incluso, de un libro con su propia biografía: “A dress for Diana”, escrito por los diseñadores de la prenda, los británicos David y Elizabeth Emanuel.
Grace Kelly: la estrella de Hollywood se casó en 1956 con el príncipe Rainiero III de Mónaco. Fue una de las primeras bodas televisadas y se estima que su audiencia constó de 30 millones de personas. Permanecieron juntos hasta la muerte de la actriz en 1982. El icónico vestido fue un regalo de los estudios Metro Goldwyn Mayer y fue confeccionado en tul, en seda y en un encaje de puntillas de 125 años de antigüedad.