Desde El Ciudadano, escribimos sobre Luján en dos ocasiones: reseñamos un castillo neogótico instalado en el medio de la llanura pampeana (click aquí) e hicimos una breve crónica sobre la última Peregrinación de la Juventud (click aquí). «Capital de la fe» (cuenta con la gran Basílica Nacional) y enclave socioeconómico y cultural fundamental para el oeste bonaerense, Luján es una ciudad con muchas sorpresas por descubrir. Lamentablemente, no todas son positivas.
Por ahora, gracias a la unión de los lujanenses, se logró que las máquinas se retiren, pero es indispensable asegure la preservación de este maravilloso predio, único exponente y reservorio de biodiversidad.
Algunas referencias
En estos últimos tiempos, Luján ha sido tema de conversación en toda la Argentina, por las reiteradas inundaciones que ha sufrido la ciudad. Estas, aparte del cambio climático, se deben a la negligencia de las autoridades legislativas, puesto que no se han hecho las obras de infraestructura necesarias para solucionar un problema que tiene décadas de existencia.
Por lo demás, la ciudad de Luján y Pilar y partidos aledaños han recibido una multitud de barrios cerrados. Estos, además de deforestar, levantan los terrenos, para evitar las inundaciones (puesto que se trata de terrenos originalmente inundables que son trabajados industrialmente para aprovechar el bajo coste del suelo). Se interrumpen, asimismo, canales hídricos naturales. Esto produce un desequilibrio en el ecosistema que se traduce, directamente, en el aumento progresivo del agua de cada inundación.
Es decir, se trata de la eterna historia del pobre que sufre por el rico, ya que el agua al rico no le llega y, por el contrario, el pobre que hace años logró instalarse en un terrenito y levantar una casa, se encuentra ahora con que su propiedad no vale nada, puesto que el valor de lo que antaño era una casa decente, ahora solo es vendible a precios ínfimos. Entonces, el esfuerzo de toda una vida de muchas personas, de pronto, vale poco y nada. Esto, a su vez, genera que no puedan abandonar sus viviendas, porque el valor real está muy por encima del valor del mercado. Así, hay personas que no terminan de saldar las deudas de las últimas inundaciones —compran a crédito—, que tienen que volver a tirar todo.
Otro hecho a resaltar es que, con cada inundación, se contaminan las napas de toda la ciudad, puesto que las aguas del Río Luján están altamente contaminadas, con residuos tóxicos cancerígenos. La Universidad de Luján ha realizado estudios al respecto y toda la población conoce la información de oidas, pero nadie hace nada. Mientras tanto, varias empresas contaminan las aguas. Así, hoy en día, uno de los tantos canales del Río, el Arollo Gutiérrez, tiene este llamativo color violáceo:
Reserva forestal de Cigordia