Un grupo de trabajadores portuarios de Valparaíso ha decidido denunciar públicamente una serie de despidos, prácticas antisindicales y el entorpecimiento de mejoras laborales que se han llevado a cabo desde septiembre a la fecha en el puerto de Valparaíso. En el recinto, el Terminal 1 es administrado por TPS y operado por ULTRAPORT, del grupo Von Appen, mientras el Terminal 2 es administrado por TCVAL y operado por OPVAL, del grupo español OHL.
Pablo Klimpel, uno de los trabajadores de OPVAL despedidos, explica que las organizaciones que -en teoría- están encargadas de representar a los trabajadores en Valparaíso son las confederaciones de sindicatos COTRAPORCHI y COMACH. Sin embargo, asegura que ambas «son pro empresarial, siguen los dictámenes de los Von Appen, que son fuertes en Valparaíso a través de Ultraport y TPS, de alguna forma controlan el Sindicato de Estibadores, que tiene la mayor cantidad de trabajadores en Valparaíso«. A él pertenece Pablo.
SINDICATOS APOYANDO A LAS EMPRESAS
Los conflictos que hay podrían dividirse en dos. Por una parte, explica el trabajador, hay un conflicto con las cargas limpias y los aforos, que es la revisión de los contenedores. Sostiene que luego de que el Zeal, el encargado de estas labores, le pidiera apoyo a TPS durante 6 meses para realizarlas en Valparaíso, hizo que la compañía de los Von Appen viera un buen negocio en ello e intentara «quitarle la pega» al Zeal. Entonces el Sindicato de Estibadores -aliado con TPS, según Klimpel- movilizó gente y les dijo a los trabajadores que si se hacían los aforos en el puerto habría más pega. «Pero no ha sido así en verdad, entonces ahí se generó un conflicto», asegura el portuario.
Sin embargo, el principal problema se generó con la implementación de los Comités Paritarios, sostiene el portuario, instancias que tienen por finalidad velar por la seguridad de las faenas portuarias. «Se legislan los Comités Paritarios de Puerto, se hacen los comités de trabajadores eventuales en los dos terminales, pero Ultraport y el grupo Von Appen no quieren que se cree la tercera figura, que es una instancia fiscalizadora de los comités desde el Estado a través de la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV), que es la estatal», explica, y agrega: «Entonces Von Appen, con mi Sindicato (de Estibadores) y la COTRAPORCHI mandan una carta negándose a la constitución del Comité Paritario de Puerto«.
En la misiva, fechada el 26 de octubre de 2015, se solicita corregir el dictamen que establece que sea EPV la encargada de la integración, constitución y funcionamiento del Comité Paritario de Puerto. Esto, según ellos, porque el dictamen es «totalmente contrario a la Ley» debido a que en el caso del Terminal 1 del Puerto de Valparaíso «la EPV desde hace 15 años que no opera el terminal, no dirige las faenas portuarias y no emplea trabajadores portuarios», por lo que correspondería a TPS y a las empresas de muellaje que operan el Terminal 1 dicha labor.
La carta la firman los representantes de la Coordinadora Marítima Portuaria de Valparaíso, entre los que figura Roberto Rojas, presidente del Sindicato de Estibadores N°1; Sergio Baeza, presidente de COTRAPORCHI; y Daniel Lozaso, presidente del Sindicato TPS N°1, entre varios otros dirigentes.
«EL GRUPO VON APPEN NO QUIERE INJERENCIA DEL ESTADO DENTRO DE SU TERMINAL»
«El problema es que están negando la Ley Corta, porque en su especificación dice que tiene que constituirse una instancia fiscalizadora del Estado para este pueda invertir recursos en los comités paritarios y genere investigación, para ver el tema de las mutuales, del desgaste laboral, informe psicosociales, etcétera», dice Pablo Klimpel, y agrega: «El grupo Von Appen no quiere injerencia del Estado dentro de su terminal. Eso significa que no están reconociendo el rol fiscalizador del Estado, por lo tanto tampoco la jurisdicción chilena y las leyes vigentes».
El trabajador explica que la necesidad de la implementación de los Comités Paritarios es que «no hay estudios, nos han tenido botados todos estos años, por lo tanto hay un montón de enfermedades y accidentes que es difícil hacerse cargo y prevenir, el desgaste laboral de los que trabajamos en turno por medio, a veces más de 90 horas semanales».
