La última película de Miguel Littin nos aproxima a la Isla Dawson y a la estadía en cautiverio de una veintena de los colaboradores más cercanos a Allende, entre ellos sus ministros Sergio Bitar y José Tohá. El filme se percibe como un acercamiento al estilo «campo de concentración» de los que tenemos tantas referencias que difícilmente podremos dejar de buscar gestos en común.
Basada en el libro «Dawson» de Bitar, la narración nos sumerge en una nebulosa, tan impredecible y desoladora como el clima del mismo lugar. Su gran cantidad de personajes hace confusas las situaciones y se convierte en una película críptica, que sólo encuentra respiros en las intervenciones de su narrador cuando trata de guiar la historia sobre un nivel más emotivo.
Bastante avanzado el filme, se logra percibir un interés mayor hacia los personajes que toman cierto protagonismo y hacen más orgánicas las acciones. Pero el afán histórico de la película constantemente nos lleva de la línea de acción «real» a una «realidad fílmica», imagen ficticia/reportaje que revela sueños, recuerdos y otras ideas subjetivas. El uso de esta imagen periodística-documental tiene un rol de carácter, aunque demasiado arbitrario, y la validación de los hechos y la memoria colectiva, cobra una relevancia tan significativa que, finalmente, diluye la construcción de un relato más sólido, alejándose así de lo que en realidad se propone como una mirada más íntima y emotiva de un hecho histórico.
Dirección: Miguel Littin
Guión: Miguel Littin
Reparto: Benjamín Vicuña, Bertrand Duarte, Pablo Krögh, Cristián De la Fuente
Duración: 1 hora 40 minutos
Por Samuel Olivares
Colaboración de www.zapatoschinos.cl
Filmonauta N°1, octubre 2009
El Ciudadano N° 73