Dos decretos casi olvidados y que Augusto Pinochet firmó en 1974 podrían impedir la tala del bosque nativo El Panul, uno de los últimos de tipo esclerófilo que queda en la cuenca de Santiago y que corre peligro por el interés de un particular cercano al ex dictador.
En el fundo El Panul de La Florida se ubica uno de los últimos bosques nativos de tipo esclerófilo que sobrevive en la cuenca de Santiago. Éste sólo se da en el clima mediterráneo, en algunas partes de Sudáfrica, en California y en la zona central de Chile. Entre las especies vegetales está el quillay, peumo, litre, espino y el guayacán.
El bosque esclerófilo es tan importante que fue declarado “hotspot” por Norman Myers, reconocido ecólogo británico de la universidad de Oxford. El año 2000 Myers definió 25 hotspot o puntos esenciales para la conservación de la biodiversidad del planeta.
“´Los Hotspot´ o puntos calientes de biodiversidad con prioridad de conservación se definen como regiones donde se concentra un mínimo de 1.500 especies de plantas vasculares endémicas –equivalente al 0,5 por ciento del total de plantas vasculares en el mundo- una alta proporción de vertebrados endémicos, y en donde el hábitat natural ha sido fuertemente impactado por las acciones del hombre”. (“El Hotspot Chileno, Prioridad Mundial Para la Conservación”. Mary T. K Arroyo y otros investigadores)
Según Sebastián Sepúlveda, estudiante y miembro de la Red Ciudadana por la Defensa de la Precordillera, “este bosque nativo se ha convertido en un refugio para las especies que han ido retrocediendo por la expansión urbana. Por eso allí se concentra más biodiversidad de la que comúnmente habría”.
Sin embargo, el dueño del fundo El Panul mediante su propia empresa inmobiliaria Gesterra, quiere talar gran parte del bosque para construir viviendas para sectores medios. Pero se encontraron con una inteligente resistencia de los habitantes de La Florida.
VENTAJOSOS NEGOCIOS INMOBILIARIOS
La constructora del dueño del predio, Vicente Navarrete, planea talar árboles centenarios sin siquiera considerar el riesgo cierto de aluviones en la comuna. Navarrete, antiguo amigo de Pinochet recibió el predio en 1988 como un regalito del ex dictador, a cambio de unos tres millones de pesos… El valor de una citroneta de esa época.
Según informes de Conaf hay 134 hectáreas de bosque nativo en toda la Florida. El proyecto Gesterra “tiene una zona urbanizable de 69 hectáreas, de las cuales 60,4 hectáreas son de bosque nativo, lo que representa el 40% del total de bosque nativo de la comuna” explica Ernesto Fuentes, abogado y miembro de la Red Ciudadana por la Defensa de la Precordillera.
La inmobiliaria pretende fabricar 1.370 casas. Según los cálculos de la organización, si se vendieran a 3.500 UF cada una, la empresa ganaría $120 mil millones, sin contar sus gastos.
Gesterra minimiza el valor ambiental del bosque ante las autoridades y la comunidad. En el fondo, “ellos no tienen argumentos, la verdad es que éste es un negocio de varios miles de millones de pesos, y la única razón que defienden es un argumento económico que los obliga a negar la existencia de este bosque”, afirma Ernesto Fuentes.
Más atrás en esta historia, los dirigentes de la red recuerdan cómo durante los gobiernos de la Concertación las inmobiliarias aprovecharon las ventajas de obtener información privilegiada por parte de ciertas autoridades.
Muchas ejercieron presiones, un férreo lobby a nivel político y económico para conseguir sus objetivos. Hoy, en el caso de Gesterra, miembros de la red denuncian que la inmobiliaria miente en forma burda a las autoridades de Conaf, el SAG y la Conama.
LOS MISMOS DE SIEMPRE
Hasta 1994 el Límite Urbano de la ciudad era el Canal San Carlos, en Tobalaba. Ese año se modifica el trazado y se sube hasta la cota 900 el permiso de construcción de viviendas. Annie Luypaert, dirigente de la Red, denuncia que en ese tiempo se gesta la “movida” entre algunas autoridades de gobierno y las empresas inmobiliarias.
“Había un grupito conectado con el Ministerio de la Vivienda, eran los mismos de siempre que sabían todo de antemano porque tenían información privilegiada. Ellos compraron varios terrenos: Por ejemplo, el fundo Macul Alto de 280 hectáreas se compró en ese tiempo a 0,25 UF el metro cuadrado. Después vendieron el terreno a 2,5 UF el metro cuadrado”, señala Annie Luypaert.
Ernesto Fuentes agrega que hubo situaciones parecidas en muchos sectores de Santiago “en la época en que Jaime Ravinet -un importante personaje demócratacristiano- era ministro de Vivienda y que después fue alcalde de Santiago”.
“Pasó lo mismo en los terrenos de la zona norte de Santiago, como Lampa y otros. De un día para otro las inmobiliarias compraron tierras a precios de predio rural. Entonces cambiaron el plan regulador y los valores inmediatamente subieron cuatro o cinco veces el precio original. Era tremendamente rentable el negocio”, comenta Fuentes.
