Andréi Chikatilo, la historia detrás del asesino

“Soy un error de la naturaleza, una bestia enfadada”. Andréi Chikatilo

Andréi Románovich Chikatilo, conocido como “El carnicero de Rostov” es considerado como uno de los asesinos seriales más peligrosos que tuvo la Unión Soviética. Aunque en la actualidad, la crueldad del personaje resalte en las noticias, su inteligencia le permitió ejecutar sus asesinatos a la perfección sin ser sospechoso por mucho tiempo.

Inteligente, amoroso, amable y entregado son adjetivos que muestran una visión parcial de lo que era su verdadera personalidad, oculta bajo aquellas cualidades que la sociedad considera como “buenas”. Chikatilo nació en 1936 en Yablochnoye, Ucrania, tres años antes de que estallará la Segunda Guerra Mundial; su infancia y adolescencia la vivió en el período de guerras, y mientras para muchos acabó el holocausto, en la Unión Soviética comenzó La Guerra Fría.

Tras la crisis de la guerra se produjo una etapa de hambruna en Ucrania conocida como Holodomor, en la que los habitantes desesperados optaron por el canibalismo. Stepan, el hermano de Andréi, fue una de las víctimas del brutal suceso, lo secuestraron y murió devorado salvajemente de acuerdo a los recuerdos de la madre quien no dejó de rememorarlo ni un momento.

La muerte de su hermano, más su inseguridad, provocó que Chikatilo se encerrará en sí mismo como un mecanismo de defensa ante la cruel realidad,  y a los 12 años sufrió episodios de neurosis, pues en su casa, así como en la escuela, sufrió violencia física y psicológica, hasta concluir con su educación básica. Como cualquier ciudadano ucraniano de esa época, se enlistó al Ejército Rojo y al regresar estudió las carreras de Lengua y Literatura Rusas; Ingeniería y Marxismo – Leninismo y una maestría en Filología; su amplia formación le permitió abrirse puertas en diversas prácticas profesionales, como la de profesor.

El daño sufrido durante su infancia le trajo como consecuencia  trastornos emocionales y físicos que fueron portantes en la conformación de su  personalidad psicópata, la que ocultaba bajo su nueva familia: una esposa y dos hijos que logró concebir a pesar de su impotencia sexual.

En la década de los ochenta se desató una serie de desapariciones y crímenes de jóvenes y niños en Ucrania; los cuerpos eran hallados en bosques y con aproximadamente entre 30 y 50 puñaladas, además de haber sido mutilados. El gobierno mostró una incapacidad para atrapar al autor del crimen. En 1984, Chikatilo encajaba con las características del sospechoso y fue detenido, pero su aspecto inofensivo y las declaraciones de sus conocidos lo pusieron en libertad.

Andréi Chikatilo siempre se sintió atraído por las jóvenes o niñas, y en 1978, en un intento por satisfacer su deseo, convenció a una niña de nueve años para que lo acompañará a una cabaña. Al llegar allí intentó violarla, en un descuido le hizo un rasguño tan fuerte que brotó sangre de la menor. Ese descuido provocó en Chikatilo excitación y descubrió que si seguía rasgando a la joven podía llegar a conseguir la eyaculación que sólo conseguía al asesinar personas.

Más de 54 mujeres fueron asesinadas por “La bestia de Ucrania”, como fue nombrado por la prensa local. La manera en que fueron mutiladas a la perfección pusieron en investigación a más de 26 mil médicos que, por su preparación, eran los probables responsables del hecho.

La huella principal que Chikatilo dejaba en sus víctimas era la extirpación de los ojos, debido a una leyenda rusa que dice que los asesinos no pueden mantener el contacto visual con sus presas; y para demostrar que las había violado, colocaba el semen con una ramita para probar que era tan normal como toda la sociedad.

Finalmente, el 20 de noviembre de 1990 fue detenido por la KGB, la que llevaba una década buscándolo, no quiso confesar nada hasta que en una cita con un psiquiatra encargado de su caso declaró sus crímenes:

“En los actos sexuales perversos experimentaba una especie de furor, una sensación de desenfreno. No podía controlar mis actos. Desde la niñez me he sentido insuficiente como hombre y como persona. Lo que hice no fue por el placer sexual sino porque me proporcionaba cierta paz en mente y alma durante largos periodos. Sobre todo después de contemplar todo tipo de películas sexuales. Lo que hice, lo hice después de mirar los vídeos de actos sexuales perversos, crueldades y horrores” declaración de Chikatilo por medio de un comunicado.

En febrero de 1994 su destino como asesino acabó, fue ejecutado con un tiro en la cabeza por decisión del gobierno de Ucrania; y su caso sirvió para atrapar a otros asesinos y develar la incompetencia de el ejército implicado en el caso.

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Vía CulturaColectiva