Para muchos es difícil creer que un poeta, con sentimientos a flor de piel, logre cambiar la situación del país, pero al menos la poesía se transforma en una válvula de escape para todo lo que vivimos y empodera a aquellos que la escriben para convertirlos en figuras públicas que puede expresar lo que en realidad es un sentimiento colectivo.
El poeta Javier Sicilia fue uno de los que, debido al crimen organizado, perdió a su hijo y eso lo motivó a levantarse contra el crimen; hacer un movimiento que apoyara la paz en un país donde es casi inexistente. Solamente decidió escribir y colaborar con los medios de comunicación para dar a conocer una situación que podría ser la misma que la de muchos mexicanos.
Existen otros poetas que han sido exiliados o tomados como activistas radicales pero ellos, a través de una pluma y el poder de crear magníficas obras que ningún mortal imagina, han logrado dar a conocer su situación y dejar una huella en un mundo lleno de injusticias, abuso y poderes inservibles que debemos mantener porque así lo dicta la institución.
Te dejamos 10 poemas que creemos podrían dibujar los conflictos contemporáneos. Porque México está lleno de violencia pero también debería estar lleno de poesía.
Acabar con todo
Octavio Paz
Dame, llama invisible, espada fría,
tu persistente cólera,
para acabar con todo,
oh mundo seco,
oh mundo desangrado,
para acabar con todo.
Arde, sombrío, arde sin llamas,
apagado y ardiente,
ceniza y piedra viva,
desierto sin orillas.
Arde en el vasto cielo, laja y nube,
bajo la ciega luz que se desploma
entre estériles peñas.
Arde en la soledad que nos deshace,
tierra de piedra ardiente,
de raíces heladas y sedientas.
Arde, furor oculto,
ceniza que enloquece,
arde invisible, arde
como el mar impotente engendra nubes,
olas como el rencor y espumas pétreas.
Entre mis huesos delirantes, arde;
arde dentro del aire hueco,
horno invisible y puro;
arde como arde el tiempo,
como camina el tiempo entre la muerte,
con sus mismas pisadas y su aliento;
arde como la soledad que te devora,
arde en ti mismo, ardor sin llama,
soledad sin imagen, sed sin labios.
Para acabar con todo,
oh mundo seco,
para acabar con todo.
Un hombre nuevo
Rosa Vermelha
Camarada
la poesía no es una rima
la poesía no es una canción
la poesía es todo lo que se define
con la palabra Revolución
La poesía no es un lamento
La poesía es descontento
La poesía es un clamor generalizado
La poesía es la huelga
es una manifestación del proletariado
La poesía no es bien educada
ni condicionada
ni bien embalada
La poesía para nosotros, camarada
está en la punta del fusil,
la poesía está en la fundación del Partido.
Y si soñar me es permitido
yo sueño camarada
en construir con el pueblo
un hombre nuevo
Camarada proletario
Camarada miseria
la poesía es la rebelión
se vive
pero sola, no hace la revolución
es necesario un partido
organización.
Frente a las huestes aguerridas
y a los perros amaestrados
Frente a los patrones y sus criados
Sólo tenemos una respuesta
Los proletarios organizados
El sufrimiento y las lágrimas
Serán el pan de nuestro día
Pero jamás seremos cómplices
De la opresión y de la tiranía.
Bebamos nuestras lágrimas
comamos nuestro pan
que de ese sudor amasado
nacerá la Revolución
Cuando se eleve al cielo
la primera estrella roja
mi pensamiento
más veloz que una centella
correrá para ti camarada
y hemos de conocernos
en la Paz; en la Alegría
en la Herramienta o en la Azada
No te pongas bravo, poeta
Roque Dalton
La vida paga sus cuentas con tu sangre
y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.Cógele el cuello de una vez, desnúdala,
túmbala y haz de ella tu pelea de fuego,
rellénale la tripa majestuosa, préñala,
ponla a parir cien años por el corazón.
Pero con lindo modo, hermano,
con un gesto propicio a la melancolía.
Noción de patria
Mario Benedetti
Cuando resido en este país que no sueña
cuando vivo en esta ciudad sin párpados
donde sin embargo mi mujer me entiende
y ha quedado mi infancia y envejecen mis padres
y llamo a mis amigos de vereda a vereda
y puedo ver los árboles desde mi ventana
olvidados y torpes a las tres de la tarde
siento que algo me cerca y me oprime
como si una sombra espesa y decisiva
descendiera sobre mí y sobre nosotros
para encubrir a ese alguien que siempre afloja
el viejo detonador de la esperanza.
