Los dirigentes y representantes electos están anticipando que el próximo año será un espacio en donde las propuestas, iniciativas y proyectos clave sobre la gratuidad universitaria tendrán que sí o sí ponerse en marcha.
Ayer se mantuvo todo el día una incertidumbre constante por la validez de la elección en la Chile hasta que el Tricel aclaró las dudas sobre el quórum requerido para escoger, con 9 mil 932 votos, a la federación que será la voz de quienes desean luchar por un mejor sistema educativo. En este caso, la lista ganadora fue prácticamente la continuidad de Valentina Saavedra en la cabeza de la FECH. Camila Rojas de Izquierda Autónoma es quien ahora representa la federación de estudiantes más influyente del país.
El martes y miércoles en la UC también se vivió algo parecido: en las votaciones que enfrentaron al Movimiento Gremial, la derecha en la universidad con Felipe Lyon a la cabeza y al movimiento de izquierda Crecer UC que lidera Daniel Gedda, en donde este último se impuso para ganar la segunda vuelta de elecciones y estará al frente de la Federación de estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) durante el próximo año.
Lo que se corrobora en estos tiempos de votaciones es un fenómeno que ha ocurrido anteriormente, al menos en la U. de Chile: las fuerzas de izquierda lideraron las preferencias. Las definiciones que marcarán la guía que tendrá el Movimiento Estudiantil frente a la Reforma de Educación Superior que se desarrollará el 2016 estarán bajo la mirada crítica de dos grupos izquierdistas con las metas y propuestas claras.
Más que una izquierdización en estas áreas, los resultados responden a una presencia masiva y a la capacidad electoral de la organización escogida y también a la influencia que tuvieron los rostros jóvenes y políticos en el Gobierno, lo que finalmente provocó que ninguna federación estuviese en manos del oficialismo. Además, en el caso de la FEUC, si bien es llamativo el brusco cambio, el hecho apunta al compromiso y la fe de los alumnos al apostar por un gremio que genere un profundo cambio paradigmático y real en las problemáticas educativas.
Que la UC esté ahora liderada por un movimiento transformador podría posibilitar de que ambas federaciones trabajen en conjunto para conseguir y lograr los objetivos propuestos.
Ahora, ¿Quiénes son Camila Rojas y Daniel Gedda?
Camila Rojas, la nueva presidenta de la FECH, es oriunda de San Antonio. Ingresó en 2009 a la Carrera de Administración pública en la Chile y en 2011, cuando el ME tomaba más fuerza que nunca, ingresó al colectivo Izquierda Autónoma, el mismo al que pertenece el diputado por Magallanes, Gabriel Boric y la ex presidenta de la federación, Valentina Saavedra.
Por esos tiempos fue concejera y delegada del Centro de Estudiantes de Administración pública. Actualmente tenía el rol de senadora universitaria.
Sobre sus propuestas y el rol de la Confech en ellas, considera que el próximo año debe ser principalmente de movilización, amplitud y con objetivos de ser capaces de ponerse a la ofensiva para que exista una reforma que fortalezca la educación pública y centre el entendimiento de la educación como un derecho social y no como un bien.
La gratuidad para Rojas es un espacio en donde diferentes intereses corporativos se están peleando por el financiamiento y en donde se deja de lado la discusión sobre la educación que necesita el país, por eso ella piensa que en los términos que está hoy la gratuidad, no fortalece en nada a la educación pública.
En la otra bancada, Daniel Gedda, el estudiante de Derecho en la UC postuló en 2014 a consejero territorial sin resultar electo, el año pasado se desempeñó como delegado UC en la Confech e integra “Crecer” desde 2012. Un año más tarde entra a la Unión Nacional Estudiantil (UNE), un movimiento de izquierda con presencia en varias federaciones del país, tras su triunfo, se convierte en el tercer presidente de izquierda tras Rafael Echeverria (1968) y Álvaro Ramis (1998).
Sobre la gratuidad Gedda cree que debe ser para todos, vía aportes basales, pero que también tiene que ir asociada a criterios, como un marco regulatorio único, condiciones mínimas para los trabajadores, la libertad de cátedra y el debate sobre temáticas de acceso “para que la matrícula se corresponda con la composición socioeconómica del Chile real y no sobre elitizada como está hoy día”.
Al igual que Rojas, Daniel sostiene que la gratuidad debe ser entendida como un bien social que se enlace con el hecho de que los que ganan más paguen más impuestos y con eso se financie la educación.
El estudiante apunta a que el próximo año es clave pero no sólo para el movimiento estudiantil, sino que para todo el país.
Entonces, ¿Cómo se viene el 2016?, ¿Será un año movilizado?
Finalmente no sería raro que nos encontremos con un 2016 movilizado, además de ser un año en donde los estudiantes tendrán mucho que decir, será un periodo en donde se zanje la reforma educacional y se haga una reforma estructural.
Si la ley de presupuesto va a discutir la gratuidad bajo las condiciones que se están dando hoy día y sumado a que se tramitará en específico la ley que solucione aquellos problemas, es casi lógico que el próximo año nos enfrentaremos a bastantes movilizaciones, en distintos sectores de la sociedad.
El estudiantado buscará impulsar espacios de información e instancias que permitan conocer lo que piensan los alumnos y también exponer el rol de las universidades privadas en Chile. Además, deberán generan propuestas y convocar a los chilenos a que posibiliten la creación de una reforma que satisfaga a todas y todos los ciudadanos. Porque hasta ahora, sólo se han planteado reajustes del modelo neoliberal y ha faltado una actitud ofensiva para lograr lo que se está exigiendo hace muchos años: educación pública y de calidad para todos y todas.