Una enervante tardecita de marzo

Franz Kafka nació en Santiago de Chile

Una enervante tardecita de marzo

Autor: Wari

Franz Kafka nació en Santiago de Chile. Si no me cree lea esto. Una mañana de un lunes, por quizás qué avatares del destino y los terremotos, amaneció cortado mi teléfono. Solicitar la reposición de la línea exige una vecina de buena voluntad, la Claudia, y un punto y codo de botoncitos a los cuales hay que tenerle paciencia, es decir, la grabadora inhumana y la soledad de los dígitos.

”Usted se ha comunicado con la línea Lo Siento Mucho, de Picoafónica y Zorraestar. Si desea una nueva suscripción, marque uno, si desea hablar con un Ejecutivo de ventas de Internet, marque dos. Si desea la nueva Guía Turística “Conozca la patria de Kafka”, marque tres, si desea nuestro nuevo plan de TV por cable marque cuatro…”Así, por N minutos, hasta el momento de gloria absoluta:”… si desea reparar su línea telefónica marque 57”. Demás está decir que ante un ataque de dislexia repentina usted marcará 75, en ese caso, vuelta a cuadro uno.

Hecho este trámite lo atiende la voz más impersonal del mundo: -Buenas tardes, habla Gregorio Samsa. ¿En qué puedo servírmelo? -Señor, mi línea telefónica está cortada. Samsa responde cortante: -Le haremos llegar un operario de emergencia, y chado pescado.

El operario de Emergencia llega tres días después a ¡mi ex casa! Por suerte yo estoy en la puerta de mi casa actual. Al verlo tocar repetidas veces el timbre, en mi ex casa, le hago una seña al operario de emergencia. Le pregunto:

-Señor ¿usted acaso viene por el 955XXXX? Sí, efectivamente, me responde el joven.

Bueno -le digo- ese número telefónico corresponde a Rompeportones 2676, y no a Rompeportones 2697, en cuyo timbre usted ha posado gentilmente su dedo índice.

Efectivamente me dice, donde yo posé mi dedo índice es en la dirección que me dio mi supervisora.

Bueno -le contesto- ocurre que esta línea telefónica perteneció a esa dirección hasta hace dos años atrás, en que yo me cambié de casa CON la línea telefónica en cuestión, mediante todos los trámites habidos y por haber de tal modo que eso quedó registrado en Picoafónica y Zorraestar y ellos me envían gentilmente la cuenta a mi dirección de Rompeportones 2676 desde hace dos años. Deduzco que su supervisora no hizo la gestión de corroborar la dirección actual y para evitar cualquier sombra de duda de lo que afirmo aquí está mi carnet de identidad con la que compruebo el ser dueño de esta línea telefónica. Y aquí, además, le entrego una boleta recién pagadita con el número de la línea y la dirección actual. Por lo tanto lo invito gentilmente a pasar a mi domicilio a arreglar la línea telefónica.

El joven me responde: -Señor, no me cabe duda de lo que usted me dice pero la orden de trabajo que yo tengo dice que usted y su teléfono viven en Rompeportones 2697 y no en Rompeportones 2676, por lo tanto debo irme.

Bueno -retruco- pero TE STÁN DIZIENDO -carraspedo para mantener la calma- perdón, le estoy explicando que ustedes no actualizaron el registro de la dirección de mi línea telefónica. Llevo tres días sin teléfono, ¿y usted se va ir así como así?, ¿estando en la puerta de mi casa? ¡Por un error que cometieron ustedes! ¿Cúal es su nombre? -pregunto-.

Max Broad -responde el joven-. Pero no se altere ca’allero -me dice Max- llamaré a mi supervisora.

Minutos después de largo diálogo, Max me dice que se va.

¿PERO QUÉ TE DIJO TU SUPERVISORA? -pregunto-.

Max responde todo colorado y transpirando: -Ella retiró el reclamo por no coincidir línea telefónica y dirección señor. Ahora sí que ya no puedo atenderlo por que el reclamo no existe más- me dice.

Pensé decirle: ¡¿Pero como esa shell of her mother re fuckiá retira un reclamo sin haberme arreglado el teléfono y te manda pa’ la casa Maaaaax?. Digo, pensé decirle. Pero no le dije nada. Cuando vi que la camioneta doblaba por Calle Gisella con Tenés Razón Street, me dirigí donde Claudia, mi vecina de voluntad de oro para pedirle el teléfono y presentar de nuevo un reclamo a Gregorio Samsa.

Por Mauricio Redolés


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