Muchas veces el Che de los Gays pareciera anular al periodista, me responde Víctor Hugo Robles, para explicar ese porfiado afán de mimetizarse. Pasa que vas conversando con él en la calle y poco antes de llegar al lugar convenido despliega su porfiada melena, saca del bolso una boina con una estrella para la cabeza y un lápiz labial para pintar de rojo intenso sus labios. Está listo para la foto.
O para el cuadro, como el que ilustra su libro, hecho por el artista plástico Papas Fritas. Se trata de El diario del Che Gay en Chile, que más que un libro es un artefacto hecho con trozos de crónicas, recortes de diarios, fotos de revistas y un sinfín de recuerdos que hilvanan el devenir de su protagonista. Ahí está en su acto de bautismo pintándole los labios rojos a una repetida imagen del Che Guevara; lo vemos provocador tirándoles agua en un bidón que decía AZT a los organizadores de la fiesta contra la censura y después lavándose el culo tras ser expulsado del recinto; o el sacrílego pidiendo la apostasía a la Iglesia Católica y, como se hizo la lesa, demandándola en los tribunales; o el periodista que inaugura el primer programa radial gay en Chile convidando a subir el volumen a sus auditores.
El personaje implica a un periodista atento a su derredor con un activista performer. Políticamente incorrecto nace cometiendo lo que sería un sacrilegio a la izquierda latinoamericana de hace no más de una década. Es una loca incómoda para muchos e insolente para muchos más. También es un periodista pionero en varios territorios de la diversidad sexual. Su libro anterior Bandera Hueca. Historia del Movimiento Homosexual en Chile, es el primer relato sobre el movimiento GLBT chileno. La nueva publicación inaugura la editorial SiempreViva Ediciones, primera editorial de la diversidad sexual en Chile.
Antes de que inicie las presentaciones de su libro en las ciudades de Concepción, Valparaíso, Buenos Aires y La Paz, conversó con nosotr@s
En el libro relatas que en tu niñez participaste de la capilla El Cortijo de Conchalí. ¿Qué te llevó a participar activamente en la Iglesia Católica en los años 80 y terminar pidiendo la apostasía en 2010?
– Mi emergencia político–social nació en la enseñanza media en el proyecto “La Gran Aventura Educativa” del Colegio Cristóbal Colón de la población Juanita Aguirre de Conchalí y mientras participaba en diversas actividades comunitaria de la Iglesia El Cortijo. Era una Iglesia cercana, crítica de la dictadura militar y acogedora de mi incipiente diferencia. Los años 80 fueron tiempos de luchas y resistencias, siendo la Iglesia Católica un referente y espacio de opinión y participación activa para muchos como yo que buscábamos transformar el mundo. Tiempo después, en los años noventa, luego de haber militado en el Movimiento de Liberación Homosexual Movilh Histórico y enfrentado a una Iglesia Católica castigadora, homofóbica, abusiva y desprestigiada en su ejercicio ético, decidí abandonarla a través de la ‘apostasía’ que es la renuncia formal al bautismo, llevando mi demanda hasta los Tribunales de Justicia mediante un Recurso de Protección en contra del entonces Arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, autoridad eclesial que no respondía mi carta renuncia. Finalmente, obligado por la fuerza de la Ley, el cura Errázuriz respondió mi solicitud, aceptó mi renuncia, pero señalando que la Iglesia tenía ‘autonomía’ en esas materias, o sea, una especia de un Estado dentro del Estado.
–¿Qué recuerdas del alumbramiento del Che Guevara Gay el 4 de septiembre de 1997 con el bidón de AZT?