LOS DESPIDOS
Pablo Klimpel hacía dos años que trabajaba para la empresa de muellaje OPVAL (Operaciones Portuarias Valparaíso), perteneciente al grupo español OHL. En marzo de este año salió elegido Presidente del Centro Cultural del Sindicato de Estibadores que, como sostiene Klimpel, es pro-empresa. «Yo asumí y tuve al tiro problemas porque le gané al secretario del Sindicato. La cancha me la rayaron ellos. De hecho no pude hacer mi proyecto, que era de capacitación laboral», asegura. Hoy está cesante. Hace 3 meses, el 7 de septiembre, lo desvincularon. Pablo trabajaba en el despacho de contenedores. La empresa argumentó que había muchos trabajadores eventuales, es decir, aquellos que -a diferencia de los contratados- se les pagan por turno. Es decir, se les contrata al inicio del turno y se les finiquita al término de este. Klimpel niega que esa sea la verdadera razón de sus despido y cuenta que la misma semana que lo despidieron entraron otros 30 eventuales a trabajar.
Tres semanas más tarde, el día 25, desvincularon al director del club deportivo del sindicato. Según Pablo, a este trabajador le habrían reconocido que su despido se debía lisa y llanamente a las malas relaciones que tenía con la dirigencia del Sindicato de Estibadores, encabezado por Roberto Rojas. Un mes después es el turno de otro compañero de ambos. «También era del grupo; hablaba mucho en las asambleas», recuerda Pablo. El director del Comité Paritario de OPVAL es igualmente dejado sin trabajo. En total fueron 5 trabajadores eventuales los despedidos. «Todos hemos tenido conflictos con el sindicato, por diferencias de orientación gremial», plantea.
«ROBERTO ROJAS TIENE MUCHO PODER»
Solo después de un mes y medio, cuenta, lograron que el sindicato los representara. «No nos querían defender», asegura Klimpel. «Hay una lista negra que Roberto se la pasa a la empresa y si te mandas un condoro estúpido en la pega te echan. Y a quienes desvinculan es junto a los que son dirigentes o son personas que han tenido algún conflicto», cuenta. «Roberto Rojas tiene mucho poder», asegura, sobre este dirigente que está desde el año ´90 en el Sindicato de Estibadores, primero como secretario y luego como presidente. «Hay un monopolio y si no estás en el Sindicato de Estibadores te cuesta mucho conseguir trabajo, tienes que meterte ahí para tener pega», asegura.
Fue ante este escenario que trabajadores contratados y eventuales formaron el grupo Portuarios Unidos Valparaíso, del que participa Klimpel. «El hostigamiento y discriminación de las que estamos siendo blanco atentan al mandato del legislador establecido en el artículo 2 del Código del Trabajo, que prohíbe los actos de discriminación», sostiene el portuario. Situación que se ve agravada por su calidad de trabajadores eventuales, ya que -según cuenta- al ir a dejar constancia a la Inspección del Trabajo, esta argumenta que no puede hacer nada ya que al momento que termina el turno ya no tienen una relación formal con la empresa. Esto, «a pesar de que nos encontramos en una redondilla regular de trabajo y mantenemos una continuidad de turnos estable durante el año», dice.
NUEVE DESPEDIDOS MÁS
El 29 de octubre despidieron a 9 trabajadores más, esta vez contratados, pertenecientes todos al sindicato de OPVAL, que mantiene constantes conflictos con el Sindicato de Estibadores. De hecho, no firmaron la carta contra los Comités Paritarios, por ejemplo. El argumento, dice Klimpel, «fue que bajó la importación de cobre en un 45%. Y si bien es cierto que eso ocurrió, aumentó la importación de fierro en un 15%, la carga de contenedores aumentó también en un 15%, 20%, por lo tanto no es un argumento válido. Además que la persona que dependía del cobre era solo una y no las 9».
Pablo cuenta que posteriormente a estos despidos, Rojas se reunió con los contratados que fueron despedidos y les planteó que podrían ser reintegrados pero como eventuales, y siempre y cuando no demandaran a la empresa por los despidos y por la media hora de colación no pagadas. Y, salvo en dos casos, así fue y el 11 de noviembre fueron reintegrados. Klimpel hace hincapié en el hecho de que «los que entraron a trabajar ahora como eventuales volvieron a las mismas faenas que hacían antes como contratados, y tú sabes que si te aplican el artículo 161 -es decir, que por necesidades de la empresa te desvinculan- es porque tu puesto ya no existe, sin embargo vuelven a trabajar en lo mismo«.
«Nosotros somos el síntoma de la inutilidad del Código del Trabajo actual y de la condición de precariedad y desprotección en la que nos encontramos los trabajadores eventuales en los puertos del país. Todo esto sumado a la falta de fiscalización directa por parte del Estado en los terminales portuarios en manos de las concesionarias privadas«, sentencia el ahora ex trabajador portuario.
Por Daniel Labbé Yáñez