Dos escenarios posibles, grises e incertidumbres que acomplejan y dividen a la sociedad argentina. El próximo 22 de noviembre los electores tienen dos candidatos, Daniel Scioli representando a Frente Para la Victoria y Mauricio Macri, candidato del frente Cambiemos.
Los números de las elecciones pasadas sorprendieron a todos, quienes se fiaban de una elección segura comenzaron a atemorizarse por el futuro del país, quienes no esperaban resultado alguno abrieron bien los ojos y sonrieron cual chico con su globo.
Claramente hay un viraje de los electores que se han corrido hacia el centro, ambos candidatos representan valores de centro, quizá Scioli tiende, por su partido, tirar más hacia la izquierda y Macri representa más los valores de las elites económicas y conservadoras que se encuentran en el ala derecha de las ideologías argentinas.
Ahora bien, las dudas son muchísimas, las preguntas infinitas y las respuestas indefinidas. Es muy difícil pensar cuál fue la intención de voto, continuar un modelo, descreer del modelo, probar un “cambio”, querer la vuelta del neoliberalismo, terminar con los planes sociales, buscar la “revolución de la alegría”, querer se siga construyendo… Muchas de estas posibles intenciones de voto están íntimamente relacionadas con lo que se especula y se entiende de cada candidato. Ahora bien, asustan ciertas intenciones que sean, por ejemplo, la búsqueda de un cambio, cambio a cambio de qué? ¿Qué es lo que implica ese cambio? Nadie sabe contestar… seguramente no la valorización del trabajador.
¿Qué pasará con los sindicaos? ¿ Los obreros? ¿Los maestros? ¿Los niños? ¿ la inclusión de las mujeres?
¿Dónde vamos a estar quienes expresamos opiniones? ¿Se nos permitirá decir aquello que queremos decir?
¿Qué Argentina se viene?
Esperemos que este viraje hacia la derecha no impida que se rompa con el terreno ganado en políticas de derechos humanos, de inclusión, de ampliación de derechos. Que las minorías que han sido escuchadas sigan teniendo voz en el parlamento. Que los representantes representen al pueblo y no a ciertas elites que les pasan fajos de billetes por debajo de la mesa.
Que la Argentina no vote por el clientelismo, el cierre de hospitales públicos, la pérdida de presupuesto para la educación, los planes de reinserción, las oportunidades de mejores condiciones de vida para aquellos que no habían tenido la oportunidad, hijos de los ´90 que nunca supieron lo que era la cultura del trabajo. Que no haya privatizaciones, que lo que le pertenece al Estado siga perteneciéndonos a todos, NO AL BENEFICIO DE UNOS POCOS.
Que los argentinos tengamos memoria es de suma importancia para que en el balotaje no tomemos decisiones que podamos arrepentirnos en un futuro no tan lejano.