– La creación de “El Che de los Gays” fue simbólica y poética, porque el cuerpo del Comandante estuvo mucho tiempo escondido en la selva boliviana y lo descubrieron, precisamente, el 28 de junio de 1997, día Internacional del Orgullo Gay. Recuerdo que en ese tiempo estudiaba periodismo en Universidad ARCIS y la escuela estaba plagada con grafitis del Che. Entonces, mi idea inicial era intervenir esos grafitis y le pinté los labios al Che con rouge rojo, pero nadie dijo nada, eso me molestó e inquietó. Yo quería provocar alguna reacción. Ante esa indiferencia decidí transformarme en el Che Guevara. Eso ocurrió el 4 de septiembre del 1997 cuando participé en una actividad que organizaba el productor Vicente Ruiz y la actriz Patricia Rivadeneira. Arribé al denominado acto en contra de la censura con mi boina estrellada y mis labios rojos. En el camino a la discoteque me encontré un bidón de agua vacío y en la micro le escribí AZT, que es el nombre de la primera droga en contra del SIDA. En un acto de desafío, buscando “provocar al provocador”, terminé tirándole agua a Rivadeneira, sin saber que sería expulsado del lugar, censurado en el acto en “contra de la censura”. Mientras me desalojaban yo gritaba: “¡Esto es censura, esto es censura!”. Ese día nació “El Che de los Gays”, polémico, atrevido e intenso. Si lo pienso ahora, lo leo político y poético, porque el agua representó un bautismo y el mismo acto simbolizó un homenaje a los homosexuales víctimas del incendio de la discoteque Divine en Valparaíso, ocurrido un 4 de septiembre de 1993.
Tiempo después apareciste en un acto de la CUT, cuando hasta el diario La Cuarta tituló con tu performance. A la distancia, ¿cómo fue la reacción de los participantes de la marcha y de los medios?
– El desnudo ocurrió el 1 de mayo de 1998, haciendo un guiño a mayo del 68. Fue un gesto atrevido, desesperado y provocador, buscando cruzar los derechos de los trabajadores con la libertad sexual. Los compañeros de la Central Unitaria de Trabajadores CUT se sorprendieron mucho porque ocurrió en medio del discurso central de Roberto Alarcón, entonces presidente de la multigremial. Los guardias de la CUT solo atinaron a taparme el poto. No fui expulsado ni entregado a carabineros. La prensa oficial hizo un festín con la intervención porque en los mismos días ocurrió otro desnudo en medio del último y controvertido regreso de Martín Vargas. Recuerdo que La Cuarta me confundió con Las Yeguas del Apocalipsis titulando en roja portada: “Con yegua suelta fue alto de la CUT”, generando tensiones con Pancho Casas y Pedro Lemebel.
¿Recoges algo de ellas?
– Yo asumí el hecho políticamente porque para la prensa todas somos yeguas apocalípticas, tanto así que el mismo Pancho Casas decía que yo era como la “yegua chica”. No sé si chica, mediana o grande, ciertamente mi trabajo político–cultural es una continuación histórica de un deseo, un señero transitar que impulsaron Las Yeguas del Apocalipsis en los años 80, así que el mote de ‘Yegüita’ lo asumo como un regalo de loca madre más que una ofensa gratuita. Las Yeguas del Apocalipsis han sido trascendentales en la historia del movimiento de las diversidades sexuales y en mi propia historia de vida.
También fuiste protagonistas de Triángulo Abierto, el primer programa radial gay. Recuerdo cuando llamabas a subir el volumen de la radio…
– El programa comenzó sus históricas emisiones una noche del 15 de junio de 1993, cuando María Pía Matta, periodista y subdirectora de la feminista Radio Tierra, propuso al Movilh Histórico la realización de una serie de ocho programas radiales, emitidos los martes por la noche. Sin embargo, debido a su gran impacto y positivas críticas, sus primeras ediciones se extendieron al doble y así sucesivamente, hasta cumplir muchos años de presencia en el dial AM, incluyendo un paso por Radio Nuevo Mundo. En un principio el programa era una actividad más del colectivo gay, no obstante, por tratarse de un espacio de difusión pública, pronto fue adquiriendo importancia política y estratégica. Fue calificado por la prensa como el “paso más audaz” que daban los homosexuales chilenos en pro de sus reivindicaciones. Entre sus logros sobresalen las cartas públicas que en mi condición de conductor del programa, entregué a figuras de talla internacional como los cantantes Silvio Rodríguez, Juan Gabriel, Elton John y Mercedes Sosa. Así, para muchos y muchas, la iniciativa comunicacional representó la posibilidad de “salir