El manipulador se caracteriza por inducir, a través de ciertos mecanismos de comportamiento repetitivos, a otra persona a que realice una determinada acción, la cual no se condice con el deseo del manipulado. Es decir, el manipulador configura una serie de artilugios psicológicos sobre el manipulado para que éste, sin ser consciente de aquéllo, cumpla con un objetivo.
Relacionarse con un manipulador o manipuladora es agotador, angustiante, estresante y puede llegar a ocasionar daños físicos y psicológicos. Reconocerlos es difícil, puesto que si son buenos manipuladores nos darán una imagen de ser justamente todo lo contrario, por eso es importante confiar en nuestras percepciones e informarnos responsablemente sobre el tema.
También, debemos saber diferenciar entre un manipulador y una persona que ocasionalmente lleva a cabo acciones de este tipo; en este sentido, saber identificar un patrón de comportamiento es esencial.
Aquí una lista de características típicas del manipulador:
No se hacen cargo de sus actos: La culpa jamás es de ellos. La familia, los amigos, el vecino, los compañeros de trabajo, Dios, el sistema capitalista, los Teletubies, la música rock, etc. serán los responsables de sus fallas y equivocaciones. Ellos, de acuerdo a su perspectiva, son simplemente víctimas. Es recurrente que utilicen frases como: «Yo sé que no estuve bien, pero no fue mi culpa, lo que sucede es que….». Reiteradamente tendrán como objetivo que termines sintiendo lástima por ellos.
Lo que les sucede a ellos, es peor que lo que te pasa a vos: ¿Nunca te has detenido a pensar en como cada vez que cuentas una anécdota, ellos también la vivieron pero aún peor? Todas, Absolutamente todas las conversaciones -así las comiences con un :»¿Te conté que cuando iba a la secundaria hice paracaidismo y viví seis meses en África?»- terminarán redundando en sus historias y los tendrán a ellos como protagonistas. Si te atreves a quejarte, entonces pasarás a ser el malo de la película por no querer escuchar sus problemas o su pasado súper traumático.
Generan conflictos: Si comparten un entorno social, entonces sabrás que la paz es algo que quedó allá lejos y hace tiempo, antes de que el manipulador se uniera al grupo. Juegan sucio, reparten chismes y comentan sutilezas ofensivas a espaldas de los demás. Tampoco toleran que otro sea el centro de atención, con lo cual, siempre tendrán un problema gigante con el cual manipularte cuando estés pasando el rato con alguien más.
Mienten: Todo el tiempo y a todo el mundo. Si pasas mucho tiempo con él y lo ves interactuar con otras personas, podrás notar que nunca son sinceros, que siempre están inventando cosas incluso de manera hasta compulsiva. También te mienten a vos, aunque no te des cuenta porque son realmente buenos en eso.
Por empezar, nunca te van a admitir la mentira, son capaces de tergiversar discursivamente datos concretos y reales con tal de sostener su versión de los hechos (¿Nunca te exasperaste al discutir con un manipulador? «¡EL ÁRBOL ES VERDE! ¡VERDE!». No te sientas disminuido intelectualmente porque le terminaste creyendo que el árbol era multicolor con toques de animal print, es su especialidad).
Son tan buenos que te harán dudar de tu propia cordura. Empezarás a preguntarte si realmente el árbol es verde, si no es una ilusión óptica, si no es que a determinada luminosidad parece verde pero en realidad es de otro color. Dudarás hasta de qué color es en verdad el verde, tal vez le estuviste llamando verde toda tu vida a una tonalidad equivocada. En ese momento estarás experimentando la manipulación emocional.
Son eternas víctimas: seguramente te hayan contado una historia profunda y trágica acerca de su pasado. Culpa de esa historia son todos los males que los aquejan. Tal vez lo que te confió sea cierto, tal vez también sea terrible, pero llega un momento en la vida de un adulto en que no hay más opción que hacerse cargo de lo que nos tocó y tratar de hacer algo bueno con eso. Y principalmente, de hacernos responsables de nuestros propios actos y decisiones y, sobre todo, de las consecuencias que conllevan.
Pues el manipulador, no.
Él nunca se correrá del lugar de víctima porque le es cómodo, está acostumbrado y además, le sirve para generar lástima en los demás. Cuando te acorrale con este tipo de cuestiones, piensa que todos los seres humanos tenemos problemas, todos vivimos cosas malas, y que, en última instancia, vos no tenés por qué hacerte cargo de las mochilas ajenas. Suficiente tienes con las tuyas propias ¿no? (Que no se malinterprete: está bien ayudar a un ser querido, pero si una persona no se sale nunca jamás del lugar de víctima y desde allí logra que hagas cosas por él/ella o justifica todos sus actos egoístas, entonces te está manipulando).
La culpa es tuya: Cualquiera sea el conflicto en el medio de ustedes, así puedas justificarlo con hechos reales y concretos, por más que tengas testigos, pruebas contundentes y toda la lógica de tu lado, la culpa es tuya, nunca de ellos. Acá hay que ser plenamente consciente de que la auto-confianza es algo que, por más que cueste horrores, no debe perderse nunca frente a un manipulador.
Son seductores: Al principio, harán lo que sea para conquistarte. ¿Necesitas ayuda con algo? Ellos te la prestarán en proporciones enormes y, a primera vista, de manera desinteresada. Te harán regalos y te dirán exactamente lo que quieres oír: son sumamente detallistas y por eso logran, al poco tiempo, sacar una conclusión bastante acertada acerca de tu personalidad, tus deseos y tus inseguridades.
Pero nada es eterno, y al tiempo te darás cuenta que la reciprocidad es una ilusión y que la balanza de la gentileza y del hacer cosas por el otro está totalmente de tu lado.
Por último, recuerda que esto es solo una breve guía. Si de veras piensas que estás en una relación con un manipulador o manipuladora, síguete informando acerca del tema e incluso, si es una relación muy comprometida, analiza la idea de ir a hablar con un profesional.