“Espero una salida feliz y espero no volver jamás”.
–Frida Kahlo
El desenlace de Frida estuvo lleno de contrastes. Ya para los últimos años de vida había adquirido fama y reconocimiento mundial, pero también había sufrido desgarradores momentos que no le permitían disfrutar de una vida placentera de fiesta y diversión desmedida. Se cuenta que mientras en la Casa Azul su grupo de amigos disfrutaba de las reuniones plagadas de interesantes conversaciones y alcohol, ella estaba postrada en su cama, adolorida por las intensas cirugías, resultado de aquel accidente que la marcó desde los 18 años.
Al menos durante los últimos cinco años de su vida, realizó múltiples visitas al hospital. En 1950 la operaron siete veces y le amputaron una pierna. Después de eso, Frida permaneció en silla de ruedas y sólo la morfina fue capaz de calmar su dolor. Frida se desahogó a través del arte y las páginas de su diario, en el que plasmó su tormentosa relación con Diego, sus pensamientos sobre la vida y el sufrimiento que marcó la suya, además de ilustraciones, acuarelas, bocetos y frases que marcaron sus últimos días.
“1950 – 51. He estado enferma un año. Siete operaciones en la columna vertebral. El Doctor Farill me salvó. Me volvió a dar alegría de vivir. Todavía estoy en la silla de ruedas, y no sé si pronto volveré a andar. Tengo el corset de yeso que a pesar de ser una lata pavorosa, me ayuda a sentirme mejor de la espina. No tengo dolores. Solamente un cansancio de la… tiznada, y como es natural muchas veces desesperación. Una desesperación que ninguna palabra puede describir. Sin embargo tengo ganas de vivir. Ya comencé a pintar”.
Refugiándose en la pintura, Frida expuso su obra de manera individual en la Galería de Arte Contemporáneo de la Ciudad de México. “La pintura ha llenado mi vida. He perdido tres hijos y otra serie de cosas que hubiesen podido llenar mi horrible vida. La pintura lo ha sustituido todo. Creo que no hay nada mejor que el trabajo”.
Ávida de autorretratarse en sus pinturas que logran mostrar sus cambios históricos, su evolución artística y las diferentes facetas por las que pasó, Frida hizo uno de los mejores autorretratos en su diario íntimo.
1954 fue uno de los años más desconsoladores en la vida de la artista. Se rumora que tuvo un intento de suicidio el 9 de abril, cuando fue ingresada al hospital. En su diario escribió “salí sana, hice la promesa de jamás volver y la cumpliré”, promesa que no pudo cumplir. Frida fue internada una vez más cuando cayó y se clavó una aguja que estaba en el suelo, ésta quedó incrustada en sus nalgas por lo que necesitó intervención médica para retirarla.
En junio contrajo una neumonía de la que creyó escapar a finales de mes. Su ánimo era tan grande que el 2 de julio viajó con Diego a Guatemala para participar en una manifestación contra la intervención norteamericana. Sin embargo, esta sería su última aparición pública. Cuando regresó a su hogar, la neumonía empeoró y el 13 de julio falleció. Muchos continúan rumorando acerca de que fue suicidio. Cientos de personas fueron al Palacio de Bellas Artes para darle el último adiós a una de las figuras más emblemáticas del arte mexicano.
“Me amputaron la pierna hace 6 meses. Se me han hecho siglos de tortura y en momentos casi perdí la razón. Sigo sintiendo ganas de suicidarme. Diego es que me detiene por mi vanidad de creer que le puedo hacer falta. Él me lo ha dicho y yo le creo. Pero nunca en la vida he sufrido más. Esperaré un tiempo”.
Diego siempre estuvo a su lado, fueron compañeros de vida más que esposos o amantes. Diego veía a través de los ojos de Frida y Frida con los de él. Las infidelidades y engaños no importaron porque ellos tenían algo especial, diferente a lo que las otras parejas conocían. No se trataba de amor o sexo, sino de convertirse en uno cuando estaban juntos.
“No hablaré de Diego como de mi esposo porque sería ridículo. Diego no ha sido jamás ni será ‘esposo’ de nadie. Tampoco como de un amante, porque él abarca mucho más allá de las limitaciones sexuales, y si hablara de él como de mi hijo, no haría sino describir o pintar mi propia emoción, casi mi autorretrato y no el de Diego”.