Mujeres peruanas instalan paneles solares e iluminan sus comunidades

Cinco mujeres de la provincia de Candarave, ubicada en Tacna (Perú) viajaron a la India para capacitarse y aprender a instalar paneles solares. La enseñanza obtenida ha permitido que 272 familias cuenten con luz eléctrica y mejoren su calidad de vida. Los paneles solares evitan el incremento de gases de efecto invernadero y permiten hacerle frente al cambio climático.


Autor: Ciudadano

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Reina Isabel Mamani (37), con dos hijos y dos nietos, aprendió en el 2011, que algunas veces para tomar decisiones correctas hay que romper estereotipos, vencer los miedos, y apostar por el conocimiento. A pesar de que su madre, sus hermanos, y muchas personas en su comunidad (Tacalaya) se oponían, ella aceptó formar parte del programa Barefoot College, viajó a la India por seis meses, y aprendió que la electricidad, con ayuda de paneles solares, puede llegar por medio de la luz solar.

En diciembre del 2011, Reina junto a Yeny Cahuana, Paula Quenta Zegarra, Iseyda Aguilar y Rosana Mansilla Colque, que viven en comunidades de Candarave (Perú), se embarcaron en la apuesta de Barefoot College. Esta institución lleva a mujeres de zonas rurales de distintas partes del mundo a Tilonia, una aldea en el desierto de Rajastan ubicado en La India, para que puedan intercambiar experiencias de vida y lo que es más importante, aprendan a instalar y mantener paneles solares – dispositivos que convierten la energía de la radiación solar en electricidad – y así mejoren la vida cotidiana en sus comunidades.

Antes del viaje, los pobladores de las comunidades de Candarave, a partir de las 6 de la tarde – cuando la claridad se pierde – afrontaban continuos problemas debido a la falta de luz. A partir de esa hora prendían las velas o las lámparas de petróleo – que generan gases de efecto invernadero (GEI) y a su vez pueden provocar accidentes – para realizar actividades que pueden parecer simples, como cocinar, leer, o cuidar a los animales, pero que sin electricidad se dificultan. Del mismo modo usaban linternas funcionando con pilas, que resultaban costosas y no generaban la iluminación adecuada.

Paneles solares en comunidades

Para llegar a ser parte de Barefoot College, Reina fue elegida debido al conocimiento ancestral que presenta y se tuvo en cuenta también su liderazgo. Ella tuvo un vuelo de casi 30 horas para llegar a La India, cambió su dieta, estuvo en otro continente y dejó a su familia. En Tilonia, Reina compartió con mujeres de diferentes partes del mundo, conoció otras culturas, creencias, ideas, aprendió a comunicarse en otro idioma y sobre todo aprendió sobre ingeniería solar.

Al retornar a sus comunidades, Reina y sus compañeras fueron reconocidas como ingenieras, una situación que nadie imaginaba cuando se les propuso el viaje. En cada pueblo se había implementado un “comité solar” para organizar a la población. En enero del 2013 recibieron los equipos importados desde la India, que llegaron en “kits” para instalar un sistema solar de baja potencia, destinado a la iluminación eléctrica, con una tecnología basada en focos de tipo LED, que a diferencia de los clásicos, se pueden reparar y no necesitan ser cambiados.

El resultado obtenido es que 1360 personas (272 familias) de 9 comunidades de la provincia de Candarave cuentan con luz eléctrica, gracias a la instalación de 387 equipos solares. Alicia Condori Quispe, que formó parte del equipo coordinador en Perú, explicó que “el equipo acompañó el proceso de entrega, pero las que instalaron los paneles en las cabañas de las familias fueron las 5 ingenieras. Cada beneficiario pagó 25 soles para la instalación, y cada mujer pudo instalar hasta 4 sistemas diarios, los beneficiarios quedaron muy satisfechos”.

