Carta abierta para quien alguna vez fue “la otra”

Desde muy pequeñas nos han criado para ser una mujer con valores, que se ama y que si un hombre nos quiere, nos va a respetar

Carta abierta para quien alguna vez fue “la otra”

Autor: Arturo Ledezma

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Desde muy pequeñas nos han criado para ser una mujer con valores, que se ama y que si un hombre nos quiere, nos va a respetar. Mientras que vamos creciendo, tenemos experiencias que nos enseñan, sobretodo cuando nos equivocamos.

Llega el momento en que conocemos a una persona que nos motiva a ser mejores, que nos emociona con solo verlo y nos pone nerviosa cuando lo tenerlo cerca. Se podría decir que es el hombre perfecto, pero con un defecto: tiene novia.

Cuando nos enteramos que tiene novia, tratamos de pasarlo por alto. Empezamos a ver esos coqueteos como un simple juego, pero en el fondo, cada juego hace que nuestro corazón se acelere y se prenda esa chispa que no habíamos sentido antes.

Quizás muchas veces nos han juzgado por ser “la otra”, pero pocas personas pueden entender lo que uno siente. Florencia Villafane escribió una carta abierta, en Upsocl, para toda mujer que alguna vez fue “la otra”.

Para todas las que alguna vez fuimos “la otra”

Creciste rodeada de mujeres que te daban consejos sobre cómo afrontar la vida, sobre qué era lo que debías hacer, y qué no. Ser mujer implicaba una lista interminable de responsabilidades morales y éticas que debías cumplir. Pero si algo tenías claro por sobre todas las cosas era que “los hombres deben valorarte”, “no permitas que te lastimen”, “el que te quiere, te respetará”. 

Un día de tu vida, ya crecida, sin muñecas ni peluches, conociste a alguien. De esos que te hablan mirándote fijo a los ojos, incomodándote, intimidándote. De esos que te rozan una mejilla y es suficiente para el escalofríos en todo tu cuerpo. Esos que te hacen reír con tu risa más estúpida y vergonzosa. Esos que te acorralan entre sus brazos y te dejan sin aliento con un beso. Tan perfecto, tan sexy, tan seductor en su encanto. Pero, tiene novia.

Tú despreocupada, porque estás 100% segura de ti. Sabes que es una aventura, sabes que es un juego, quizás un mal juego, ¿pero quién podría decirle que no a esos encantos? No tienes miedo a lo que pueda pasar, porque esto para ti tiene fecha de caducidad y después todo volverá a la normalidad, cada uno por su lado, con sus vidas.

Pero una noche, fuiste a tu cama a dormir pensando en qué pasaría si por alguna loca razón esto llegaría a ser más que un juego. Resulta que no puedes dejar de pensar en él. No quieres estar con nadie más, no quieres conocer a otra persona. Un día empezaste a sentir celos de “la primera”, de esa chica que aunque su relación era una farsa, no podías dejar de sentir ese dolor en el pecho cada vez que sabías que estaban juntos. Pero que después volvería contigo, porque claramente, si él es infiel es porque “ella no le da lo que necesita”, ¿no? Sería todo tan diferente si estuvieses en su lugar. Él no sería infiel contigo, porque te dijo que te quería, claro… te quiere.

Cada día te resulta más difícil llevar todo esto, tus amigas te dicen que lo dejes ir, que no vale la pena. Pero a ti no te importa el hecho de que no puedan salir a tomar un helado o ir a ver una película en público. Eso no era importante, a ti siempre te bastó con estar en esas cuatro paredes en donde siempre estaban arriba de una cama, y después volvías a tu casa, con el corazón entre las manos, más enamorada que nunca. ¿Y él? Él con su novia, diciéndole las mismas cosas que te dijo a ti, los mismos besos, los mismos chistes, el mismo amor.

Pero quizás, algún día, él se de cuenta de que está con la chica equivocada, que aquí estás tu esperándolo y que eres lo que él buscaba, porque así te lo dijo.

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