El gobierno uruguayo apunta a lograr una producción de entre seis y ocho toneladas de marihuana por año, para satisfacer una demanda estimada en 160 mil consumidores que podrán eludir por primera vez en su historia el mercado clandestino y comprar la materia prima en cualquier farmacia de barrio, a un valor de 1,40 dólares el gramo. El secretario general de la Junta Nacional de Drogas del Uruguay, Milton Romani, sostuvo que ya está casi todo listo para el lanzamiento de un modelo inédito de regulación estatal de un producto al que denomina “cannabis charrúa”, porque se trata de una variedad autóctona. Romani sostuvo que para el lanzamiento de la etapa de comercialización sólo falta “afinar el software para registro y retiro en farmacias”, y definir qué empresas se encargarán de la distribución en los comercios.
Se trata de la puesta en marcha de la ley aprobada en Uruguay a fines de 2013, que entre otras disposiciones habilita al Estado a otorgar licencias de producción de marihuana para ser comercializada en farmacias a usuarios registrados. Dos empresas fueron seleccionadas por licitación a comienzos de octubre para producir la marihuana.
“Tenemos la semilla cuya exploración y variedad genética son originales del Uruguay. Es ‘cannabis charrúa’”, remarcó Romani. El funcionario precisó que el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) otorgó licencias “para plantar hasta cuatro toneladas anuales y la perspectiva es de llegar a seis u ocho toneladas anuales para cubrir la demanda que potencialmente tiene el mercado”. Precisó que el mercado estimado es de unos “160.000 uruguayos que consumen frecuente o habitualmente cannabis”.
Desde que fue planteada por el ex presidente José Mujica, la ley de regulación del cannabis fue presentada como un “experimento”. Romani reafirmó esa tesitura y puntualizó que por tratarse de un modelo inédito en el mundo sigue y seguirá estando “a prueba”. El funcionario informó que van “paso a paso viendo qué podemos cubrir”.
Señaló que las dos empresas encargadas de la producción “comienzan con dos toneladas cada una (al año) y a medida que vaya afianzándose el sistema vamos a ir llamando a otra licitación o admitiendo que estas mismas empresas puedan producir más”, hasta llegar a los volúmenes que estiman necesarios para cubrir la demanda del mercado.
Romani insistió en que se trata de “una ingeniería que está a prueba” y que se puede ir “modificando” con el tiempo. La ley uruguaya prevé otros dos mecanismos de acceso a marihuana legal: el llamado “autocultivo” o cultivo de plantas para consumo propio, con un máximo de seis por persona, y los clubes cannábicos, que producen en forma cooperativa para miembros registrados, con un máximo de 99 plantas por núcleo.
El funcionario uruguayo explicó que en la actualidad existen 3100 cultivadores domésticos registrados, 15 clubes en trámite de habilitación y dos ya habilitados. “Lo más importante para nosotros es que los usuarios de cannabis adhieran al sistema (…) por precio, por calidad, por confiabilidad, por accesibilidad, por seguridad”, porque quien consume no debe recurrir a una “boca” de venta del narcotráfico sino a una “farmacia” con todo el apoyo legal. En el caso específico de quienes utilizarán la droga producida bajo control del Estado, deben acudir a un registro, previo a iniciar el consumo por esa vía.
Al referirse al turismo cannábico, Romani explicó que “uno de los objetivos de la ley es secuestrar este mercado del narcotráfico”. Respecto de los mecanismos de seguridad previstos, destacó que el terreno en el que se producirá la hierba será custodiado por efectivos policiales, además de exigir a las empresas la provisión de seguridad adicional. Sostuvo que la decisión de producir una variedad específica permite la “trazabilidad” o seguimiento de la droga.
“Podemos hacer el seguimiento de cualquier fuga que haya del mercado regulado”, enfatizó el funcionario. Además, “no hay posibilidad, a través de este sistema, de turismo cannábico”, puesto que sólo consumidores registrados podrán acceder a la droga en farmacias y para ello se necesita ser uruguayo o ser residente por dos años. Un turista no puede comprar la droga sin infringir la ley.
Aunque la legislación no persigue fines de recaudación, Romani señaló de todos modos que el erario recibirá entre un 10 y un 13 por ciento de lo producido por la comercialización de marihuana en farmacias, más ingresos por licencias otorgadas a las empresas productoras. Además, pronosticó que Uruguay se beneficiará por el uso de cannabis con fines medicinales y por el cultivo de cáñamo industrial.
“Ya estamos recibiendo ofertas” e “intentando formar médicos para que receten cannabis medicinal”, comentó. Al mismo tiempo, el funcionario vaticinó que el cultivo de cáñamo industrial –con aplicaciones en sectores como vestimenta o construcción– podría ser el inicio de una nueva industria para el país.