Recolección y tratamiento de pilas usadas: Una obligación ecológica

Necesarias para hacer funcionar artefactos cotidianos, las pilas contienen elementos químicos tóxicos que al botarlos a la basura contaminan personas y animales al integrarse al ecosistema

Recolección y tratamiento de pilas usadas: Una obligación ecológica

Autor: Wari

Necesarias para hacer funcionar artefactos cotidianos, las pilas contienen elementos químicos tóxicos que al botarlos a la basura contaminan personas y animales al integrarse al ecosistema. En Chile, las pilas usadas se recolectan en contenedores y luego sus compuestos son neutralizados en un proceso que, sin ser reciclaje, minimiza los riesgos de sus residuos.

Según datos oficiales, a nuestro país ingresan cerca de 100 millones de pilas al año, con un consumo per cápita de siete pilas en el mismo periodo, depende del nivel socioeconómico.

Esa cantidad de pilas arrojadas a la basura es claramente nociva, considerando los diferentes metales en su composición, como el mercurio (la mayoría de las pilas alcalinas y de óxido de plata), cadmio (pilas recargables), el manganeso, el níquel y el zinc, todos tóxicos en concentraciones bajas, debido a su alta densidad.

Al botar las pilas viejas a la basura, estos metales se infiltran y contaminan las aguas subterráneas y el suelo, y se introducen en las cadenas alimentarias naturales, las mismas de las que se nutre el ser humano. Por otro lado, si las pilas son quemadas, las emanaciones dan lugar a elementos tóxicos volátiles, contaminando el aire.

El mercurio, por ejemplo, se oxida mezclado con basura y se libera al ambiente. Este metal se asienta fácilmente en la tierra o en el fondo de ríos y lagos. Los microorganismos en estos ecosistemas lo transforman en metil-mercurio, de mayor toxicidad y movilidad, atravesando fácilmente las membranas celulares, ingresando en la cadena alimentaria a través de los herbívoros y peces, y continuando hasta los seres humanos. Cuando llega al hombre, tope de la cadena, puede haberse concentrado varias veces y resultar letal, ya que se acumula sobre todo en la médula ósea y en el cerebro, dañando a mediano y largo plazo los tejidos cerebrales y el sistema nervioso central.

CÓMO EVITAR EL DAÑO AMBIENTAL

En países desarrollados, el reciclaje es la recolección de pilas usadas en contenedores específicos, su traslado a una planta donde se segregan y separan los metales peligrosos del resto de materiales que constituyen la pila. El proceso requiere la trituración de la pila; luego la condensación permite la obtención de metales con un grado de pureza superior al 96%. De la trituración de las pilas normales se obtiene escoria férrica y no férrica, papel, plástico y polvo de pila. Sin embargo, existen pocas de estas plantas debido al alto consumo energético y las altas inversiones que significan.

En Chile no se reciclan pilas, sólo se recolectan y encapsulan en bloques de concreto, para evitar derrames y contaminación medioambiental. Al menos en Santiago, desde 2001, la Municipalidad desarrolla un programa de recolección que incluye papeles, revistas, plásticos, pilas y vidrios, mediante la instalación de depósitos receptores en diversos lugares.

La recolección la efectúa mensualmente la Dirección de Aseo. En el caso de las pilas, éstas se trasladan a la empresa de reciclaje Hidronor, donde pasan por un tratamiento de “inertización”, en el que se separan los metales peligrosos y luego se confinan en tambores sellados que son monitoreados constantemente.

La empresa declara ciertos problemas en su labor, como el tamaño de las pilas (demasiado grandes para tratarlas como polvo, demasiado pequeñas para su trituración de acuerdo a la tecnología que poseen), la variedad de pilas (lo que hace muy lento el proceso de separación) y el insuficiente volumen de pilas recolectadas, lo que pone en peligro la continuación de estos programas. De todas maneras, el proceso de inertización permite reducir el caudal de basura tecnológica arrojada al ecosistema y posibilita que los usuarios desarrollen una conciencia ecológica activa.

Infórmese de los lugares de recopilación aquí

Anexo:

DATOS Y RECOMENDACIONES PARA LOS USUARIOS:

– No junte pilas sin saber dónde depositarlas, porque los riesgos se concentran.

– No mezcle las pilas nuevas con las usadas, porque se reduce la vida útil de las segundas.

– Utilice preferentemente artefactos conectados a la red eléctrica.

– No tire las pilas a la basura. Si lo hace, métalas dentro de una botella plástica.

– No queme ningún tipo de pilas ni baterías.

– No todas las pilas contaminan lo mismo, ya que algunos compuestos son más tóxicos que otros.

– Evite aquellas pilas que contienen elementos más tóxicos, como mercurio y cadmio.

– Con respecto a las pilas alcalinas, los principales fabricantes utilizan compuestos de baja toxicidad que pueden ser eliminados sin problema con la basura doméstica, con el fin de cumplir con las normas ambientales de sus países de origen. Por lo mismo, siempre va a ser útil, con respecto a una marca, leer la información de los envases o visitar su sitio Web.

– Además, es recomendable comprarlas en el comercio establecido, con el fin de evitar comprar pilas falsificadas que no cumplan con los parámetros del fabricante original.

– Las pilas de reloj más tradicionales sí son peligrosas, ya que funcionan en base a mercurio. Sin embargo, existen alternativas más «amigables» con el ambiente, como las de óxido de plata (menos tóxicas que las de mercurio) y las de Zinc-Aire.

– Usar pilas recargables también es una buena idea, pero se deben evitar las de Niquel-Cadmio (Ni-Cd). Aunque son más caras, las de Ni-MH (Niquel-Hidrato de Metal) son suficientemente inofensivas como para ser desechadas con la basura doméstica, y funcionan mejor con los aparatos de alto consumo.

Fuentes utilizadas:
www.portaldelmedioambiente.com
www.territorioverde.cl
www.iepe.org
www.hidronor.cl

Por Cristóbal Cornejo

El Ciudadano


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