En 1950, la fotógrafa Gisèle Freund se embarcó en lo que creía que sería una visita de dos semanas a México. Al final resultó que no habría de salir del país sino hasta dos años más tarde.
Allí conoció a Frida Kahlo y Diego Rivera, quienes acogieron a Freund en su casa en Coyoacán, Ciudad de México.
En los años siguientes Freund se sumergió en la vida cotidiana de la pareja, tomando cientos de fotografías de los artistas trabajando y en sus momentos privados.
Sus vívidos, retratos íntimos son algunos de los últimos que existen de Kahlo: Ella estaba muy enferma durante los últimos años de su vida, sufriendo por la gangrena, y murió en 1954, a los 47 años.
Este mes, un nuevo libro, Frida Kahlo: The Gisèle Freund Photographs (Frida Kahlo: las fotografías de Gisèle Freund), exhibe más de un centenar de excepcionales imágenes tomadas por Freund de los legendarios artistas (muchas de las cuales no han sido publicados antes), junto a textos de Gérard de Cortanze, Lorena Audric y la misma Freund.
«Ella era un ser formidable, pero muy angustiado … no sólo por el dolor físico debido a su terrible accidente de tranvía (Kahlo sufrió lesiones graves después de montar en un autobús que colisionó con un tranvía en 1925), sino porque vivía siempre en un profundo conflicto. Amaba los hombres, pero no se apartó de las mujeres. Un día me dijo: No quiero vivir mucho tiempo. Realmente estoy sufriendo demasiado». -Gisèle Freund