4 pensamientos toltecas para ser feliz

En tiempos de crisis como el que se ha vivido en los últimos días, o meses, o años es bueno regresar a las viejas enseñanzas. A la sabiduría ancestral, esa implacable fuerza milenaria que dicta los principios básicos de convivencia, reflexión y espiritualidad. Estas ideas que muchas veces cambian de sociedad en sociedad sólo en algunos conceptos, pero que siempre regresan a lo básico y esencial: Haz el bien, sé feliz.

Pensemos en las grandes religiones. Fuera de todas las disputas, los conceptos, las paradojas y metáforas, el fin último es la convivencia armónica entre el ser humano y la naturaleza. Todos queremos paz, pero en el camino hacia ésta nos perdemos. Es natural, es humano, pero también es algo que podemos evitar. La sabiduría tolteca supone cuatro reglas, cuatro mantras, cuatro enseñanzas o como Miguel Ruiz lo dijo: cuatro acuerdos.

Estas reglas son sencillas, son lógicas y son fáciles de llevar a cabo una vez que las reflexionamos. Si las tratamos como un mantra, las repetimos diariamente y nuestra vida las tiene en un pedestal, es posible que veamos cómo esos cuatro pilares de nuestra filosofía mejoran nuestra vida en todos los aspectos. Claro, en los últimos años se han tratado estas ideas en los libros de autoayuda, pero es importante ir más allá, pensar en que son ideas tan antiguas y tan vigentes que algo podemos aprender de ellas.
Sé impecable con tus palabras

Esto tiene sabiduría ancestral, pero también es un principio básico de convivencia. Hay dos cosas importantes que nos enseñan en la primaria y muchas veces olvidamos: leer y hablar correctamente. Las palabras son armas tan poderosas que pueden cambiar el mundo. Si no leemos correctamente un examen, estamos destinados a reprobarlo, si no hablamos con las palabras correctas, la comunicación se pierde.

Hablar es una actividad tan natural que muchas veces no pensamos lo que decimos y eso puede traer muchos problemas, pero si analizamos nuestras palabras, nuestro lenguaje y nuestra forma de decirlo, es mucho más fácil crear empatía. Está claro que las críticas, la retroalimentación y muchas cosas más pueden parecer negativas, pero incluso si éstas se dicen de la forma correcta es mucho más efectivo que simplemente generar un ataque.
No te tomes nada personal

No se refiere a la erótica y metafórica canción de Soda Stereo. La idea tolteca es que nosotros no podemos acomodar el mundo a nuestro gusto, las cosas no giran alrededor de nosotros porque no somos el centro del universo. Cada quien lucha su propia batalla, nunca sabemos lo que alguien más puede estar pasando, sabiendo eso deberíamos ser mucho más amigables con el resto de la gente. Esto incluye no tomar las cosas personalmente. Vive y deja vivir podría estar más cercano a nuestra realidad.
No hagas suposiciones

Muchas veces creemos que alguien nos está atacando, pero sinceramente, la mayoría de las veces esas cosas son producto de nuestra imaginación, quizá porque algo no está en sincronía con nosotros. El momento en que dejamos de tomar las cosas como un ataque hacia nosotros, es mucho más fácil abrir los ojos y ver que cada quién se encuentra inmerso en su propia realidad. Si algo nos molesta debemos decirlo, no hay que callarnos y guardar rencor. Siempre es mejor enfrentar las cosas que dar la espalda y romper relaciones.
Haz siempre tu máximo esfuerzo

Hay una razón por lo que esta identidad milenaria, esta sabiduría tolteca ancestral nos parece tan reveladora y tan terrenal, porque son cosas que nos enseñan desde la infancia, pero que vamos olvidando poco a poco. Todos sabemos que en lo que hagamos debemos dar lo mejor de nosotros. El sistema de competencia capitalista nos muestra desde un inicio que debemos ser mejores en todos los aspectos para así sobresalir sobre los demás. Los griegos decían Citius altius fortius que significa “más rápido, más alto, más fuerte” y va en el mismo tren que la idea tolteca.

Nunca debemos dejar pasar las oportunidades y siempre que tengamos una, debemos sacar el mayor provecho de ella dando el máximo. De esta forma, si es que fallamos (y fallaremos muchas veces), nos sentiremos bien en cuerpo y alma porque sabemos que las cosas estuvieron más allá de nuestro alcance y es seguro que nuestros ánimos no decaigan y después volvamos a intentarlo, siempre mejorando en todos los aspectos.

Fuente: Cultura Colectiva