Bresson parece estar de moda entre los cineastas nacionales contemporáneos. La apuesta por el juego de miradas entre los personajes-modelos y la explotación de su empatía por sobre el diálogo, se han convertido en un recurso que se ha instalado como lugar común, o muletilla, en el cine chileno. Weekend (2009), si bien repite la fórmula, nos hace recordar el cine francés de la Nouvelle Vague de una forma particularmente cercana al Godard de los sesenta, pero con un escaso énfasis en la acción, lo que no permite resaltar del todo la comunicación muda entre los personajes.
La técnica cinematográfica, a primera vista, podría recordar a La Sagrada Familia (Lelio, 2004), pero con un estilo particularmente diferenciado. El tratamiento fotográfico aporta un particular uso de la luz, la cámara en mano logra llevar el pulso dramático (a pesar de sobre potenciarlo ocasionalmente), el encuadre poco pulcro resulta atractivo y la delicada descripción de los espacios abiertos e íntimos, permiten dar una cierta lectura documental a un film donde lo preciso radica en los silencios.
Tristemente, no logra emocionar del todo. La trama no parece apuntar con seguridad hacia alguna parte o generar un clímax decisivo.
Tal vez contar la historia de tres personas ABC1 que se van a la playa y se enfrentan a sus miedos y anhelos no es la historia más interesante para ser contada. Deja la impresión de que el cine chileno, sólo sabe retratar a la miseria absoluta o a la burguesía acomodada, clase a la que se le han acabado las historias por síndrome de apatía.
Dirección: Joaquín Mora
Guión: Joaquín Mora y Macarena Domínguez
Reparto: Patricio Ochoa, Francisca Benedetti, Sofía García, Diego Muñoz
Duración: 1 hora 25 minutos
Por Nicolás Oyarzún
Filmonauta N°1, octubre 2009
El Ciudadano N°73
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