Cuando vivo en esta ciudad sin lágrimas
que se ha vuelto egoísta de puro generosa
que ha perdido su ánimo sin haberlo gastado
pienso que al fin ha llegado el momento
de decir adiós a algunas presunciones
de alejarse tal vez y hablar otros idiomas
donde la indiferencia sea una palabra obsena.
Confieso que otras veces me he escapado.
Diré ante todo que me asomé al Arno
que hallé en las librerías de Charing Cross
cierto Byron firmado por el vicario Bull
en una navidad de hace setenta años.
Desfilé entre los borrachos de Bowery
y entre los Brueghel de la Pinacoteca
comprobé cómo puede trastornarse
el equipo sonoro del Chateau de Langeais
explicando medallas e incensarios
cuando en verdad había sólo armaduras.
Sudé en Dakar por solidaridad
vi turbas galopando hasta la Monna Lisa
y huyendo sin mirar a Botticelli
vi curas madrileños abordando a rameras
y en casa de Rembrandt turistas de Dallas
que preguntaban por el comedor
suecos amontonados en dos metros de sol
y en Copenhague la embajada rusa
y la embajada norteamericana
separadas por un lindo cementerio.
Vi el cadáver de Lídice cubierto por la nieve
y el carnaval de Río cubierto por la samba
y en Tuskegee el rabioso optimismo de los negros
probé en Santiago el caldillo de congrio
y recibí el Año Nuevo en Times Square
sacándome cornetas del oído.
Vi a Ingrid Bergman correr por la Rue Blanche
y salvando las obvias diferencias
vi a Adenauer entre débiles aplausos vieneses
vi a Kruschev saliendo de Pennsylvania Station
y salvando otra vez las diferencias
vi un toro de pacífico abolengo
que no quería matar a su torero.
Vi a Henry Miller lejos de sus trópicos
con una insolación mediterránea
y me saqué una foto en casa de Jan Neruda
dormí escuchando a Wagner en Florencia
y oyendo a un suizo entre Ginebra y Tarascón
vi a gordas y humildes artesanas de Pomaire
y a tres monjitas jóvenes en el Carnegie Hall
marcando el jazz con negros zapatones
vi a las mujeres más lindas del planeta
caminando sin mí por la Vía Nazionale.
Miré
admiré
traté de comprender
creo que en buena parte he comprendido
y es estupendo
todo es estupendo
sólo allá lejos puede uno saberlo
y es una linda vacación
es un rapto de imágenes
es un alegre diccionario
es una fácil recorrida
es un alivio.
Pero ahora no me quedan más excusas
porque se vuelve aquí
siempre se vuelve.
La nostalgia se escurre de los libros
se introduce debajo de la piel
y esta ciudad sin párpados
este país que nunca sueña
de pronto se convierte en el único sitio
donde el aire es mi aire
y la culpa es mi culpa
y en mi cama hay un pozo que es mi pozo
y cuando extiendo el brazo estoy seguro
de la pared que toco o del vacío
y cuando miro el cielo
veo acá mis nubes y allí mi Cruz del Sur
mi alrededor son los ojos de todos
y no me siento al margen
ahora ya sé que no me siento al margen.
Quizá mi única noción de patria
sea esta urgencia de decir Nosotros
quizá mi única noción de patria
sea este regreso al propio desconcierto.
Siempre habrá nieve altanera
que vista el monte de armiño
y agua humilde que trabaje
en la presa del molino.
Y siempre habrá un sol también
un sol verdugo y amigo
que trueque en llanto la nieve
y en nube el agua del río.
Réquiem a un soldado
Alexéi Nedogónov
A miles de verstas del hogar paterno
cayó atravesado por la bala enemiga:
en la estepa húngara, cerca de Esztergom,
moría un joven moscovita.
De pronto el soldado, tendido en la estepa,
sintió la caricia del aire natal,
igual que si viera agitarse de nuevo
los arces vetustos de Arbat.
El último impulso del corazón recio,
y se alzó en los codos, en la nieve ardiente,
por ver a los suyos lanzarse al combate
contra el alemán y vencer a la muerte.
