El sector privado está de fiesta. El gabinete de Mauricio Macri, como era de esperarse por parte de un representante del establishment, está compuesto mayoritariamente por personalidades cuya trayectoria se haya en las grandes multinacionales y en la esfera empresarial.
Susana Malcorra – Ministerio de Relaciones Exteriores: no proviene ni del PRO ni del radicalismo. Malcorra se desempeña actualmente como jefa de Gabinete de Ban Ki-moon, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas.
Malcorra es ingeniera electrónica e inició su carrera en IBM, la corporación norteamericana orientada a los servicios tecnológicos. Allí ocupó diversos roles desde 1979 hasta 1993, llegando a ocupar puestos jerárquicos.
En 1994 empezó a trabajar en el grupo empresarial de servicios telefónicos Telecom, donde fue la primer CEO mujer de la compañía. Claudio Marin, secretario adjunto de la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina (FOETRA) recordó que Malcorra, en la época del gobierno de la Alianza, despidió a 400 empleados ante la negativa del sindicato de aceptar una reducción del salario del 10%, en concordancia con el recorte del 13% a los empleados estatales que por aquél entonces llevaba adelante la administración De La Rúa.
«Lamentablemente, hemos intentado varios caminos, inclusive un arbitraje dentro del Ministerio de Trabajo y, hace pocos días, llegamos al punto en el cual se hizo evidente que no había ninguna salida que pudiéramos consensuar por la situación de total y absoluta intransigencia en cuanto a una flexibilización de los sueldos», comunicaba Malcorra, la gerenta general de Telecom en el 2001.
Luego, en 2004, comenzó su carrera dentro la ONU en el Programa Mundial de Alimentos hasta escalar en 2012 la jefatura de gabinete.
Rogelio Frigerio – Ministro del Interior
Dotado de un apellido con peso, el nieto de Rogelio Frigerio, figura clave del gobierno de Frondizi e impulsor del desarrollismo, el titular del Banco Ciudad supo posicionarse como uno de los referentes económicos del macrismo.
Entusiasta de la libre compra y venta de dólares, mantuvo un discurso moderado cuando, durante la campaña, otras figuras de Cambiemos anticiparon devaluación y reducción del gasto público. Frigerio, en cambio, se mantuvo equilibrado y expresó anuncios como que se quitarían las retenciones a las exportaciones desde el primer día, pero no a la soja, o que, si bien «el Estado no debía jorobar a los sectores más competitivos de la economía», tampoco existía «proceso de desarrollo que no haya sido liderado por el Estado».
Licenciado en Economía de la Universidad de Buenos Aires, gestionó tanto en el sector público como privado. Fue secretario de Programación Económica en el Ministerio de Economía a cargo de Roque Fernández durante el gobierno de Carlos Menem en 1999. Fundó la consultora Economía y Regiones (E&R) -cuyos informes han sido replicados por el diario Clarín, el Cronista Financiero y la revista Noticias- y presidió la Fundación de Estudios para el Desarrollo Económico y Regional de la Argentina (FEDERAR).
Desde 1999 mantiene estrechas relaciones con los organismos financieros: fue representante argentino ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ante el Banco Mundial y ante el Fondo Monetario Internacional.
Además, representó al país en el Grupo de Alto Nivel de Coordinación de Políticas Macroeconómicas del Mercorsur y realizó consultorías para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Ocupó cargos docentes en en la Universidad del Salvador, en la Escuela de Postgrado Ciudad Argentina, en la Universidad Carlos III de Madrid, en la Cámara Argentina del Comercio, en la Universidad Católica Argentina (UCA) y en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales.
En 2011, fue electo diputado por el PRO de la Ciudad de Buenos Aires, a partir de lo cual presidió la Comisión de Presupuesto, Hacienda, Administración Financiera y Política Tributaria.
Alfonso Prat-Gay – Ministerio de Hacienda y Finanzas: Al igual que Frigerio, Prat-Gay es economista. Estudió en la Universidad Católica Argentina y luego realizó un máster en Economía en la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos.
Durante la década del ´90 trabajó en el monstruo internacional bancario/financiero JP Morgan. Para principios de 2000, Prat-Gay ocupaba el puesto de Jefe de Investigación y de Estrategias de Monedas.
