La nueva cinta de Bettina Perut e Iván Osnovikoff resulta ser una de sus piezas visuales más poéticas, más crudas y mejor logradas hasta el momento. A partir de la estructura fragmentada de los noticiarios, y apropiándose de lo que podríamos llamar sus “contenidos”, el dúo de realizadores apuesta por una aproximación completamente diferente al acontecimiento noticioso, de modo que se adentran en el mecanismo en donde a partir del registro y de la construcción de un modelo estructural determinado, se levanta y comunica una verdad del acontecimiento.
Sin embargo, acá ocurre un elemento interesante, pues mientras el acontecer en las noticias es siempre un pasado/consumado que se comunica con una inmediatez propia de los medios de comunicación en vivo, el acontecimiento de Noticias (2009) es siempre algo en transcurso que se desenvuelve, resulta ser un presente/en desarrollo que, al mismo tiempo, no comunica sino su propio acontecer. De hecho, lo que comunica es, a nivel simbólico, la decadencia del cuerpo, el deshecho, la carne descompuesta, las moscas sobre el cadáver, la sangre, la muerte, pero nunca información ni datos. De hecho el ejercicio de Perut y Osnovikoff, inclasificable dentro del documental y la ficción, posee un devenir silencioso, en contraste con la voz del conductor que lo llena todo de forma barroca y excesiva. Acá los personajes que interpretan al lector de noticias y al periodista en terreno es poco lo que hablan y la posición de la cámara, al no ser la convencional, convierte su performance en un elemento extraño, tan parte del acontecimiento como cualquier otra cosa. Esto ocurre, por ejemplo, cuando el periodista entrevista a un párroco mientras vemos exclusivamente su nuca, o cuando en el set del canal regional el cuerpo del conductor está en reposo y en silencio mientras vemos escrito en la pared del fondo ‘objetividad’.
Por otro lado, la fragmentación del relato nos retrae una y otra vez a la jaula de mandriles del Zoológico de Santiago que, con la ciudad como telón de fondo, llevan a cabo sus prácticas cotidianas. Resulta siempre inquietante ver cómo se desenvuelven gregariamente, con pequeñas luchas de poder, sexualizados y neuróticos, mientras observan una construcción que ocurre junto al lugar que habitan. La persistencia en los mandriles puede leerse en clave metafórica, pero también como insistencia en la preeminencia del cuerpo y su inevitable putrefacción, en el cuerpo como un deshecho, como un objeto rodeado por la maquinaria noticiosa. En ese sentido el morbo se asoma como una parte integral de la constitución de la imagen noticiosa y también de cualquier imagen, de hecho acá el dispositivo es criticado y puesto en entredicho, tal como ya lo hicieron respecto al formato documental en Un Hombre Aparte (2002). Por ello es que el dolor, la muerte, y todo aquello que se insinúa en las noticias revestido de un aparatoso mecanismo discursivo/informativo aparece acá desnudo, pero no transparente, aparece como un hecho voluntariamente puesto allí para incomodar, para estremecer. Es quizás esa deliberada energía con que Perut y Osnovikoff nos enfrentan a una estetización consciente de lo que no deberíamos presenciar la que puede ser leída, equivocadamente, como una provocación gratuita y maléfica. La respuesta frente a esta mirada no es un no rotundo, sino más bien nuevamente, una puesta en duda de lo que entendemos por bien y mal.
Año: 2009
Dirección: Bettina Perut e Iván Osnovikoff
Fotografía y Cámara: Pablo Valdés
Duración: 80 min.
Por Roberto Doveris
Publicado en Filmonauta N°5, suplemento que circuló en la edición N°78, marzo 2010, de El Ciudadano.
Más informaciones en: perutosnovikoff.com
El Ciudadano