Una vez que se dieron a conocer los primeros datos oficiales sobre el escrutinio que se llevó en todo el país el pasado 25 de octubre para definir el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner, un interrogante se abría. ¿Por qué el kirchnerismo perdió tanto poder? ¿Cómo se llegó a este punto?
Sin lugar a dudas la derrota ante Cambiemos en la Provincia de Buenos Aires, lugar históricamente que responde al peronismo y que representa el 37% del padrón electoral, es un claro síntoma de vientos de cambio. Para empezar, es fundamental reconocer que la derrota del kirchnerismo es por sus propias responsabilidades.
Tras doce años de gobierno, contando el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011 y 2011-2015), la situación de Argenina ha cambiado para mejor, sobretodo teniendo en cuenta que se venía de la peor crisis económica de la historia en el país. Sin embargo, eso no alcanzó.
El kirchnerismo fue preso de su propia impericia y sus limitaciones, ya que luego de cambios y mejoras estructurales, nunca se dieron pasos más allá que mejoren las realidades concretas de un gran sector de la población. Mucha gente continúa en situación de pobreza y vulnerabilidad social, las villas de emergencia no disminuyen, sino todo lo contrario, aumentan.
El ejemplo de la provincia de Buenos Aires es clave: muchas personas siguen sin contar con servicios básicos como el de cloacas o calles de asfalto. ¿Cómo pretender que tras doce años de una supuesta bonanza económica y nada de cambios, la gente siga votándo al kirchnerismo?
Desde el Frente para la Victoria se pecó de soberbia y falta de estrategia política. En vez de articular con distintos sectores, se encerró en sí mismo confiado de contar con el voto ganado, cuando eso no fue así. La presión mediática que cargó contra el kichnerismo desde los sectores más concentrados de los medios de comunicación hizo estragos.
Uno de los gobiernos más fuertes en lo que hace a la integración regional en el continente empieza a tambalear en manos de una propuesta ultra conservadora encabezada por Mauricio Macri (una suerte de Capriles argentino) que amenaza con desandar mucho de lo bien hecho, pero prometiendo en cambio una mejora en las realidades concretas, aunque eso no sucedió en la Ciudad de Buenos Aires, distrito que gobierna Macri hace ocho años. ¿Será ese el factor clave que explique el resultado?
El próximo 22 de noviembre se dará por primera vez en la historia argentina un balotaje presidencial. ¿Qué rumbo tomará la historia argentina y del continente tras ese resultado?