En 1968 comenzó a funcionar la Radio La Voz de La Costa en la provincia de Osorno. Con un novedoso modelo de comunicación popular, alfabetizó a cientos de campesinos y ayudó a resurgir la cultura mapuche huilliche de la Décima Región. Su sintonía alcanza a lugares que permanecen aislados tras la cordillera y la marea austral.
Son las 10 de la noche en el pequeño pueblo de Bahía Mansa, Décima Región. La familia Marileo está sentada en torno al gran candelabro de hierro que mantiene los restos de una vela blanca que alumbra con una tenue flama dorada. Esperan oír los últimos mensajes antes de irse a dormir.
“Atención Chahuilco y alrededores, el Comité Pro Asfalto Huilma Chahuilco tiene el agrado de invitarlo, a usted, a una rifa bailable, para el martes, en la sede de la Junta de Vecinos, a partir de las 15 horas. Firma, Comité Pro Asfalto Huilma Chahuilco… Atención Punotro, se avisa a la artesana Erminia Maripán que debe traer veinte canastos para el día lunes a la feria. Firma, Rosa Pichuncheo…”
Apagan la vela y la casa se sumerge en la espesa oscuridad sureña. Al día siguiente deben levantarse al alba y partir a la Cordillera en busca de alerce para fabricar tejuela. La mujer trabajará en la huerta y picará leña para avivar el fuego de la chimenea.
Las jornadas transcurren tranquilas en este puerto de 200 habitantes, predominantemente de mapuche huilliche. A lo lejos, el sonido del mar que revienta y se retrae, el silbido del viento entre las nubes grises que siempre amenazan con llover, unos pocos hombres en el muelle que conversan en torno a una pequeña radio a pilas.
“Atención Quilacahuin y alrededores: Se comunica que hoy en la tarde, en el hospital, se atenderán solamente urgencias médicas, por reunión de programación de actividades del hospital. Firma, hospital de Quilacahuín… Se comunica el sensible fallecimiento de nuestra querida esposa madre y abuelita, Ana Delia Cárdenas Peralta, su velatorio se realiza en la calle Colón sin número, el día miércoles a las 14 horas…”.
Al otro lado de la radio el locutor, Carlos Vargas, lee los mensajes que el día anterior pasaron a dejar a la céntrica casa de la calle Cochrane, en la ciudad de Osorno. En la oficina principal de la radio La Voz de La Costa, la secretaria, Angélica Vásquez, recibe en hojas de cuaderno escritas a mano los mensajes que se transmitirán en la próxima tanda.
COMUNICACIÓN PARA EDUCAR
La Voz de La Costa es la única forma que cientos de campesinos y habitantes de zonas rurales de la provincia de Osorno tienen para comunicarse. Fundada en 1968, nace como eje principal de la Fundación Radio Escuela por el Desarrollo Rural, iniciativa de los sacerdotes capuchinos que, en la década de los cincuenta, llegaban desde Holanda a una región asolada por la pobreza y el aislamiento.
Desde entonces, repartieron decenas de radios a pilas a los campesinos de San Juan de la Costa y, durante seis horas al día, se impartían clases de alfabetización, que se llamaron Escuelas de Radiodifusión Santa Clara, a través de su señal AM. Los vecinos se juntaban en grupos cercanos a quince personas y en sus casas o parroquias anotaban atentamente las instrucciones que el pequeño aparato les emitía. Así, a fines de los años sesenta, cientos de campesinos abandonaron el analfabetismo y recibieron de la Dirección Provincial de Osorno un certificado de educación básica completa.
En el transcurso de esos años, la organización campesina se fue acrecentando y las clases radiofónicas alcanzaron mayor especialización. Además de castellano, se impartieron instructivos de crianza de ganado, abono de huertos familiares; entre un sin fin de información de derechos cívicos y ciudadanos.
