La cambiante relación de Julio Cortázar con el peronismo

Durante su juventud, Julio Cortázar estuvo fuertemente influenciado por la corriente estética e ideológica del grupo Sur, el cual encabezaban Jorge Luis Borges y las hermanas Ocampo, entre otros. Sin embargo, y a pesar de ello, siempre tuvo puntos de fuga. En la década del 30′ y el 40′ Cortázar se mostraba como un ciudadano burgués y afín al socialismo solo en el plano teórico, sin poder entender los procesos de fervor popular que empezaba a despertar a partir de 1945 el peronismo en Argentina.

Un claro ejemplo de esto son los cuentos «Las puertas del cielo» y «Ómnibus». En el primero se describe a las clases populares como «los monstruos» a los cuales el personaje mira con fines de entenderlos y estudiar sus comportamientos. Con un alto grado de elitismo, los personajes son vistos despectivamente. A pesar de ello, se puede notar una cierta añoranza del personaje principal (un alterego de Cortázar) de poder entender y participar en esos procesos.

«Ómnibus», por su parte, narra la historia de dos personas que viajan en un bus por Buenos Aires y se sienten intimidados porque todos los demás pasajeros poseen flores y ellos no. Sintiéndose cada vez más amenazados por esa diferencia, la trama se va cargando de suspenso y situaciones extraordinarias. En una clara analogía a las diferencias entre peronistas y antiperonistas, Cortázar mostraba su desencanto con la «homogeneización» peronista.

Además, está la teoría de que su célebre cuento «Casa Tomada» también está inspirado en la expulsión que le generaba el peronismo. Si bien Cortázar desestimó esa versión, sobrevive hasta hoy y aún sigue siendo leído en esa clave. La novela El exámen (1950), que fue publicada de forma póstuma, también es notoria de ese contenido marcado de antiperonismo.

Ya en Francia, y tras conocer los movimientos de liberación cubanos y nicaragüenses, Cortázar optará por otra mirada del peronismo, pudiendo entender algunas cosas que antes no podía.

En esa dirección, Eduardo Jozami señala: «Finalmente, Cortázar apoyó las luchas de liberación en América Latina, y llegó a constituirse en una figura entrañable para nuestra generación. Por otra parte, sus ficciones de la época del primer gobierno de Perón expresaron muy nítidamente el rechazo a las transformaciones y los comportamientos sociales que el peronismo instaló en la sociedad argentina. Esa mirada reactiva -expresada en tono de Catilinaria por Martínez Estrada o como postulación de la irrealidad del peronismo por Borges- registra en muchos textos de Cortázar la incomodidad de quienes se encontraban ante un mundo donde las cosas no estaban ya en su lugar. Este fue un componente fundamental en la cultura de los sectores medios argentinos y sigue siendo hoy dolorosamente actual.»

Si bien siempre mantuvo una imagen negativa de Juan Domingo Perón, Cortázar mirará al peronismo de los 70’s con buenos ojos, sobretodo el costado más socialista, el cual encabezaba Héctor José Cámpora. «Aunque se abstiene de hacer juicios sobre Perón y su política, Cortázar diferencia claramente la situación de 1973 y la creada con los primeros gobiernos peronistas, asegura que el proceso abierto con la elección del 11 de marzo será más positivo que aquellos y aunque reconoce el enorme prestigio de que goza el ex presidente, reivindica la cada vez mayor participación y considera que “se acabó la delegación absoluta de responsabilidades”. señala Jozami

Así, su cambio de postura hacia el peronismo será también por los cambios que tuvo la personalidad e ideología de Julio Cortázar. Un escritor medio-europeo que vivía en Argentina y se volvió latinoamericano mientras vivía en Francia, volviéndose un ícono para la literatura latinoamericana.