Soy un cultor del fútbol de toda la vida. En mis tiempos mozos, en el club deportivo Palestino, equipo de la primera división de Chile. Desde entonces, he seguido por televisión todos los campeonatos mundiales de fútbol, comenzando por el de 1962, en mi patria. Pero este campeonato de Sudáfrica tiene un significado especial. Es, sin duda, una fiesta deportiva que muestra al mundo a un pueblo que derrotó la ignominia.
Es, por lo tanto, un momento para recordar el oprobio que significó la política del apartheid y para recordar la lucha del pueblo negro por su dignidad y la lucha de todos los que contribuyeron para terminar con aquella política criminal.
En el terreno del deporte, recordemos hoy a Denis Brutus, poeta sudafricano, que picó piedras junto a Nelson Mandela en la prisión de la isla Robben, y que es considerado el adalid de la expulsión de la Sudáfrica del apartheid de los Juegos Olímpicos.
El apartheid sólo permitía que deportistas blancos representasen a Sudáfrica. El reglamento olímpico advierte que el deporte es un derecho universal, pero en Sudáfrica sólo los blancos podían participar en forma oficial.
A Sudáfrica sólo se le permitió volver a participar después de los Juegos de Barcelona de 1992. Para ello, fue menester que ocurrieran algunos hechos.
Nos cuenta la historia:
Cuatro años antes, en Angola, se dio la batalla de Cuito Cuanavale, en que ese país y Cuba se enfrentaron a las fuerzas armadas del apartheid de Sudáfrica. Después de meses de encarnizados combates, las fuerzas cubanas y angoleñas lograron contener el avance del ejército sudafricano.
Esta batalla significó un giro en la historia de África. Terminó con la dictadura de los blancos en ese continente, hizo que las fuerzas del apartheid sudafricano abandonaran el territorio angoleño, permitió la liberación de Angola, apresuró la independencia de Namibia, luego que el régimen se viera obligado a aceptar elecciones libres en ella y aceleró el término definitivo del apartheid en Sudáfrica.
Así lo expresó el propio Nelson Mandela, en su visita a Cuba el 26 de julio de 1991, con motivo del 38° aniversario del Asalto al Cuartel Moncada: “Hace mucho tiempo que queríamos visitar su país y expresarles nuestros sentimientos acerca de la Revolución cubana, y el papel desempeñado por Cuba en el África austral y en el mundo.
El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo, por los principios y el desinterés que la caracterizan”, dijo el líder sudafricano.
Y agregó: “Hemos venido aquí con gran humildad. Hemos venido aquí con gran emoción. Hemos venido aquí, conscientes de la gran deuda que hay con el pueblo de Cuba. ¿Qué otro país puede mostrar una historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con África?”
Y continúa Mandela: “Yo me encontraba en prisión cuando por primera vez me enteré de la ayuda masiva que las fuerzas internacionalistas cubanas le estaban dando al pueblo de Angola -en una escala tal que nos era difícil creerlo- cuando los angolanos se vieron atacados en forma combinada por las tropas sudafricanas, el Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA) -de corte derechista- financiado por la CIA, los mercenarios y las fuerzas de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita) y de Zaire en 1975.
“Nosotros, en África estamos acostumbrados a ser víctimas de otros países que quieren desgajar nuestro territorio o subvertir nuestra soberanía. En la historia de África no existe otro caso de un pueblo que se haya alzado en defensa de uno de nosotros.
Sabemos, también, que esta fue una acción popular en Cuba. Sabemos que aquellos que lucharon y murieron en Angola fueron solo una pequeña parte de los que se ofrecieron como voluntarios. Para el pueblo cubano, el internacionalismo no es simplemente una palabra, sino algo que hemos visto puesto en práctica en beneficio de grandes sectores de la humanidad.
Sabemos que las fuerzas cubanas estaban dispuestas a retirarse poco después de repeler la invasión de 1975, pero las continuas agresiones de Pretoria hicieron que esto fuera imposible.
La presencia de ustedes y el refuerzo enviado para la batalla de Cuito Cuanavale tienen una importancia verdaderamente histórica.
“¡La aplastante derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale constituyó una victoria para toda África! ¡Esa contundente derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale dio la posibilidad a Angola de disfrutar de la paz y consolidar su propia soberanía! ¡La derrota del ejército racista le permitió al pueblo combatiente de Namibia alcanzar finalmente su independencia! ¡La decisiva derrota de las fuerzas agresoras del apartheid destruyó el mito de la invencibilidad del opresor blanco! ¡La derrota del ejército del apartheid sirvió de inspiración al pueblo combatiente de Sudáfrica! ¡Cuito Cuanavale marca un viraje en la lucha por librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid!”.
Por todo esto, este campeonato mundial de fútbol tiene un significado especial. Cuando la gran mayoría del planeta siga por televisión esta justa deportiva, seremos muchos quienes dedicaremos un recuerdo de gratitud al coraje y la generosidad de los combatientes cubanos, cuyas hazañas en los campos de batalla en África -que significaron más de dos mil cubanos que entregaron su vida- hacen también posible que poco más de veinte años después, Sudáfrica sin apartheid, sea el digno anfitrión de este campeonato mundial de fútbol.
Por Álvaro Escobar Antoine
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