Sin embargo el mantenimiento de los paneles solares a lo largo de los años es un aspecto que todavía falta mejorar. Los altos costos en el transporte, la falta de presupuesto y de gestión en las comunidades han significado un problema para poder contratar periódicamente a las ingenieras. A pesar de ello, nuevos pobladores han solicitado sistemas adicionales, lo que demuestra que los beneficios opacan a los obstáculos. Como primer paso, las ingenieras capacitaron a los beneficiarios sobre el mantenimiento básico de los sistemas, y ahora pueden realizar reparaciones simples de manera autónoma.

Beneficios de la energía solar en Candarave

Candarave es una provincia particularmente vulnerable al cambio climático. La zona se encuentra entre 3500 y 4800 metros sobre el nivel del mar, y los pobladores se dedican principalmente a la crianza de trucha y camélidos, estos últimos golpeados por aumento de GEI, dado que las heladas y sequías se acentúan por efecto del cambio climático y afectan a sus alimentos.

Con la llegada de la electricidad solar, los niños de Candarave pueden hacer sus tareas en sus casas con una iluminación adecuada y mejorar sus resultados escolares. La salud de los pobladores también ha mejorado, porque ya no respiran el humo de las velas y mecheros. Además, se generó un ahorro económico importante para las familias, ya que los sistemas de iluminación que usaban antes resultaban muy costosos.

Los pobladores tomaron iniciativas propias y llevaron la electricidad también fuera de las casas, logrando un incremento de la productividad en actividades tradicionales. Policarpio Pariguana, propietario de un criadero de truchas, instaló cinco paneles solares en su explotación, que le permiten alimentar a sus peces por la noche y madrugada con buena iluminación. Del mismo modo, los comuneros que se dedican a la crianza de camélidos, instalaron los sistemas de iluminación solar para proteger a sus alpacas por las noches, y evitar que los zorros – que usualmente se comen a las crías – se acerquen. Otra iniciativa fue la que tomaron los padres de familia de la comunidad de Marjani, quienes recolectaron dinero para pagar la instalación del sistema solar en la escuela comunal.

Rodrigo París Rojas, periodista, politólogo, diplomático y director para Latinoamérica de Barefoot College, explicó que cuando las mujeres retornan a sus casas se convierten en personas transformadoras que iluminan su vida.

“Cuando retornan a sus hogares las mujeres quieren acabar con el consumo de gasolina o querosene, que les da una luz tenue y que genera emisión de CO2, también quieren dejar atrás los riesgos de accidentes, y los problemas para la salud de los niños por la cantidad de humo que existen, con la ayuda de las ONGs y entidades estatales se facilita el programa”, sostuvo Rodrigo París Rojas.

Electricidad es desarrollo

Jeremy Bentham, físico graduado en Oxford, explicaba en la Revista Caretas que en muchas economías en desarrollo y subdesarrolladas, el acceso a la energía es la diferencia entre la pobreza y la prosperidad. Precisamente en esa diferencia, radica la importancia del programa Barefoot College, que apuesta por el conocimiento y el empoderamiento de las personas.

En Barefoot College, las mujeres aprenden a través de señas, números y colores. El método utilizado garantiza el aprendizaje, porque algunas mujeres incluso son analfabetas, pero con la ayuda de los maestros, se educan para instalar paneles solares, darse cuenta de las fallas y repararlos. El programa también busca réplica en las comunidades.

Rodrigo París explicó que en el viaje a La India, las mujeres rurales aprenden a luchar, a superar retos, y se dan cuenta de que cambiar para mejorar es posible.

Un componente clave en el Barefoot College es que las estudiantes sean exclusivamente mujeres, porque hay un sentido filosófico que indica que se tiene muy claro que las mujeres son el centro de las comunidades.  “Las mujeres son generosas, son madres y abuelas. Son grandes contadoras de historias, comparten el conocimiento entre ellas, garantizan que no se va a difuminar, y están pensando en trasformar su entorno”, finalizó Rodrigo París Rojas.

Vía: http://elhorticultor.org

 


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