No era el 2012… ¡Era el 2010!

Se equivocó la paloma, ¡joder!, se equivocaba… El fin del mundo no era el 2012 sino el 2010

No era el 2012… ¡Era el 2010!

Autor: Director

Se equivocó la paloma, ¡joder!, se equivocaba… El fin del mundo no era el 2012 sino el 2010. Cuando los mayas hicieron sus calculitos a la muérdeme el nabo estaban asimilando la juma del día anterior, y el cuate yo-mismo supone que en plena juma del mismo día, tú ya sabes, juma, pedo o curda, que así llamamos los americanos a la piroja, tranca, mona o borrachera. Y luego pasa lo que pasa, que los boludos de Hollywood hacen la birria del año y le ponen como título “2012” y el personal engancha.

Peor aún, el terremoto final, the big one, -acompañado del correspondiente maremoto que los huevones influenciables llaman tsunami-, no debía afectar las placas tectónicas sino el piso enceradito de las Bolsas de valores o en su defecto sacudir las fibras de cobre de los ordenatas que procesan las transacciones bursátiles, y pudrirle el cucumelo a los compraventeros que el ejecutivo de cuentas de la esquina pronuncia traders, la educación está muy mala en Chile y la fonética para qué te cuento.

En fin, que en el castellano que practicamos en Chile, ta la cagá.

Si tu miras las noticias en la TV, -no, no me refiero a los cogoteos, ni a los asaltos, ni a los atropellos, ni a los choques de los autobuses del Transantiago, ni a las hazañas del “negro” Piñera ante un Aníbal Pachano vestido como el conejo de Alicia en el país de las maravillas, ni al mismo “negro” Piñera en la alcoholemia del día después, ni al otro Piñera exhibiendo sus condones para mediaguas, sino a las noticias para la gente normal-, en fin, si te enteras de qué va el planeta constatas que mientras te dedicas a tus labores cotidianas esta vaina se hunde.

La prensa internacional pone titulares de miedo: “La Bolsa de París pierde 8% en la semana, 13% desde el mes de enero y… 44% en los últimos tres años”. Y eso no es todo. La prensa y la televisión del imperio te cuentan que los mercados yanquis abrieron en neta regresión: el Dow Jones cae en un 2,37%, el Nasdaq retrocede en un 2,75% y el dichoso Standard & Poor’s pierde 2,38%, no sé donde vamos a ir a parar, en los tiempos de mi general estas cosas no pasaban.

¡Ah, si los gabachos y los amerloks tuvieran a Felipe Larraín como ministro de Hacienda, el patriota que todo el mundo nos envidia, nuestro producto interno más bruto…!

De nada sirve que un día sí, -y el otro también-, yo te cuente que los boludos que anunciaban el fin de la crisis son unos majaretas y que, -como dice Horacio-, los huevones, los economistas y los damnificados de la azotea están abonados a días de 48 horas: tú les sigues creyendo el chascarro de los “brotes verdes”, el cuento del crecimiento y el culebrón de la equidad y de las oportunidades para todos.

Como van las cosas ya no se sabe si es el pijotero dólar el que hunde al Euro, o si es el Euro el que no logra defender al dólar, todo eso se va pareciendo más y más a la moneda del Monopoly, ese  jueguito para la prole de los ejecutivos, los managers y los inversionistas: papel pintado cuyo valor reposa esencialmente en tu capacidad para abstraerte de la realidad y de hacer como Blaise Pascal, quien aseguraba que para creer y tener fe bastaba con hacer la señal de la cruz.

Y habría de qué persignarse, visto que las estadísticas del desempleo es lo único que crece, junto al número de quiebras y la boludez de quienes todavía creen en la eficacia del mercado y las posibilidades de su propia selección en la Copa de Sudáfrica-2010, el año de acabo de mundo.

Por Luis Casado


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