Cuando pareciera que es imposible, volvemos a caer con la misma piedra

Dos jóvenes de la comunidad gay de Mar del Plata sufrieron heridas de gravedad al ser golpeados con palos en el centro de la ciudad por un grupo de personas que llevaban símbolos nazis. Sufrieron fracturas y cortes y debieron ser asistidos en el Hospital Interzonal de Agudos.

El ataque se produjo el sábado a la tarde, cuando los jóvenes conversaban en la zona céntrica de Mar del Plata —una de las ciudades más gay friendly de la Argentina— y comenzaron a ser agredidos verbalmente. Minutos después, dijeron fuentes de la Municipalidad, los atacantes regresaron armados con palos y caños de PVC rellenos con cemento.

El director de Derechos Humanos de la comuna de General Pueyrredón, José Luis Zerillo, manifestó su preocupación ante el crecimiento de este tipo de hechos violentos en la zona. «Se trata del mismo grupo que, hace día,s escrachó el mural de Madres de Plaza de Mayo de la Biblioteca Municipal y que también dañaron los murales del Encuentro de Mujeres», realizado en Mar del Plata semanas atrás, manifestó.

Al mismo tiempo, Zerillo consideró: «La verdad es que uno está harto de estar semanalmente repudiando estas cosas. Es evidente que hay un grupo organizado y violento que está llevando adelante estas acciones».

Frente a esta situación, nos vimos obligados a recurrir al archivo. A ver si un poco de memoria nos une como sociedad.

El líder alemán Adolf Hitler ha sido, sin duda alguna, uno de los personajes más relevantes de la historia del siglo xx. El dictador nazi era un excelente orador y utilizó su capacidad de atraer a las masas para sus fines políticos y expansionistas que desembocarían en el conflicto armado internacional más grande de la historia, la II Guerra Mundial. Recopilamos algunas de sus frases más famosas que aportan luz sobre su personalidad xenófoba y su populismo.

¡Dios sabe que yo quise la paz!

(Nota: en respuesta a la negativa de Winston Churchill de establecer una paz negociada poco antes de la invasión a Polonia).

Ante Dios y el mundo, el más fuerte tiene el derecho de hacer prevalecer su voluntad.

No es mi ambición esto de estar en guerra, pero sí lo es crear un nuevo estado nacional y social de la más alta cultura.

Se debe procurar que solo engendren hijos los individuos sanos, porque el hecho de que personas enfermas o incapaces pongan hijos en el mundo es una desgracia, en tanto que el abstenerse de hacerlo es un acto altamente honroso.

Logré comprender igualmente la importancia del terror físico para con el individuo y las masas. 

Quizás la más grande y mejor lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia.

Cuando se inicia y desencadena una guerra lo que importa no es tener la razón, sino conseguir la victoria.

Para poder continuar subsistiendo como un parásito dentro de la nación, el judío necesita consagrarse a la tarea de negar su propia naturaleza intima.

Con humanidad y democracia nunca han sido liberados los pueblos.

Mañana muchos maldecirán mi nombre.