Esta es Maggie, por delante y por detrás nada parece indicar que su cuerpo es como cualquier otro… Pero, ¿por qué Maggie no quería que sus padres se enteraran de su gusto por tatuarse el cuerpo? Bueno, según ella, sus progenitores son muy católicos y tienen una mentalidad cerrada, y creen que los que llevan tatuajes no pueden ser buenas personas y gente de fiar. Por eso, no les enseñó nunca sus tatuajes: no había querido decepcionarles. Así que se fue tatuando. Algunos diseños se los hizo en partes del cuerpo que desde luego no están ocultas, como brazos, pantorrillas o pecho, pero logró ocultarlos gracias a su ropa.
Sí amigos, Maggie vestía cubriéndose durante todo el año. Pantalón largo, camisetas hasta el codo, nada de escotes… Cuando iba a ver a sus padres, claro.
¿Y por qué ha decidido contarlo ahora? Maggie quería confesar a sus padres su pasión para no esconderse por más tiempo…
Tras hablar con un sacerdote de Connecticut, no ha encontrado mejor forma de hacerlo que un vídeo de Youtube. En él explica que buena parte de la tinta que corre por su piel es arte hecho para sus padres.
Después de todo esto, te estarás preguntando ¿Cómo reaccionaron los padres de Maggie?. Pues bien… Ella misma explica que mejor de lo que se esperaba.
Está claro que esta chica no tenía ni idea de cómo eran sus padres realmente. ¿O será porque los padres, son padres: nos aceptan como seamos?