El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) es el encargado de evaluar las solicitudes de ingreso de animales exóticos al país, que en los últimos cinco años han aumentado en un 150%. Aunque no todas las solicitudes son aceptadas, para evitar que las especies se establezcan; iguanas, serpientes y arañas son algunas de las nuevas mascotas que están adquiriendo los chilenos.
Atrás quedó la tradicional importación de hurones y canarios como mascotas. En un mundo globalizado, los consumidores cada vez más exigentes, ahora quieren iguanas, serpientes y hasta arañas para hacerles compañía. Incluso se ha consultado en relación al posible ingreso de un guarén como mascota. Y es que el número de solicitudes para importar animales exóticos va en aumento, así como los riesgos que conlleva liberar al medio natural especies que no son propias de los ecosistemas chilenos.
Conocidos son los casos de la tortuga de orejas rojas (Trachemys scripta) o el pez de acuario “chanchito” (Australoheros facetus), que fueron liberados al medio ambiente. Estas especies se dispersaron y hoy compiten con la fauna silvestre nativa, les transmiten enfermedades y hasta los depredan. De ahí que resulta fundamental el trabajo que realiza, por un lado, el Servicio Agrícola Ganadero (SAG), al revisar rigurosamente cada solicitud, y el Proyecto GEF de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio del Medio Ambiente y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que intenta crear conciencia para prevenir el ingreso de especies con potencial invasor.
En lo que va del año, ya se han recepcionado 110 solicitudes de internación, la mayoría de tiendas de mascotas y que abarcan alrededor de 100 especies distintas. El año 2014 se presentaron 105 solicitudes y el año anterior, 83. De ellas, alrededor de un 25% fueron denegadas.
Para ingresar un animal a territorio nacional, los interesados deben extender una solicitud formal ante el SAG, organismo que evalúa los aspectos sanitarios y de seguridad, y la posibilidad de que la especie se establezca y prolifere en el ambiente. Según indica la Ley de caza 19.473, el SAG denegará el acceso a aquellos animales que “puedan perturbar el equilibrio ecológico y la conservación del patrimonio ambiental”.
“Tenemos 60 días hábiles para responder a las solicitudes. Através de un análisis de riesgo, revisamos los antecedentes para determinar el porcentaje de probabilidad de establecimiento de la especie, el que puede ser leve, moderado, serio o extremo. Y en función de ese resultado, evaluamos la internación”, explica Rafael Asenjo, Jefe del Subdepartamento de Vida Silvestre del SAG.
El análisis de riesgo actúa como una herramienta predictiva que se ha ido mejorando con el paso del tiempo. “Este año estamos trabajando en una cuarta actualización del sistema gracias al apoyo financiero del Proyecto GEF/MMA/PNUD de Especies Exóticas Invasoras”, cuenta Rafael Asenjo.
La actualización busca mejorar la sensibilidad del sistema y hacerlo aún más específico, apuntando a que en un futuro Chile pueda contar con un instrumento propio para las diferentes clases de reptiles, anfibios, mamíferos y aves, como funciona en países desarrollados.
De arañas a iguanas
Hace diez años, las mascotas exóticas que más entraban al país eran aves de todo tipo, especialmente canarios. Sin embargo, el mercado nacional se ha abierto hacia lo nuevo, y de a poco se han ido incrementando las solicitudes de iguanas, serpientes, tortugas y hurones. Estos últimos se llevan el 90% de la importación de mamíferos, por lo que cuentan con una regulación especial. “Todos los hurones que ingresan al país deben estar infertilizados. Provienen principalmente de Estados Unidos, donde además vienen tatuados, con chip y certificados”, indica Asenjo.
Este interés por mascotas exóticas podría responder a factores sociales, señala Rafael Asenjo: “La gente vive en espacios más chicos, tiene menos tiempo y quizá un poder adquisitivo un poco mayor. Se dan las condiciones para tener estas especies que, a diferencia del perro, no hay que sacarlas a pasear ni se vuelven un problema cuando te vas de vacaciones. Un lagarto o una serpiente puede resultar más cómodo para algunas personas”.
Más vale prevenir
Entre las solicitudes que se han denegado, están algunas arañas y caracoles, entre otros animales con alto potencial de provocar daños en los ecosistemas locales. Como las atribuciones del SAG se limitan al ingreso de la especie, no existe un seguimiento a los individuos una vez que ya están dentro del territorio. Por eso el análisis de riesgo funciona como un sistema preventivo que se adelanta a la posibilidad de que el animal se establezca y prolifere.
Investigaciones recientes y experiencias en otros países, han ido adaptando el sistema a las nuevas realidades. “Por ejemplo, históricamente, y hasta mediados de este año, las tortugas de orejas rojas entraban al país a través de la Subsecretaría de Pesca. Entre 2013 y 2014 se internaron unos 400 mil individuos al año. Pero hoy el Servicio es quien evalúa estas solicitudes de internación y a la fecha no se han generado resoluciones para su ingreso al territorio nacional”, señala Rafael Asenjo.
Prensa Proyecto GEF Especies Invasoras