Mujeres Creando es un colectivo que sale a las calles, lugar de la política y de la confluencia de todos los lugares posibles, donde aparece el encuentro directo con el espectador. Ellas utilizan el cuerpo como catalizador de las denuncias que llevan al espacio público a través de distintas acciones. El objetivo que persiguen es explorar el lugar de las mujeres, desmitificar el emblema de belleza que tiene, como icono y objeto sexual por excelencia, a la mujer blanca. Según entienden, esto es la matriz patriarcal de todo racismo. Para despatriarcalizar, hay que descolonizar y viceversa.
En este posicionamiento, frente a la realidad de las mujeres latinoamericanas, abren un espacio para el análisis y el cuestionamiento sobre la complicidad existente entre colonizador y colonizado. Categorías de estudio que se encuentran por fuera de los circuitos críticos academicistas y dan lugar a la producción de teorías bastardas.
Desde estas teorías, se cuestiona el «supuesto sujeto» que emerge de la descolonización. Una otredad que desde un lugar de victima no podrá ser sujeto político subversivo ni desestabilizador. Este sujeto es el punto de partida para la despatriarcalización, que es un método, un proceso, una posibilidad, una desmitificación; es destruir, descomponer, es un proceso que está aconteciendo. Esta teoría tiene la capacidad de reubicarlo, recogerlo y renombrarlo.
María Galindo lo plantea como una utopía, un imposible. Pero es importante, porque nos permite recolocarnos, reubicarnos. Es un horizonte. Sale, se quita y se descoloca. Es la enunciación de un sujeto político. «Indias, putas y lesbianas: juntas revueltas y hermanadas».
María Galindo incita y pide, entre ellas, la conexión entre unas y otras. Promoviendo relaciones insólitas que este sujeto complejo implica y que posibilita la desguetización de los sujetos políticos. Implica también la desfragmentación producto del neoliberalismo. La capacidad de establecer conexiones políticas entre una cuestión y otra cuestión es, para María Galindo, lo que posibilita la Utopía. Y acota «no necesitamos derechos, necesitamos utopías».
Esta propuesta cobra fuerza cuando salen a la calle, realizan una acción, como fue la presentación de María Galindo como oradora en la 56º Bienal de Venecia. Se presentó frente a una auditorio de 500 personas. Escribe al respecto de esta acción:
Se trata de un foro de oradores al cual han sido convocadas 50 personalidades del mundo entero, incluidos los cuatro continentes, donde no solo hay artistas, sino filósofos, políticos y personajes con capacidad de movilizar ideas, como el filósofo Slavoj Zizek. Tendremos un público en directo de 500 butacas y un igual número de páginas web que, vía online, transmitirán el evento a escala mundial. Tendremos exactamente 10 minutos, cada uno, para elaborar una pieza de oratoria que exprese de forma sintética y contundente la propuesta. Un evento al que, insistimos, estamos presentándonos no como artistas, sino como agitadoras callejeras; no como quienes hacen arte, sino como quienes hacen política.
Las primeras palabras que pronunció en la presentación fueron: «Yo quiero ser una mujer sin modelos que imitar. Mujer quiere decir dignidad». Trasladó al inglés su discurso y aclaró que lo hacía solo por una cuestión de practicidad. Se movió dentro de una pequeña jaula móvil, mientras pronunció su discurso. En él, sintetizó las propuestas de Mujeres Creando que llevan. Resaltó que es un movimiento social, que no hacen arte sino política, rechazando el marco institucional del arte.
Además, declaró que no hacen piezas de arte, hacen libertad. Su lenguaje es el de la libertad que nace del silencio y de la fragilidad. Abriendo el espejo que refleja la dignidad de las mujeres todos los días. Mujeres anónimas, no figuras políticas o reconocidas. Utilizando la creatividad para inspirar al mundo a romper las barreras del colonialismo. María Galindo invita al público a tomar el mundo arrojando al público un globo terráqueo.
Previo a su presentación en la Bienal, María Galindo escribió en la página de Mujeres Creando:
Vamos únicamente respaldadas por nuestro trabajo creativo, por nuestras propuestas y por el interés mundial que este inspira, ni más ni menos. En ese contexto nos encanta provocarles una desazón más al pequeño mundo cultural boliviano: a directoras de galerías que nos siguen mezquinando espacios, que se retuercen cuando pasamos por delante.
Ccomo dijo Eduardo Galeano alguna vez: «La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar».
Texto: Magdalena Verdejo
Sección: @luciovpìnedo