“Paren a esos asesinos, no puede ser que estemos ayudando a la desaparición de las especies”, escribió Rubén Justo Pacheco en uno de los miles de comentarios distribuidos durante los últimos días en las redes sociales como respuesta a las fotografías distribuidas a través de Facebook por un ciudadano boliviano después de cazar un jaguar en una reserva natural.
La indignación provocada por este caso ha sido especialmente virulenta porque Humberto Masay, el cazador, publicó comentarios irónicos en su cuenta de Facebook junto a fotografías en que se veía como despellejaba al animal cazado junto a otros compañeros de su empresa.
La secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Gobernación de Santa Cruz (Bolivia) ha iniciado los trámites ante la fiscalía para demandar judicialmente a Humberto Masay como responsable de la caza de especies animales protegidas, puesto que la caza del jaguar constituye un delito contra el medioambiente.
Ostentación de un delito contra la fauna
El Ministerio de Medio Ambiente de Bolivia ha confirmado, por su parte, que acusará a Humberto Masay de hacer “ostentación de la muerte y desollamiento de un jaguar” en la red social y le inició un proceso penal. Las autoridades de la provincia de Santa Cruz presentará cargos contra Masay por “apología del delito y destrucción de bienes públicos”, según declaracions de la directora de Recursos Naturales, Yanderí Kempff, recogidas por AP.
La investigación iniciada el lunes 30 de noviembre pasará ahora a la Fiscalía, que muy probablemente citará a declarar al acusado, trabajador de una constructora privada que realiza obras para la administración pública de Santa Cruz.
Masay colgó cinco fotos en su cuenta en Facebook -ahora retiradas- en las que exhibía su trofeo de caza. En una de ellas se ve al felino a medio despellejar. El jaguar es un felino en peligro de extinción y al igual que “todas las especies de la fauna silvestre nativa, su cacería se halla prohibida y está penada con seis años de cárcel”, señaló el comunicado del Ministerio de Medio Ambiente de Bolivia.
Las primeras investigaciones indican que Masay cazó al felino en el Parque Nacional de Tucavaca, una reserva de vida silvestre de 262.305 hectáreas al este del país cerca de la frontera con Brasil. Aunque la caza de especies salvajes protegidas está prohibida y penada en Bolivia, las autoridades admiten que los controles son deficientes y la caza furtiva sigue siendo relativamente habitual en diversas zonas del país.
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