Según informa el periódico ‘Heliyon‘, los científicos llegaron a esta conclusión tras analizar los resultados del proyecto de investigación UK Biobank, en el que participaron más de 400.000 hombres y mujeres británicos. Su estado de salud se evaluó teniendo en cuenta su dieta, la ausencia o presencia de malos hábitos, la predisposición genética y otros factores.
Los científicos también descubrieron que la salud de la mayoría de los voluntarios también dependía de su fecha de nacimiento. En particular, los participantes del proyecto nacidos en junio, julio y agosto pesaban unos pocos gramos más que sus compañeros en la infancia y eran más saludables. Una tendencia que continúa en la edad adulta.
Según el especialista de la Universidad de Cambridge John Perry este hecho puede ser explicado por los efectos beneficiosos de la vitamina D, cuya principal fuente es la luz solar, y que los «hijos del verano» reciben en más cantidad que los niños nacidos en otra época del año. El científico señaló que los datos obtenidos después de una serie de estudios adicionales podrían ser utilizados para mejorar la salud de los humanos en el futuro más cercano.