¿Viajar con un historiador del arte?

¿Seguro que quieres hacer un viaje con alguien que ha estudiado Historia del Arte? No sabes lo que te espera.

¿Viajar con un historiador del arte?

Autor: Lucio V. Pinedo

Si estás pensando en unas tranquilas vacaciones, en relajarte en la playa y en tomarte la vida con calma unos días, ya puedes ir olvidándote: ¡hay demasiados museos para ver! Y es que si no visitas los museos de una ciudad es como si no hubieras estado en ella. Así que nada de relax y a ponerse las pilas, que si no, no da el tiempo para verlo todo. Eso sí, garantizamos noches de profundo sueño, porque harás kilómetros dentro de las galerías.

Museos… ¡y monumentos! También nos encantan las iglesias, los monasterios, los castillos, los yacimientos arqueológicos… En resumen, que nos fascinan los sitios llenos de piedras viejas y rotas, porque nos cuentan la historia del lugar. Pero míralo por el lado bueno, subirás cerros imposibles con tal de acceder a los restos de un castillo, irás al pueblo más recóndito por carreteras llenas de curvas para ver una pequeña ermita, meterás el coche en caminos enfangados con el único fin de llegar a un perdido yacimiento arqueológico (no garantizamos que después puedas sacarlo) y un sinfín de aventuras. Aburrirte, no te aburrirás, eso seguro (…).

Y todo esto con mucha calma, que las cosas hay que verlas despacito para no perderse detalle. Si tu idea es ir a ver algún museo o monumento, estar dentro un rato y salir corriendo a tomarte una caña, no vas con el acompañante adecuado. Cada detalle es digno de admiración y nos cuenta una historia diferente, y, si estás dispuesto a escuchar, quizás te sorprendas. Sí, vamos despacio, pero podemos ir contándote lo que significa cada cosa y descubrirte todo un mundo que tal vez no te imaginabas.

Además, antes de emprender el viaje, más vale que dejes algo de sitio en la maleta, que los libros de arte abultan mucho. De recuerdo no nos sirven los típicos souvenirs para turistas, queremos el catálogo de la exposición que hemos visitado, la guía de las iglesias románicas de la zona, la historia de ese monasterio tan maravilloso que hemos visto y alguna lámina que otra (así que dejar algo de sitio en la estantería tampoco te irá mal).

También tienes que mentalizarte de que te vas a volver a casa sin ninguna foto en la que salgas tú. No es que no hagamos fotos, hacemos cientos, pero nos interesa ese alto capitel con figuras en relieve, ese canecillo con un ser fantástico, esa veladura de un cuadro, esa escultura de piedra que parece de carne y hueso, esa ventana que todavía se conserva en el único muro en pie de unas ruinas… Lo bueno es que tendrás los mejores fondos de escritorio.

Ahora que ya lo sabés, ¿querés hacer ese viaje con esta compañía.


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