No creerás la vida sexual de los pingüinos. Necrofilia, violaciones en grupo… UF!

El pingüino es un animal adorable. Patoso en tierra, ágil en el mar y de un elegantísimo plumaje negro y blanco. Sin embargo, las personas que han estado cerca de ellos dicen que alrededor de sus colonias ya se puede oler el tufillo gallináceo, pero esto no es lo peor que se ha descubierto.

No creerás la vida sexual de los pingüinos. Necrofilia, violaciones en grupo… UF!

Autor: Ángela Barraza

pingüinos

Un informe de principios del siglo XIX del científico George Murray Levick alertaba de unas prácticas que a los humanos nos cuesta asumir sin horror, pero nunca se hizo público hasta hace pocos años. Ahora, los científicos están demostrando que lo que contenía era verdad. Hay que decir que tratar la mentalidad animal como si fuera humana nunca da una idea exacta de sus comportamientos. Pero también hay que advertir que quien no quiera conocer la depravación de este hermoso animal, no debe leer más allá de esta frase.

Necrofilia

Los pingüinos macho mantienen relaciones sexuales con hembras muertas. Hay que decir, como apuntan los científicos, que la posición en que mueren muchas de ellas puede confundir a los machos sobre si están vivas o no. Es decir, a diferencia de los humanos necrófilos, los pingüinos no serían de ningún modo conscientes de esta práctica.

Abuso de menores

El informe de Levick se escribió en griego antiguo para que solo las personas más cultas pudieran acceder a este documento de horror. Los pingüinos machos a veces matan a los polluelos y, en ocasiones, abusan sexualmente de ellos.

Violaciones en grupo

El informe de Levick se espantaba con la coerción sexual que los machos podían ejercer en ocasiones sobre las hembras, muchas veces actuando en grupo y abusando de ellas. Los científicos modernos han confirmado estos comportamientos.

Homosexualidad

Las conductas homosexuales hoy en día, afortunadamente, ya no escandalizan a la sociedad, pero en el siglo XIX sí. Levick también anotó este comportamiento que se ha demostrado, no solo con pingüinos sino entre otros pájaros y animales.

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