La elegancia radica en la belleza y la simpleza. Quien sabe combinar los elementos adecuados sin ser genérico ni predecible, muchas veces necesita muy pocas cosas y aun así se ve más elegante que la mayoría. Y es que la elegancia no se traduce en ropa, es todo un estilo de vida. Saber andar, hablar, conocer, degustar y hacer; todo se combina y da como resultado la elegancia. Es por eso que al hablar tatuajes puede sonar muy extraño el término “elegante”, pero si un modelo así puede llevarlos con estilo y ser considerado alguien con clase, muchos pueden hacerlo con menos.
El punto está en la sencillez y la simpleza. No se necesitan trazos marcados, no se necesita querer llamar la atención. Cuando el tatuaje expresa lo necesario, por más pequeño e íntimo que sea, cautivará a todos. Hay que saber usarlos, darles el espacio que merecen uno de otro y siempre mantener el correcto cuidado y tratamiento que necesitan. Son tatuajes que reflejan la personalidad, pero también el estilo, comunican rápida y fácilmente mucho sobre nosotros y son pocos los que se atreverían a llevarlos.