del clóset”, considerando que muchos de los auditores escuchaban Triángulo Abierto en la más absoluta clandestinidad. El programa se transformó en una tribuna de opinión y en un referente político comunicacional del movimiento gay generando diversas polémicas en torno al sexo, la política, la cultura y la sociedad. Entrevistas a líderes de opinión, debates y provocadores saludos de amor de homosexuales y lesbianas, convirtieron al espacio en una galería de crítica social, que nada, ni nadie pudo silenciar. Ni siquiera la amenaza de una falsa bomba instalada en los baños de Radio Tierra, ni los insultos por teléfono de anónimos radio escuchas homofóbicos, ni las duras críticas de algunos integrantes del “ala conservadora” del movimiento homosexual que pedían el término del programa radial calificándolo de “puntudo” e “inoportuno”. La labor fundamental del programa, junto con ser “la voz de los sin voz”, fue visibilizar la campaña pública en contra del artículo 365 que castigaba con cárcel las relaciones sexuales entre hombres, conquistando el apoyo de diversas personalidades públicas nacionales e internacionales como Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa, Adolfo Pérez Esquivel, Hebe de Bonafini, Ángeles Mastreta, Diamela Eltit, Nelly Richard, José Donoso, Hortensia Bussi de Allende, entre muchos otros y otras.
“EL MARICÓN DE CONCHALÍ”
¿Cómo siente hoy la homofobia al maricón de la calle Catalina de los Ríos?
– La homofobia existe aunque cambia siempre de caras. De niño me gritaban “maricón” en la calle; ahora los vecinos me saludan y respetan. Junto al reconocimiento debemos convivir con situaciones de discriminación y permanente estigma como no visibilizar lo suficiente el VIH/SIDA en el ámbito familiar o sufrir ataques violentos como cuando un vendedor de una feria libre me enterró un cuchillo en el culo por mirarlo con expresivo deseo. En Chile se vive y convive con la discriminación e intolerancia pero -poco a poco- vamos avanzado en mayores espacios de reconocimiento de libertades sexuales e identitarias. Me gusta mi barrio, me siento feliz anclado a mis orígenes populares, no sé cómo sería vivir en un barrio gay tipo Bellavista o Lastarria, seguramente extrañaría mis calles, la pobla, el ciber peruano y la feria libre, incluyendo sus locas y peligrosas miradas.
¿Tu cuerpo es militante?
– Mi cuerpo es militante en tanto es un cuerpo político deseante, un cuerpo homosexual, cuerpo disidente, contaminado con epidemias que como señalaba Susan Sontag: “Se articula como una enfermedad que contraen personas no solo como individuos sino también como miembros de grupos de riesgo, esa categoría burocrática y aparentemente neutra que revive esa noción arcaica de la comunidad contaminada que ha sido juzgada por la enfermedad».
{destacado-2} En el movimiento LGBT hay quienes se esfuerzan por delimitar un campo de luchas apenas al tema de la diversidad sexual. ¿Por qué tú atraviesas las luchas GLBT con otras luchas sociales?
– Porque los homosexuales, lesbianas y tras somos trabajadores, trabajadoras (cesantes también), estudiantes, pobladores, pobladoras, somos parte del tejido social y debemos ser cómplices de las demandas del movimiento social–popular en su conjunto. Yo no entiendo las luchas de las diversidades sexuales distanciadas del pueblo, de los trabajadores, de las mujeres, de los jóvenes, de los pueblos originarios. El movimiento de las diversidades sexuales debe salir del aislamiento de su lucha corporativa y sumarse a las luchas sociales de todas las ciudadanías. En ese contexto, resultó llamativo e indignante la actitud del Movilh e Iguales que exigieron el fin del Paro del Registro Civil porque “afectaría las ceremonias de Acuerdo de Unión Civil” sin siquiera haber hecho una alianza con las demandas de los trabajadores y trabajadoras movilizados. La política correcta y bien representada del gobierno de Michelle Bachelet hizo que se les abrieran las puertas exclusivamente a maricones y lesbianas para que pudieran realizar sus bulladas uniones civiles. Tal como dice el escritor y compañero activista, Juan Pablo Sutherland: “La legitimidad de la demanda conquistada no es el punto, la lectura y operación de los dirigentes de las organizaciones para pensar el país resulta sospechosamente mezquina. Quizá el ‘orgullo = visibilidad’ ha quedado atrapado en un secuencia representacional que solo cita un gesto identitario auto celebratorio sin latencia política ni solidaridad nacional”.
