Tal vez debido a una mentalidad cuadrada que tenemos sobre el mundo nos cuesta aceptar que algo no es como creíamos. Nuestra concepción es tan estructurada que cambiar un pedazo de ella se convierte en un hecho fuera de serie. Cuando pensamos que Plutón no era parte de los planetas del sistema solar, las personas no querían aceptarlo, decían que para ellos siempre sería uno. Cuando se dijo que la Tierra no era el centro del universo o mucho más revelador, que Dios no lo era, las personas se alarmaron tanto que científicos y astrónomos fueron quemados vivos por el poder que regía ese país; sus tratados y libros fueron sepultados.
Decimos que somos seres de mente abierta, que el mundo es más de lo que conocemos, que la realidad no es similar a lo que percibimos, pero cuando alguien habla de aliens, OVNIS o criaturas extrañas, lo tachamos de loco, de poco racional y un ser que no conoce la ciencia. ¿Qué pasaría si de algún modo hubiera pruebas fehacientes de que existen otros mundos con vida o que esas criaturas de los libros de mitología pertenecen al mundo real?
En muchas ocasiones hemos oímos hablar de animales que creemos imposibles, pero que los rumores nos dicen que se ubican en ciertas regiones del mundo. Estos animales, cuya existencia no ha sido comprobada, son estudiados por la criptozoología; una disciplina que muchos consideran pseudociencia y cuyas raíces etimológicas quieren decir: “el estudio de los animales ocultos”. Los animales que estudia son conocidos como críptidos, término acuñado por el zóologo Bernard Heuvelmans, quien en 1955 publicó su libro Tras la pista de los animales desconocidos en el que se habla por primera vez de su estudio.
Muchos aseguran que los que practican esta disciplina son personas bastante ingenuas que creen que los avistamientos de extraños seres son posibles, pero es importante resaltar que se trata de un gran fenómeno cultural que tiene un fuerte impacto en los medios. Miles se congregan alrededor de la grabación o video para admirar las huellas de aquello que consideramos posible pero inexistente al mismo tiempo. Estos indicios de evidencia son considerados insuficientes, pero los pobladores de distintas zonas alrededor del mundo siempre aseguran que existen seres extraños que habitan cerca de su hogar. En Sudamérica, por ejemplo, muchas especies animales han sido descubiertas en los últimos años por lo que es imposible descartar que los criaturas que estudian los criptozoologos no existan. En Brasil, por ejemplo, se descubrió recientemente una rana que mide 1 cm; o podemos mencionar a un tiburón de boca ancha de 4.5 m de longitud que se descubrió en 1976; o las nuevas especies de medusas, como la Tiburonia granrojo de casi un metro de longitud.
Por esta razón, a pesar de la negativa de miles de personas por darle valor a esta disciplina, los criptozoologos han ayudado a descubrir muchos animales que ahora no consideramos parte de una pseudociencia. La criptozoología plantea hipótesis sobre la identidad, el comportamiento y el ecosistema en el que habita el ser que buscan. Te presentamos algunos animales de carne y hueso cuyos primeros hallazgos se hicieron a través de esta disciplina.
Kraken
Mejor conocido como un calamar gigante, el profesor Addison Verrill de la Universidad de Yale, describió un pulpo que tenía tentáculos de 60 metros. Julio Verne ya había escrito del ataque de un calamar enorme en su libro 20 mil leguas de viaje submarino, y generaciones de leyendas en Noruega, hablaban de un ser llamado Kraken que habitaba las profundidades del mar. A pesar de que parecían sólo leyendas, hallazgos más recientes han descubierto calamares de 14 metros pero se ha hablado de la existencia de algunos mucho más grandes de aproximadamente 20 metros y media tonelada de peso.
Dragones
Creemos que lo más cercano a un dragón que podemos encontrar en la tierra es el dragón de Komodo, sin embargo, hace 30 mil años existió un dragón gigante llamado Megalania prisca; un reptil que fue ancestro del dragón de Komodo moderno. Medía aproximadamente 7 metros y pesaba entre 600 y 650 kilos.
Unicornio
Con cuerpo de venado, patas de cebra, dos cuernos pequeños y lengua negra, muchos describían un animal de la selva africana como un tipo de unicornio. En 1901, los científicos descubrieron los restos de algo que al principio consideraban una criatura mítica, pero que poco después recibió el nombre de okapi, un animal que ahora es parte de la sabana como cualquier otro.
Superhumanos peludos
Un explorador cartaginés del siglo V a.C. llamado Hannón el navegante exploró la costa africana y llegó a Guinea. Al final de su viaje, encontró una isla con gente muy salvaje y peluda y describe: “Las mujeres eran mucho más numerosas que los hombres y tenían gruesas pieles. Nuestros intérpretes los llamaron Gorillai [que significaba tribu de mujeres peludas]. Les perseguimos pero no pudimos capturar a ninguno de los hombres; se subían a la cima de precipicios a los que trepaban con facilidad y nos tiraban rocas. Capturamos tres de las mujeres pero luchaban de forma tan violenta, mordiendo y desgarrando a sus captores que tuvimos que matarlas y las arrancamos su piel que llevamos de vuelta a Cartago. Habiéndonos quedado sin provisiones no pudimos ir más allá”.
El primer científico en ver un gorila real fue Thomas Savage en 1846, y después Geoffroy Saint-Hilaire en 1852 los bautizó como tales. La persona que mostró a los primates desconocidos al gran público fue Paul du Chaillu, un cazador francés-norteamericano, quien llevó a Nueva York pieles y cuerpos de los simios.
Los hijos de Tharalkoo
Los aborígenes australianos tenían una leyenda que hablaba sobre Tharalkoo, una hembra pato que no quería obedecer a sus padres. Nadó por el río aunque ellos se lo impidieron y fue raptada y violada por Bigoon. Puso huevos de la misma manera que las otras patas, pero del suyo salió una quimera con las patas traseras palmeadas y el hábito de poner huevos de un pato junto con la piel y las patas delanteras de un roedor. Con piel gruesa, un espolón venenoso en su pata trasera y la capacidad de amamantar a sus crías a pesar de que pone huevos, el ornitorrinco es uno de los animales más raros del planeta. Sin embargo existió uno gigante, una especie extinta, llamada Obdurodon tharalkooschild, el que los científicos piensan que medía casi un metro de largo, dos veces el tamaño de los ornitorrinco modernos.
Serpientes marinas gigantes
Por muchos años, creían que una extraña serpiente que hundía los navíos, pero un hallazgo en las playas de California asegura que se trata de una nueva especia de pez, llamado remo. Un animal que mide unos 15 metros y viven a casi un kilómetro de profundidad. Es un pez inusual y de los más extraños que ha descubierto la ciencia según el biólogo Milton Love.