Los nazis querían usar un chocolate bomba para asesinar a Winston Churchill

  Hay varias maneras en que la comida puede funcionar como arma

Los nazis querían usar un chocolate bomba para asesinar a Winston Churchill

Autor: Andrea Peña

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Hay varias maneras en que la comida puede funcionar como arma. Puedes hacer una bomba de pescado fermentado fétido, quemar a un súbdito con un «dedo» de jengibre durante una sesión de BDSM particularmente intensa o usar alimentos como método de envenenamiento.

O si el contexto es un poco más retador, y el destino del mundo pende de un hilo, puedes utilizar un chocolate para asesinar a Winston Churchill. Suena completamente descabellado, pero todo parece indicar que este fue uno de los planes ideados por los alemanes para asesinar a su contraparte durante la Segunda Guerra Mundial.

Manuales descubiertos recientemente ilustran la complejidad de las trampas, así como los extremos a los que los alemanes estaban dispuestos a llegar con tal de debilitar a las fuerzas británicas.

Los explosivos podían variar desde un dispositivo incendiario escondido en una lata de salchichas con puré del ejército, hasta arvejas secas en un tubo de ensayo que explotaba si se llenaba de agua.

En cuanto al chocolate explosivo, sin duda el dispositivo más retorcido y delicioso de todos, básicamente se trataba de una granada cubierta de cacao. «La bomba está hecha de acero cubierta de chocolate de verdad. Cuando el trozo de chocolate del borde se parte, la lámina de tela se hala automáticamente y después de siete segundos explota la bomba», dice en la ilustración.

La comida era una forma ideal de atacar a los enemigos: por un lado, comer es una necesidad; por otro, los alimentos son fáciles de ocultar y de disfrazar. El historiador y experto en espionaje Nigel West le dijo a la BBC: «Durante la Segunda Guerra Mundial los alemanes estaban dispuestos a destruir los barcos y los cargamentos que salían de los puertos neutrales hacia el Reino Unido».

«La idea era que Gran Bretaña aguantara hambre hasta que se rindiera. Y para eso crearon algunos dispositivos muy ingeniosos que podían contrabandear en los barcos y poner en las bodegas de carga con temporizadores a largo plazo: querían que los barcos se incendiaran o se hundieran en medio del mar», agregó.

Los manuales altamente detallados fueron dibujados por Laurence Fish, hijo de uno de los tres agentes contra-sabotaje del MI5 de la época, y se destinaron a los operarios en tierra y en mar que tenían que saber cómo encontrarlos y desactivarlos. Después de que la amenaza nazi se neutralizara, Fish se convirtió en un reconocido artista de pósters, diseñador gráfico y paisajista. Por suerte la amenaza de una chocolate explotándote en la cara es una cosa del pasado.

 

 

Fuente: VICE


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