Gustavo Von Martens, actual director de La Voz de La Costa, cuenta que los primeros sacerdotes capuchinos tuvieron la firme convicción de que la radio era la forma más potente para aportar al desarrollo de la región. A la vez, afirma que “un medio de comunicación puede forjar una cultura” como ha sido el caso de esta emisora, ya que “su público no cambia la sintonía, precisamente porque se les entrega mucho, no sólo información, sino también formación”.
Un fin de año en un curso de la Escuela de Radiodifusión Santa Clara, los campesinos decidieron organizarse y hacer una fiesta para celebrar lo aprendido. Tocaron charango, cantaron, compartieron su comida típica y jugaron al palín.
El encuentro causó tanto goce entre los pobladores que año a año comenzó a tener más adherentes. Hombres y mujeres de todas las comunidades huilliches de la Décima Región llegaban hasta Osorno para compartir sus costumbres indígenas. Fue así como se oficializó lo que hoy se llama el Festival Regional de Folclor Campesino.
SACANDO LA COMUNICACIÓN DE LAS AULAS
Es verano del año 2008 y más de dos mil personas escuchan atentas a un hombre sobre una tarima recitar un poema en el estacionamiento de la Feria Libre de Rahue en Osorno.
“… Sé que alguien hincha sus propias venas
Ahí está la flor amarilla
Encerrada en una gota de leche…”
Es Juan Pablo Wirimilla, uno de los poetas mapuche que participa en el Concurso de Poesía Popular Pablo Neruda, y que todos los años reúne los trabajos líricos de decenas de huilliche dispersos en el sur de Chile. Esta actividad es la que da inicio oficialmente al festival que hace cuarenta y dos años se celebra durante cuatro días en el Parque Cuarto Centenario de Osorno.
Leonardo Gutiérrez, periodista de La Voz de La Costa y coordinador del Festival, afirma que “esta es una instancia donde se aprecia realmente lo que es la cultura huilliche en sí. No es una recreación sino una manifestación auténtica de sus costumbres”.
En su larga trayectoria, La Voz de la Costa ha debido enfrentar todo tipo de problemas de un medio de comunicación independiente y popular. Luego del Golpe de Estado debieron clausurar las escuelas radiofónicas y ver cómo la organización campesina de la costa se desvanecía nuevamente en el rezago social.
Pero una y otra vez levantaron sus antenas y llegaron a las aradas más lejanas y lluviosas de la Décima Región. Y así, desde el alba mudo y violeta con que los campesinos se levantan a trabajar, hasta que la última vela de la noche se ha apagado, la radio sigue transmitiendo, junto al silbido del viento impasible y la marea infinita, todo aquello encumbrando la fuerte y señera voz de la costa.
Por Constanza Ávila Fellay
Radio Juan Gómez Millas
Reportaje Ganador Categoría Libertad de Expresión del Primer Concurso de comunicación Popular “Saca la Voz, ponla en movimiento”.
Entre octubre y diciembre de 2009, el concurso “Saca la voz…” buscó estimular la producción independiente sobre temas de movimientos sociales chilenos, escasamente abordados por medios comerciales tradicionales. Su eje principal es la democratización de las comunicaciones y la libertad de expresión y, para esta primera versión, se incluyó una segunda categoría temática: Soberanía alimentaria. Decenas de comunicadores comunitarios y populares presentaron propuestas y demostraron que la reflexión, la creatividad y el trabajo colectivo de base contribuye a abrir caminos hacia una nueva conciencia por el derecho a tener voz.
El jurado del concurso estuvo integrado por Juan Pablo Cárdenas, director de la Radio Universidad de Chile; por la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas Anamuri, Elizabeth López y Ana Delia Téllez; Germán Liñero, documentalista e investigador de la memoria audiovisual chilena; Katherine Bauerle, periodista y representante de la Delegación de la Unión Europea en Chile, y Mario Garcés, director de ECO, Educación y Comunicaciones.
Fotografía: Gabriela Balbontín
El Ciudadano