En noviembre de 2010, el Gobierno Vasco, a través de Osakidetza, convocaba a un concurso para el proyecto de un centro de salud en Buenavista que atendería a 16.000 habitantes del barrio de Portugalete y la zona colindante de Santurtzi. El estudio bilbaíno Asga arquitectos ganó el concurso y poco después, Marzo de 2011, presentaba lo que iba a ser el proyecto definitivo para el nuevo edificio sanitario y que aquí presentamos.
El primer reto fue decidir sobre la adaptación o no a la acusada pendiente del terreno. La respuesta ha sido adaptarse mediante la disposición de un planta baja fragmentada en pequeñas piezas hacia el frente, facilitando los accesos, y gracias a su crecimiento hacia el interior de la parcela, hasta apoyarse en la ladera. La imagen resulta contundente y atractiva, a la vez que, en sus formas redondas, se hace más amable.
El tratamiento conjunto de las dos plantas superiores hace creer que se trata de un edificio de planta baja. Este efecto es destacable, ya que consigue aminorar el impacto sobre el lugar, llevándolo a una escala más amable y cercana.
Edificio con patio interior de doble altura iluminado desde la cubierta, como lugar de espera y encuentro que, a su vez, es el nudo de las circulaciones del edificio. Funciona como patio de operaciones y, a su vez, espacio representativo y multiusos.
Resulta relevante el empleo del filtro lumínico y visual de lamas metálicas como segunda piel. A la manera de varios edificios recientes (como uno de los referentes más cercanos el nuevo Estadio de San Mamés, si bien aquí su empleo presenta una manera diferenciada a otros casos). Se crea una sensación heterogénea que dota al conjunto de impacto formal y plasticidad, con el solo hecho de cambiar su orientación y color de unas a otras.
El edificio, por lo demás, se orienta, en sus fachadas principales, hacia el este (noreste y sureste), presentando hacia estas direcciones las salas de consulta, lo que favorece la luz de mañana, que viene a ser el horario de mayor uso del edificio. El deambulatorio perimetral al patio es de suficiente amplitud para posibilitar la espera de los pacientes, sin la necesidad de duplicar pasillos y salas.
En el interior, resulta destacable el efecto de los falsos techos en los que se repite el movimiento oscilante de la cubierta del edificio. No nos digan que sus fachadas no se asemejan a una mitocondria celular seccionada, más allá de la obligada referencia al edificio del Educatorium en el Campus de la Universidad de Utrecht, realizado por el estudio OMA. Se trata, en definitiva, de una obra interesante desde el punto de vista arquitectónico y que resulta de un muy fácil uso y agradable para los usuarios, con una mínima transición exterior interior.