Fue presidente del Banco Central desde diciembre de 2002 durante el gobierno de Duhalde hasta septiembre de 2004, a comienzos de la gestión de Néstor Kirchner. El economista presentó entonces su renuncia al presidente Kirchner por diferencias en torno a decisiones estructurales de política económica. Horacio Verbitsky, en una nota titulada «El Quinto Poder» publicada en Página/12 el 19 de septiembre de 2004, conlcuía: «Prat Gay se retira con algunos éxitos no menores, como la disipación del mito que consideraba inconciliable la expansión de la base monetaria y el control de la tasa de interés con bajos niveles de inflación, y desde hoy es el hombre de reserva con que el establishment se prepara para el anhelado día en el que sueña con torcer la voluntad de Kirchner e imponerle la política ortodoxa que hasta ahora repelió».
En 2005, Prat-Gay quedó a cargo de la administración de la fortuna de la familia de Amalita Lacroze de Fortabat. Ese año, Fortabat vendió la cementera Loma Negra a a la firma brasileña Camargo Correa y fue Prat-Gay el elegido para manejar el esquema de cobro de los 1025 millones de dólares. De acuerdo a datos obtenidos de fuentes bancarias por el diario Tiempo Argentino, Prat-Gay destinó el dinero a cuatro paraísos fiscales. Así, el experto en finanzas en su rol de apoderado de la fortuna Fortabat, quedó involucrado en el escándalo de las 4040 cuentas bancarias no declaradas ante el fisco.
Pero esta no es la única situación que liga al futuro minsitro con la fuga de capitales. En 2007, la revista Veintitrés publicó la denuncia de la ex ministra de salud Ocaña quien afirmó que Prat-Gay, en el período del corralito financiero, había fugado U$S 780 mil dólares antes del congelamiento de los depósitos. Ocaña en ese entonces señaló que “nosotros desde el Congreso emitimos un informe desde la Comisión de Fuga de Capitales, armamos un listado con 1400 personas que habían girado plata al exterior durante el corralito. Y en el puesto 67 figuraba Prat Gay con un giro de 780 mil dólares.”
Por su parte, el ex diputado por el ARI Mario Caffiero, también lo había denunciado por el ocultamiento desde su cargo de presidente del Banco Central de la fuga de U$S 26 mil millones que quedaron en un puñado de bancos, entre ellos, el JP Morgan.
Entre 2009 y 2013 fue diputado por la Coalición Cívica, partido liderado por Elisa Carrió. En ese tiempo se enfrentaban al macrismo y, de hecho, una de las preocupaciones de la CC ante la campaña era despegar a Prat-Gay del jefe de gobierno porteño.
Juan José Aranguren – Ministerio de Energía y Minería: Estudió ingeniería química en la Universidad de Buenos Aires. En 1977 comenzó a trabajar en la empresa petrolera Shell, de la cual ocupó el cargo de presidente de la fillial argentina desde 2003 hasta introducirse este año como uno de los referentes de Cambiemos.
Protagonizó varias disputas con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. En 2004, el ex presidente Kirchner lo acusó de generar una desestabilización cambiaria por haber fogoneado un aumento de los combustibles y hasta recomendó «no comprar ni una lata de aceite» a Shell.
Aranguren acumuló más de 50 causas penales realizadas por el ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por presunto incumplimiento del marco regulatorio, como así también 117 sanciones por desabastecimiento. Todas quedaron en la nada ya que Aranguren fue sobreseído.
En 2014, el gobierno nacional lo acusó de forzar una devaluación al develar una operación cambiaria por 3,5 millones de dólares. “Shell compró a un banco extranjero $ 3,5 millones a un precio de $ 8,40, cuando la cotización era de $ 7,20″, había señalado Axel Kicilliof, ministro de Economía. Aranguren respndió que “el Banco Central estaba al tanto de las compras de dólares que iba a realizar Shell para atender sus importaciones y exportación de combustibles».
Durante la campaña, algunas declaraciones de Aranguren sonaron fuerte, como que «no es tan relevante recuperar el autoabastecimiento y la soberanía hidrocarburífera».