«¿Qué sería de nuestro país sin sus cafés, conciertos, eventos deportivos y museos? Nuestro deber es seguir con nuestras vidas», agregó Hollande, en una arenga dirigida a los parisinos y franceses en general, que aún no lograron superar el miedo causado por la masacre de hace apenas unos días, que causó la muerte de 132 personas.
El presidente galo habló ante un auditorio repleto de alcaldes y alcaldesas -vestidos con la tradicional banda tricolor con los colores de la bandera nacional que los identifica- y los convocó a ayudarlo a restablecer la calma en el país, sin caer presos de los discursos «xenófobos, anti semitas o anti musulmanes».
«No deben ser tolerados (…) Debemos ser implacables con todas las formas de violencia», sentenció el mandatario, quien también dedicó algunos minutos a renovar su compromiso de recibir en los próximos dos años a 30.000 refugiados de Medio Oriente y África. «Porque ellos son atormentados por los mismos que nos atacaron a nosotros», concluyó el presidente.
Poco antes del encuentro nacional de alcaldes, el fiscal general de Francia, Francois Molins, había informado que la policía se había enfrentado a tiros con otro comando de atacantes islamistas en los suburbios del norte de París, en Saint Denis, con un saldo de dos agresores muertos, ocho detenidos y cinco policías heridos.
Desde el sábado, la policía francesa ha realizado cientos de redadas masivas y ha detenido a varios sospechosos de estar vinculados con los siete atacantes que se inmolaron el viernes. Según versiones periodísticas, otros dos atacantes sobrevivieron a la noche de los atentados, lograron huir y ahora son buscados en Francia y Europa.
Hollande reiteró que el país está «en guerra» con «grupos terroristas», como el Estado Islámico (EI), la milicia extremista que reivindicó la autoría de los atentados del viernes pasado, y defendió su decisión de extender por tres meses más el estado de emergencia -similar al estado de sitio en Argentina- y de reformar la Constitución.
Por la mañana el primer ministro, Manuel Valls, presentó en una reunión de gabinete el proyecto de reforma constitucional que Hollande había prometido y que propone «modernizar» la figura del Estado de emergencia, creada legalmente en 1955. El proyecto, que será debatido mañana y el viernes en ambas cámaras del Parlamento y podría ser votado antes de la próxima semana, extenderá el Estado de emergencia durante tres meses más.
Según el texto publicado por los principales medios del país, el gobierno propone reforzar y diversificar la figura de detención domiciliaria con escoltas, registros en la policía periódicos y la prohibición de reunirse con otros sospechosos.
Además, creará la posibilidad de disolver las asociaciones o grupos que inciten a cometer actos que atenten contra el orden público y aumentará las penas para aquellos que violen las detenciones domiciliarias.
El proyecto contempla también la facultad de realizar allanamientos sin orden judicial y la requisa de autos y lugares públicos, además de edificios, como estaba establecido hasta ahora.
Mientras crece el debate acerca de cuál es el punto de equilibrio entre seguridad y democracia, el canciller francés, Laurent Fabius, advirtió que el gobierno no permitirá las protestas anunciadas contra la cumbre sobre cambio climático, programada para diciembre próximo en París. «Es una decisión difícil que decepcionará sin duda a algunos de los que pensaban participar pero, en el contexto actual, la exigencia de seguridad se impone», se justificó el ministro a través de un comunicado.
Fuente: Página 12