Cuando los rescatistas encontraron a Jess, una bulldog americano, no podían creer lo que sus ojos veían. Tenía una gran herida en la cabeza visiblemente infectada y con pus, sus orejas y piel también tenían infecciones, además sufría de una condición en la que sus párpados se habían doblado hacia adentro sobre sus ojos y por si fuera poco sus uñas habían crecido tanto que se habían engrosado y parecían cuernos que no la dejaban caminar bien.
¿Lo peor? No se trataba de una perrita callejera, era un animal con dueños que habían visto todo esto y habían decidido ignorarlo, sin importar el gran sufrimiento por el que estaba pasando Jess.
“Nunca he visto algo como los crecimientos en las almohadillas de sus patas, que habría sido algo evidente para cualquiera. Apenas podía caminar por eso”
–Heidi Cleaver, de la organización RSPCA–
Después de ver el estado en el que mantenían a su perrita, sus dueños Vincent John Lloyd (50) y Sharon Patricia Lloyd (43) fueron acusados por crueldad animal y tuvieron que comparecer ante la Corte de Darlington, en Inglaterra.
Su sentencia fue de 12 semanas en la cárcel, pospuestas por 12 meses, y una multa de 365 dólares. Además se les prohibió de por vida tener un animal bajo su cuidado.
La veterinaria que trató a Jess,Christina Stubbins, señaló ante el jurado en su declaración, que “Jess había sufrido por bastante tiempo y que si no le hubiesen dado atención veterinaria, ella continuaría sufriendo debido a los problemas en sus ojos, oídos y debido a los abscesos”.
Jess finalmente fue sacrificada para librarla del gran dolor al que estaba sometida.
Es increíble que sigamos escuchando estas historias de maltrato y negligencia. Una multa de 300 dólares y una sentencia de cárcel que podría no llevarse a cabo no son castigos suficientes para a la tortura que vivió esta perrita. ¿Qué opinas tú?