Las cataratas son la principal causa de ceguera en el mundo y hasta el momento la única opción para quienes la sufren, es la cirugía. La intervención de cataratas es relativamente invasiva y, por su alto costo, muchas personas de los países en desarrollo no tienen acceso a ella. Sin embargo, puede que no estemos tan lejos de tener una solución para este problema, ya que un estudio se está aproximando a la posibilidad de usar gotas para los ojos, ofreciendo un tratamiento que aliviaría a unos 20 millones de personas en todo el mundo.
La catarata es la opacidad parcial o total del cristalino, que provoca que la luz se disperse dentro del ojo y no se pueda enfocar en la retina, creando imágenes difusas.
La causa más común de las cataratas es la edad. Las proteínas se desnaturalizan y degradan, y se empiezan a formar partículas de proteínas de un color café-amarillo. Éstas, poco a poco van opacando al cristalino, que con los años ha perdido la capacidad de mantener la transparencia de sus células, puesto que éstas no se regeneran a lo largo de la vida.
Con este conocimiento, los autores del presente estudio, publicado en Science, se embarcaron en la búsqueda de una droga que actuara como «chaperona farmacológica«; moléculas que se adhieren y estabilizan las proteínas del lente cristalino, evitando que se aglomeren y pierdan su calidad.
Los investigadores experimentaron con ratones enfermos, genéticamente predispuestos a las cataratas; muy parecidos a los humanos que desarrollan esta enfermedad de forma hereditaria por mutación genética. También lo hicieron con ratones mayores, que padecían cataratas por factor de edad. Aplicando la droga en forma de gotas, lograron disminuir exitosamente la turbiedad del lente.
Con todo, los científicos no pudieron probar que al lograr la transparencia del cristalino, también se haya logrado que los ejemplares recuperaran la visión. Para llegar a esto, experimentos como éste se deberán seguir desarrollando a futuro, pero sin duda esta es un paso en la dirección correcta.
El estudio fue el resultado de una colaboración entre las universidades de California, San Francisco, Michigan, y la universidad de Washington en Saint Louis.
Traducción: C. Chacón V.
Fuente: IFLScience