Considerando que hiciste un libro dedicado al movimiento gay. ¿Qué te parece el panorama del activismo GLBT hoy en Chile?
– El activismo de la diversidad sexual en Chile es cada día más complejo y diverso, existiendo muchas más experiencias asociativas que las que tienen publicidad oficial como Movilh e Iguales. Desgraciadamente, esos colectivos hegemónicos, buscan imponer una agenda oficialista de derechos sin tensionar otros ámbitos de la cultura, los medios de comunicación y sin asumir debates necesarios al interior del propio movimiento, entre ellos, las luces y sombras del matrimonio homosexual. A la fecha tenemos a Rolando Jiménez de Presidente de Movilh, una especie de Pinochet de los homosexuales. Nadie puede estar en el poder durante 20 años sin resultar sospechoso e insufrible. Por otro lado, haciendo el contrapunto, se creó el Frente de la Diversidad Sexual con diversas organizaciones gais, lésbicas y tras, haciéndole “frente” al Movilh, pero replicando ciertas prácticas políticas discriminatorias, excluyendo a la disidencia sexual de sus actividades. Recientemente convocaron al “Primer Congreso Nacional de la Diversidad Sexual”, invitando solo a sus organizaciones y omitiendo en la convocatoria a reconocidos activistas de la diversidad sexual crítica e histórica. Si entre nosotros y nosotras no somos capaces de reconocer nuestras luchas históricas e imprescindibles locas batallas, poco o nada podemos demandar a la sociedad toda.
¿Qué piensas de las “igualadas” como les llamas tú?
– Fundación Iguales es una Ong de la igualdad de mercado que busca normalizar e higienizar nuestras diferencias políticas, económicas, éticas y estéticas. Tienen derecho a existir y organizarse, nadie lo niega, así como yo tengo el derecho a sospechar de sus políticas homo-normalizantes. Su emergencia hizo posible el avance de ciertas leyes antidiscriminación y reforzó las relaciones con la élite política, demostrando de paso que nuestra sociedad, los medios de comunicación, incluida la propia diversidad sexual, es tremendamente clasista. Yo apuesto por un movimiento de las diversidades sexuales unida a las luchas de los trabajadores y trabajadoras más desprotegidos, porque nuestras diferencias no son exclusivamente sexuales, sino que también económicas, sociales y políticas. Fundación Iguales quiere convencernos de que somos “iguales” pero sabemos que siempre unos serán “más iguales que otros”. Me llama la atención el perfil neogayliberal de su dirigencia pública que trabaja remunerada y recibe distinciones de revistas económicas internacionales. No somos iguales – iguales, somos distintos y debemos defender nuestro derecho a la diferencia. Pedro Lemebel decía: “Yo soy única e irrepetible”.
¿Y qué pasa con el Víctor Hugo Robles periodista?
– El periodista siempre está observando, creando, escribiendo, cruzando información y trabajando por nuestra marica liberación. Muchas veces el Che de los Gays pareciera anular al periodista, pero siempre es un complemento, una permanente complicidad. Sin el periodista el activista no podría dar a conocer sus ideas, su trabajo y desplegar sus estrategias de anti hegemónica visibilidad. He estado desde siempre en las luchas por las transformaciones político-culturales, desde la creación y animación del programa radial Triángulo Abierto pasando por la publicación de Bandera Hueca. Historia del Movimiento Homosexual en Chile, hasta la reciente creación de SiempreViva Ediciones, la primera editorial de la diversidad sexual en Chile. Un pequeño e independiente proyecto que publicó El Diario del Che Gay en Chile y que en coedición con Fundación Savia, difundirá y distribuirá Sida en Chile, historias fragmentadas. La memoria de nuestra lucha anima mis días, tardes y noches de loca pasión.
Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
El Ciudadano
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