En las próximas décadas, para satisfacer la demanda de alimentos que tendrá una población de 9.000 millones de habitantes, la agricultura deberá aumentar su productividad. Sin embargo, esto implicaría aumentar la degradación de los suelos y la desaparición de numerosas hectáreas con bosques, pastizales y humedales.
Roberto Casas, director del Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y del Agua (PROSA) señaló que se estima que un 37,5 % del territorio argentino está afectado por procesos de erosión hídrica y eólica, lo cual representa unas 105 millones de hectáreas.
“La erosión hídrica es la que más creció en el último cuarto de siglo, incrementándose de 30 a 64,6 millones de hectáreas, lo que significa que 41 millones de hectáreas afectadas por erosión eólica”, expresó trayendo datos del libro “El deterioro del suelo y del ambiente en la Argentina” que se presenta esta semana y que es uno de los compiladores.
Entre las principales causas del aumento de los procesos erosivos, se encuentran las de origen antrópico (causadas por el hombre) como la simplificación de la rotación de cultivos y monocultivo, el desmonte y expansión de la frontera agrícola, el sobrepastoreo y el cambio del uso del suelo.
Asimismo, “otros factores de importancia son la sobreexplotación del bosque, la intensificación agrícola, incendios de pastizales, la disminución de la fertilidad, la minería y el avance de urbanización sobre tierras agrícolas”, señaló Casas para quien “el cuidado de los suelos y la gestión del ambiente serán estratégicos para la Argentina en los próximos años”
En este sentido, Casas, agregó que “es indispensable que la sociedad en su conjunto valorice, se interese por la preservación del recurso y, a partir de ello, se comprometa en su defensa y conservación, porque la responsabilidad es de todos”.
Fuente: Clarín