Y como a lo lejos de su agrupación,
él vio que avanzaba la tierra, tan suya.
Los ojos del héroe captaron fugaces
del Kremlin las áureas cúpulas.
A miles de verstas del hogar paterno
se alza un obelisco que guarda una estrella:
bajo el cielo húngaro, cerca de Esztergom,
la gloria de Moscú canta la húngara estepa.
Consigna
Pedro Garfias
Perro que ladras y muerdes,
Mi fusil republicano,
Voy a limpiarte el hocico
Negro de tantos disparos.
Voy a engrasarte el gatillo
Y a sujetar tus tornillos
Y a bruñirte la madera,
Perro fiel de mi defensa.
Te voy a vestir de nuevo.
Te quiero tener contento
Para que ladres y muerdas.
El sistema
Eduardo Galeano
Los funcionarios, no funcionan.
Los políticos hablan, pero no dicen.
Los votantes votan, pero no eligen.
Los medios de información desinforman.
Los centros de enseñanza, enseñan a ignorar.
Los jueces, condenan a las victimas.
Los militares están en guerra contra sus compatriotas.
Los policias no combaten los crimenes, porque están
ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las ganancias se
privatizan.
Es más libre el dinero que la gente.
La gente, está al servicio de las cosas.
Sabiduría funk
Amiri Beraka
En tribus de 12 compases
como rayas
de esclavitud
sobre
nuestra bandera
de piel
Somos el blues
lo pasado lo ido
la energía el
frío los dientes de la sierra
caliente
el aroma que precede
a Blue Monk
Somos el blues
nosotros mismos
nuestro color
favorito
Donde hemos estado, medio aquí
medio idos
Somos el blues
nosotros mismos
las actuales
Guineas
los Judíos
originales
los primeros
caucásicos
He ahí por qué somos el blues
nosotros mismos
he ahí por qué
somos la actual
canción
Tan oscura y trágica
Tan vieja y mágica
He ahí por qué somos
el Blues
nosotros mismos
colando el viento
a través de los árboles
el blues nos deja
negra
la tierra
el sol
desapareciendo lentamente
pugnando el fuego
por alcanzar
nuestros corazones
Y ahora negros de nuevo
estamos plenos de noche
con centelleantes ojos fijos
hacia abajo
como jets
para impulsar
ascensiones
en las tardes
he aquí por qué somos el blues
el tren silba
urge a través
de lo invisible
llegando redoblando
y gritando
he ahí por qué somos
el blues
Y trabajo y canto y
cuentos heredados y esto
con espíritu
por eso es que somos
el blues
negro y viviente
y así nuestro espectáculo
nuestra película
nuestro aliento
somos luna
alma reflejada
He ahí por qué
nuestro espíritu
nos crea el blues
el blues
somos nosotros
América insurrecta
Pablo Neruda
Nuestra tierra, ancha tierra, soledades,
se pobló de rumores, brazos, bocas.
Una callada sílaba iba ardiendo,
congregando la rosa clandestina,
hasta que las praderas trepidaron
cubiertas de metales y galopes.
Fue dura la verdad como un arado.
Rompió la tierra, estableció el deseo,
hundió sus propagandas germinales
y nació en la secreta primavera.
Fue callada su flor, fue rechazada
su reunión de luz, fue combatida
la levadura colectiva, el beso
de las banderas escondidas,
pero surgió rompiendo las paredes,
apartando las cárceles del suelo.
El pueblo oscuro fue su copa,
recibió la substancia rechazada,
la propagó en los límites marítimos,
la machacó en morteros indomables.
Y salió con las páginas golpeadas
y con la primavera en el camino.
Hora de ayer, hora de mediodía,
hora de hoy otra vez, hora esperada
entre el minuto muerto y el que nace,
en la erizada edad de la mentira.
Patria, naciste de los leñadores,
de hijos sin bautizar, de carpinteros,
de los que dieron como un ave extraña
una gota de sangre voladora,
y hoy nacerás de nuevo duramente
desde donde el traidor y el carcelero
te creen para siempre sumergida.
Hoy nacerás del pueblo como entonces.
Hoy saldrás del carbón y del rocío.
Hoy llegarás a sacudir las puertas
con manos maltratadas,con pedazos
de alma sobreviviente, con racimos
de miradas que no extinguió la muerte,
con herramientas hurañas
armadas bajo los harapos.
Fuente: Cultura Colectiva-