El paro iniciado el lunes 3 de mayo en el nuevo Hospital de Rancagua es para el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción, Sintec, un triunfo para recordar. No sólo se logró negociar con empresas que nunca lo habían hecho sino que se consiguió un acuerdo que incluye, entre otras cosas, un aumento salarial del 40%, un bono de $130.000 pesos por término de conflicto, y mejoras en las condiciones de trabajo.
El Hospital es uno de los proyectos más grandes que están en curso actualmente en el país, y uno de los dueños de la empresa que lo construye -que es responsable por los daños en un edificio de Huechuraba que no resistió el terremoto-, es el actual intendente de Santiago, Fernando Echeverría, ex presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, lo que hacía presagiar complicaciones para resolver el conflicto, según Hernán González, dirigente del Sintec.
Pero la movilización, incluyendo la toma de las obras por parte de los trabajadores y el apoyo de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats), de Rancagua y el Sindicato de Trabajadores Contratistas de la Gran Minería (Siteco), consiguió que la Inspección del Trabajo clausurara las obras al comprobar que no existían las medidas básicas de seguridad e higiene. Luego de eso se conformó una mesa de negociaciones que culminó con el acuerdo firmado.
Según Hernán González, secretario del Sintec, la labor de su organización ha sido complicada porque “la realidad sindical de la construcción es difícil, cuesta organizarse y hay mucho temor a perder la pega. Por eso, uno de los objetivos que tenemos es fortalecer la organización en el sector”. Razón por la cual están pensando, para fin de año, en un encuentro del gremio de la construcción que les permita unir fuerzas en torno a objetivos comunes, como una tarifa única en las obras públicas, por ejemplo.
Ese proceso de unidad no estaría limitado sólo a los trabajadores de la construcción, sino que se apunta a construir un nuevo modelo sindical, con otras fuerzas, basado en “una posición de clase, autonomía de los partidos políticos y en el que la solidaridad entre trabajadores sea una constante”, según indicó González.
Muestra de eso fue la conmemoración del día de los trabajadores, el 1º de Mayo, oportunidad en la que en Santiago participaron del acto alternativo realizado en el Parque Almagro junto a otras diez organizaciones, además de una actividad que realizaron junto al Siteco y el sindicato de la empresa de cecinas, Agrosuper, en Rancagua. Asimismo habrían cercanías con grupos como la Confederación General de Trabajadores (CGT), con quienes se realizó la campaña “Sólo el pueblo ayuda al pueblo”, luego del terremoto del 27 de febrero.
Aunque el Sintec está afiliado indirectamente a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), por intermedio de la Federación de Trabajadores de la Construcción y la Madera, en palabras del dirigente de esa organización, la multisindical cumple “el mismo rol que durante los gobiernos de la Concertación, instrumentalizando a los trabajadores en beneficio de los partidos políticos en los que militan sus dirigentes”.
En cifras entregadas por la Organización para el Desarrollo Social y Sindical, el año 2006, en el país habría 18.000 sindicatos para sólo 800.000 trabajadores afiliados, lo que daría un promedio de poco más de 40 afiliados por cada sindicato, lo cual se traduce en una debilidad a la hora de negociar con los empleadores.
El triunfo de la huelga de Rancagua, la solidaridad de los otros sindicatos y las diferentes instancias de acercamiento entre organizaciones que se han venido desarrollando en el último tiempo, “muestran un avance para este nuevo modelo de sindicalismo”, según González.
Por Felipe Ramírez Sánchez
El Ciudadano