Simpatía y agilidad. Tras conseguir el bicampeonato de la Fórmula Uno el fin de semana pasado, el piloto británico Lewis Hamilton pudo relajarse y se dio tiempo para practicar lucha libre a unos días de correr el Gran Premio de México.
Hamilton, de 30 años, se puede dar esos lujos. Su triunfo en Austin fue el número 21 en los últimos 10 años, 10mo esta temporada, pero lo más importante es que le aseguró el primer puesto en el campeonato de pilotos de la máxima categoría cuando quedan tres carreras en el calendario.
«Tengo amigos mexicanos, conozco algunas cosas pero nunca había estado aquí», dijo Hamilton trepado en el ring de la Arena México, un vetusto recinto fundado en 1956 que es usado básicamente para la práctica de la lucha libre, un espectáculo que ha sido asociado con los mexicanos por décadas.Fue una tarde especial para Hamilton, quien escuchó mariachis e intentó cantar el «Cielito Lindo», una popular canción mexicana. También hizo su mejor esfuerzo por tocar algunas notas con la guitarra de uno de los músicos.
Después jugó un poco de fútbol de mesa al lado de una modelo mexicana y enfrentó al dueto integrado por el seleccionado de fútbol Oribe Peralta y el luchador «Místico».
Peralta, quien fue pieza clave para que México ganara la medalla de oro en Londres 2012, le regaló un balón firmado al piloto.
Posteriormente, «Místico» enfrentó a «Mephisto» en una exhibición de lucha libre frente a Hamilton, quien recargado en el encordado observó el combate. Unos minutos más tarde, el británico saltó al centro del ring para enfrentar a uno de los gladiadores a quien «sometió» entre risas.