Realizamos una selección de pensamientos y poemas sobre ese engranaje en la rueda del mundo que no calza, pero que se adivina existe. Vale decir, los sueños y temores respecto de la humanidad, de este particular cantautor, que además hace gala en sus libros de una prosa poética, muchas veces desconocida, incluso para los fanáticos de la banda que le dio fama. Acá va nuestra selección ciudadana, extraída de los diferentes libros de prosa y poética que escribió a lo largo de su vida. No sabemos si serán las diez más alucinadas en realidad, pero cada una de ellas tiene algo que entregarnos de todas maneras. Saquen sus propias conclusiones. Las primeras dos sobre la ciudad:
1.- «La Ciudad forma -a menudo físicamente, pero inevitablemente psíquicamente- un círculo. Un juego. Un anillo de muerte con el sexo en el centro. Conduce hacia las afueras de los suburbios de la ciudad. En el límite descubre zonas de sofisticado vicio y aburrimiento, prostitución de menores. Pero en el mugriento anillo que rodea inmediatamente a la zona comercial diurna existe la auténtica vida multitudinaria de nuestro mundo, la única vida callejera, la vida nocturna. Especímenes enfermos en hoteles de dólar, pensiones baratas, bares, casas de empeño, variedades chabacanas y burdeles, en galerías moribundas que nunca mueren, en calles y calles de cines abiertos toda la noche». (The Lords. Notes on Vision, 1969).
2.- «La Ciudad. Colmena. Telaraña, o montículo de insectos seccionado. Todos los ciudadanos herederos del mismo linaje real. La Bestia enjaulada, el sagrado acento, un jardín en medio de la ciudad». (The new creatures, 1969).
3.- «Yo y mi madre y padre, estábamos viajando por el desierto, al amanecer, y un camión cargado de obreros indios había chocado con otro coche, o algo así -no sé lo que ocurrió- pero había indios esparcidos por toda la autopista, sangrando hasta morir. Así pues el coche se detuvo. Esa fue la primera vez que saboreé el miedo. Yo debía tener cuatro años -como un niño que es igual a una flor, una cabeza que solo flota en la brisa-, recordando pienso que las almas de los espíritus de aquellos indios muertos… quizás una o dos… estaban corriendo enloquecidas, y saltaron dentro de mi alma. Y aún están ahí». (An American Player, 1970).
4.- «Las parejas se eligen en primer lugar por la atracción visual. No el color, el ritmo, la piel. Es un error creer que el ojo puede acariciar a una mujer. ¿Está hecha una mujer de luz o de piel? Su imagen no es real en el ojo, está grabada en la punta de los dedos». (Eye, texto publicado en revista).
5.- «»Jugadores» -El niño, el actor y el apostador. La idea del azar está ausente del mundo de los niños y primitivos. El apostador se siente también al servicio de un extraño poder. El azar es un vestigio de la religión en la ciudad moderna, tal como el teatro, y peor aún el cine, la religión de la posesión». (The Lords. Notes on Vision, 1969).
6.- «Ciudad del cáncer/ Declive urbano/ Tristeza veraniega/ Las autopistas de la vieja ciudad/ Fantasmas en automóviles/ Sombras eléctricas// Ensenada/ la foca muerta/ el crucifijo del perro/ espíritus de los muertos coche sol./ Detén el auto./ Lluvia. Noche./ Siente». (The new creatures, 1969).
7.- «…Maldiciones, Invocaciones/ Misteriosos mestizos cabezas de bate/ Sigo esperando que uno de ustedes se levante/ Abultadas y rollizas reinas obesas/ Cerdos de jardín y veteranos de/ Curiosos santos de repollo/ Individualistas y atesoradores de mierda/ Empleados de pistas de carreras/ Perdedores de pico cerrado y/ detestables vendedores lascivos/ Mis dandis militantes/ Toda extraña clase de monstruos/ Calientes tras la pista de la madreselva/ Sean bienvenidos a nuestra procesión…//». (An American Player, 1970).
8.- «Los ojos son los genitales de la percepción, y también han establecido una tiranía. Han usurpado la autoridad de los otros sentidos. El cuerpo se convierte en un difícil y delgado tronco para soportar al ojo en sus paseos. ¿Por qué los ojos deben ser llamados «las ventanas del alma» y la llave de la más profunda comunión humana, y el tacto reducido a leves colisiones de la carne?» (Eye).
9.- «Más o menos, todos sufrimos de la psicología del voyeur. No en un sentido estrictamente clínico o criminal, sino en toda nuestra actitud física y emocional ante el mundo. Cada vez que tratamos de romper este hechizo de pasividad, nuestras acciones son crueles y torpes y generalmente obscenas, como un inválido que ha olvidado como caminar». (The Lords. Notes on Vision, 1969).
10.- «Los alquimistas perciben en la actividad sexual del hombre una correspondencia con la creación del mundo, con el desarrollo de las plantas, y con las formaciones minerales. Cuando ven la unión de la lluvia y la tierra, ven en ello un sentido erótico, como la copulación. Y esto se extiende a todos los reinos naturales de la materia. Porque pueden imaginarse historias de amor entre las sustancias químicas y las estrellas, un romance entre las piedras, o la fertilidad del fuego». (The Lords. Notes on Vision, 1969).
El Ciudadano