La red denuncia que Gesterra mintió a la Conama en su Declaración de Impacto Ambiental (DIA), pues en ese documento afirmó que la mayoría de los árboles de El Panul tenían peste y estaban en pésimo estado. Más tarde, cuando el SAG y la Conama inspeccionan el fundo constatan que esto es falso.
El 30 de noviembre de 2009 (este artículo fue publicado en la edición N°75 El Ciudadano de diciembre de 2009) se cumple el plazo dado a Gesterra para que responda a las observaciones que 12 organismos estatales emitieron sobre la DIA que mandó la inmobiliaria. Entonces la Conama podría devolver el documento a los organismo estatales para que revisen las respuestas de la empresa o bien puede enviar la DIA a la Comisión Regional del Medioambiente (Corema) para que se pronuncie sobre el proyecto.
Por su parte, la Municipalidad de La Florida apoya la protección del bosque y ha rechazado hasta ahora los anteproyectos de construcción de Gesterra. Por ejemplo, en agosto de 2009 el municipio organizó el interesante seminario “Consideraciones Científicas para la Conservación del Bosque Nativo en la Precordillera, el Caso Emblemático de El Panul”.
Los habitantes de esta comuna continuarán organizándose contra las ambiciones de la constructora. Para el 15 de noviembre la organización comunal prepara un colorido carnaval en la población Santa Teresa en La Florida, al cual serán invitados los candidatos presidenciales y al Parlamento que quieran sumarse.
DECRETOS DESEMPOLVADOS
La Red Ciudadana por la Defensa de la Precordillera quiere la protección de todo el bosque nativo de Santiago. Por eso integra la Red Cordillera de la Región Metropolitana, que cuenta con algunas iniciativas exitosas.
Annie Luypaert destaca que, gracias a Patricio Herman, de Defendamos La Ciudad, se descubrieron dos importantes decretos que Augusto Pinochet firmó en 1974, y que aún son parte de la legislación medioambiental chilena.
“Aunque todo el mundo se los ha metido en el bolsillo, los decretos supremos Nº 82 y Nº 327 resguardan toda la precordillera porque no han sido revocados y están plenamente vigentes. Ellos protegen todos los bosques, vegetación, matorral, etc., en los territorios que van desde Chacabuco hasta Sewell en la Sexta Región”, explica Annie. Y ese territorio incluye al bosque El Panul.
Sebastián Sepúlveda destaca que “el espíritu de esos decretos era proteger los bosques esclerófilos por la vulnerabilidad de esos lugares, cuyo ecosistema es muy frágil”.
La red exige que las autoridades apliquen las leyes medioambientales y, por tanto, los decretos de 1974. En ese sentido, observan con atención el primer precedente en Vitacura, donde el abogado Gustavo Cruzat y Defendamos la Ciudad, logró que se aplicaran los decretos y se detuvieran varias construcciones ilegales por sobre la cota 900 en el piedemonte del cerro Manquehue.
DEMOCRACIA PARA LA CIUDAD
En Chile las decisiones de construcción de viviendas y parques, transporte público, tala de bosques, sentido de calles, etc., las toma un grupo iluminado y reducido de personas, y se desecha la participación ciudadana. “Acá hay una falta absoluta de democracia”, advierte Hugo Romero, geógrafo (Phd) y profesor de la Universidad de Chile.
Según el académico, en el mundo este esquema “ya ha sido desechado. Lo que hoy se practica es la planificación participativa, que comienza justo al revés, consultando a los actores sociales, entre los cuales la comunidad y los residentes locales son un actor principalísimo”.
La planificación del territorio urbano tiene que resultar “de las negociaciones entre los distintos sectores en un sistema de equidad política, donde todos los puntos de vista sean parte importante de las decisiones. La no participación genera una tremenda frustración social y política”, agrega el científico.
Causas políticas y culturales aparte, hay también “una absoluta ignorancia de quienes toman decisiones. La mayor parte de quienes deciden en el ámbito territorial y urbano jamás han estudiado ecología y tampoco sobre medioambiente”, advierte el profesor Romero.
Los bosques precordilleranos cumplen grandes servicios medioambientales. La montaña y la ciudad es un ecosistema interrelacionado, todos los flujos de aire, agua y sedimentos provienen de la cordillera; los pájaros y varias especies que circulan por la ciudad provienen de los cerros que nos rodean.
Además, la vegetación del piedemonte ayuda a impedir inundaciones y aluviones. “En todas partes del mundo los bosques precordilleranos cumplen una tremenda función de control de escurrimiento de los suelos”, explica Hugo Romero.
Sin embargo, “como hemos visto recientemente en la tragedia de Farellones, es imprescindible tener autoridades responsables que informen sobre los efectos de la deforestación del piedemonte o la urbanización desaprensiva. Estos son temas de justicia social y ambiental”, concluye el académico e investigador.
Por Rocío Munizaga
El Ciudadano
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